Son dos simples palabras que se repiten como un mantra para aquellos que buscan un método eficaz y saludable para mantener un peso ideal y un buen estado general. El ayuno intermitente se ha vuelto muy popular en los últimos tiempos y son muchas las famosas que predican sus beneficios, desde Elsa Pataky hasta Jennifer Aniston. Nuevos datos científicos revelan otra importante ventaja que puede tener para quienes lo practican y que traspasa la barrera de la mera pérdida de peso. ¿Es una dieta de adelgazamiento? Los expertos no la catalogan así.
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Como su propio nombre indica, el ayuno intermitente consiste en restringir la ingesta de alimentos durante un periodo determinado de tiempo. Hay diferentes modalidades, aunque la más seguida es la fórmula 16/8 que equivale a 16 horas de ayuno y las restantes de ingesta. Para quienes este periodo les resulte especialmente duro de seguir, se puede rebajar el tiempo sin comer a doce horas. También hay otras opciones como ayunar días alternos. En cualquier caso, siempre debe hacerse bajo la supervisión de un profesional de la salud, que será quien establezca las pautas siempre y cuando no haya factores que lo desaconsejen.
Sabido esto, toca ahondar en el ayuno intermitente y analizar otras ventajas que puede tener su práctica. Un nuevo estudio del Centro de Investigación Biomédica Pennington y la Universidad de Alabama en Birmingham (Estados Unidos) apunta hacia la posibilidad de que retrase, además, el proceso de envejecimiento.
La nueva investigación, realizada en animales, sugiere que el ayuno intermitente ralentiza este proceso y ayuda a vivir más tiempo. Los investigadores tratan de ver si sucede igual en las personas y están buscando adultos sanos de entre 25 y 49 años para participar en el ensayo llamado 'DiAL-Health'.
"Sabemos desde hace casi cien años que comer menos prolonga la salud y la vida útil de un animal", afirma profesor y director del Laboratorio de conducta ingestiva, control del peso y promoción de la salud de Pennington Biomedical, el doctor Corby Martin. "Aunque comer menos también retarda el envejecimiento en los humanos, puede resultar difícil seguirlo. Sin embargo, recientemente estudios han demostrado que el ayuno intermitente afecta el envejecimiento de manera similar en los animales", añade.
Por su parte, la profesora y directora del Laboratorio de Endocrinología Reproductiva y Salud de la Mujer de Pennington Biomedical, la doctora Leanne Redman, asegura que este estudio es particularmente innovador, ya que "utilizará aplicaciones para teléfonos inteligentes recientemente desarrolladas para ayudar a las personas a seguir el programa con un apoyo mínimo de los asesores de salud".
Estaríamos ante un nuevo elixir de juventud que vendría a sumarse a lista de beneficios para la salud que tiene este tipo de pauta. Los expertos han comprobado que reduce el estrés oxidativo y la inflamación, mejora de la sensibilidad a la insulina, ayuda a reducir el colesterol malo y favorece la función cognitiva, entre otras cosas. Diversos estudios también han analizado el efecto de este tipo de ayuno en enfermedades como el Alzheimer.
Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de California, EEUU, comprobaron en un ensayo que los ratones que se sometieron a una alimentación con restricción presentaron una reducción de proteínas asociadas a la afección en el cerebro. También mejoraron su ciclo circadiano, que es un proceso biológico que se va alterando cuando se padece la citada afección neurodegenerativa.
Estudios científicos aparte, resaltar que el ayuno intermitente ha de tener una buena base alimenticia, no se trata de comer cualquier cosa durante las horas en las que se permite intentando equilibrar la cantidad de calorías totales consumidas al día. No parece lógico recurrir a alimentos ultraprocesados o ricos en grasas y azúcares con el pretexto de la restricción posterior. Los responsables de MiAyuno lo explican: "Aunque se tiende a comer menos, esto no implica comer mal o comer desproporcionadamente, o inclusive comer lo que se quiera sin importar la calidad ni la composición de los alimentos". No hay que olvidar tampoco el ejercicio físico.