Originario de China, el té verde ha sido valorado por la cultura oriental desde hace más de 4000 años debido a sus propiedades medicinales. Se extrae de la planta Camellia Sinensis, comúnmente denominada como planta del té, y se cultiva en casi todo el mundo.
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Una vez recolectadas, las hojas son transportadas a la fábrica en bandejas de bambú diseñadas para absorber el exceso de agua, facilitando su manipulación. En este punto, se inicia el proceso de “fijación” en el que se aplica calor para evitar la oxidación y mantener su característico color verde.
Esta técnica permite conservar los taninos responsables de proporcionar a esta bebida múltiples beneficios para la salud. Los últimos pasos incluyen el enrollado, a mano o en máquina, seguido del proceso de secado.
Mejora la salud cardiovascular
El té verde es rico en una sustancia denominada ‘catequina’, que desempeña un papel crucial a la hora de restringir la absorción de colesterol en el intestino. Esto se traduce en una reducción del colesterol LDL, conocido como “colesterol malo”, y favorece el proceso de digestión. Además, posee propiedades similares a las del café y contribuye a mitigar los mareos en personas con hipotensión.
Promueve la pérdida de peso
Su consumo promueve una acción diurética que facilita la eliminación de sales y líquidos del organismo. También presenta un efecto termogénico que incrementa el gasto calórico y promueve la oxidación de grasas, y que cuando se combina con una caminata de 30 minutos previa, potencia la aceleración del metabolismo.
Fortalece el sistema inmunológico
Gracias a su alto contenido de flavonoides, polifenoles y vitamina C, así como en vitaminas del grupo B y provitamina A, desempeña un papel fundamental en la prevención de afecciones como la gripe y resfriados comunes.
Sus propiedades antioxidantes contribuyen a contrarrestar los radicales libres -toxinas presentes en el ambiente y factores como el sol y el tabaco- reduciendo el riesgo de cáncer. Además, favorece a la oxigenación celular y de los capilares, lo que se traduce en una piel más hidratada y la mitigación de los signos de envejecimiento.
Mejora la salud cerebral y protege la salud dental
Estudios sugieren que el té verde favorece la función cerebral, optimizando aspectos como el humor, el tiempo de reacción, la atención y la memoria. Ayuda a prevenir enfermedades neurodegenerativas como la epilepsia, la demencia o el alzhéimer. Además, se le atribuyen propiedades ansiolíticas que inducen a la relajación.
Desde el punto de vista odontológico, contribuye a la prevención de caries gracias a su contenido de fluoruro, que ofrece también beneficios antiinflamatorios y elimina el mal aliento.
Tipos de té verde con mayores beneficios
Existen infinidad de métodos de preparación del té verde, pero son las técnicas originarias del Este Asiático las que han demostrado mayores efectos positivos en la salud.
Los japoneses han conseguido mayor concentración de antioxidantes, resultando el aclamado té matcha con gusto marino y vegetal. Se dice que este té es uno de los “secretos de la longevidad japonesa”.
Por su parte, China se decanta por una mayor concentración de teína y notas a nuez y legumbres. Estimula el sistema nervioso central y mejora el rendimiento físico.
Cómo aumentar sus propiedades
Si bien la preparación de té permite una amplia libertad según las preferencias individuales, existen combinaciones recomendadas para ciertas afecciones.
La miel con limón es eficaz contra resfriados y dolores de garganta; el jengibre potencia las defensas y posee propiedades antiinflamatorias; la hierbabuena es aliada para las digestiones pesadas y combate el mal aliento; mientras que la leche vegetal destaca por ser la combinación más saciante.