Muchas veces nos preguntamos si nuestro gato se sentirá triste cuando se queda solo en casa o si los ojos llorosos de nuestro perro significan que quiere llorar.
Lo cierto es que, aunque algunas personas no lo crean, los animales expresan sus emociones de forma similar a los seres humanos e incluso, en ocasiones, con más capacidad.
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La felicidad es muy fácil de identificar en nuestras mascotas, corren, saltan, mueven la cola… Sin embargo, cuando sienten miedo, tristeza o ansiedad, presentan síntomas que desconocemos en ellos. Sabiendo que no hay nada en nosotros, que no podamos encontrar en ellos, es más sencillo entender cómo pueden sentirse.
Una incógnita que existe desde siempre, y por la cual centenares de investigadores han estudiado al respecto, para saber cómo se sienten y cómo expresan todas estas emociones. Y aunque parece que con la Ley de Bienestar estamos poco a poco acercándonos a los animales, todavía queda mucho por hacer.
Así lo explica Patricia Franco, la gerente de la clínica veterinaria Los Peñascales, quien comparte sus días con todos los animales que pasan por consulta, y conoce de primera mano cómo son todas estas emociones que experimentan y por qué pueden surgir.
El motivo de su tristeza
Aunque pensemos que muchos animales están verdaderamente alejados de las personas y sus comportamientos pueden parecer contrarios a nosotros, un animal se entristece por los mismos motivos por los que podría sentirse triste una persona.
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Cambios en el hogar, el fallecimiento de un ser querido, novedades en el día a día o incluso, cambios en nosotros mismos como dueños, pueden ser la causa de que nuestra mascota se sienta triste o se comporte de manera diferente.
Este complejo de esponja, también se da entre ellos. Si son una manada, y uno de ellos muere o desaparece, la tristeza puede llegar al límite que ellos mismos se dejen morir. Este dolor también se puede mostrar como una transformación en su personalidad, volviéndose mucho más ariscos o distantes.
El principal motivo por el que sucede esto es debido a que su capacidad empática es superior a la de los seres humanos. Viven mirándonos a nosotros y son el reflejo de nuestros comportamientos, cuando faltamos o falta alguno de "sus compañeros", puede acarrear grandes consecuencias.
De llorar a dejar de comer
Los animales tienen diversas maneras de mostrar estas emociones, pero hay algunas que son características en muchos de ellos, sobre todo, en aquellos que consideramos domésticos y con los que vivimos diariamente.
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Los aullidos, los cuales las películas y los libros nos han enseñado que solo hacen los lobos, son una de las primeras maneras que tienen los perros para expresar diferentes emociones, como la tristeza, la ansiedad o la soledad.
A diferencia de los perros, los gatos son animales tradicionalmente ariscos y despegados a sus dueños. Estos comportamientos pueden verse incrementados cuando están tristes, ya que muestran esta emoción sujeta al rencor o al enfado.
Puesto que ellos no saben diferenciar sus emociones, cuando sienten dolor, su forma de manifestarlo es a través de la tristeza: Desde lloros o la cabeza baja hasta acciones como dejar de comer, esconderse en un rincón o llorar.
El cúmulo de lágrimas en sus ojos y la mirada cristalina corrobora la gran incógnita: los animales pueden llorar. Un acto que puede darse cuando sienten tristeza extrema, pero también cuando se sienten excesivamente felices.
La compañía como cura
Cuando sentimos que nuestra mascota padece alguno de estos síntomas, lo primero que se debe hacer es descartar un factor interno; una enfermedad, indisposición por comer comida en mal estado o una gripe. Una vez descartemos eso, se puede empezar a pensar en la posibilidad de una depresión o mucha tristeza acumulada.
Si has pasado por algún motivo que haya podido desencadenar esta emoción en tu mascota, la muerte de un ser cercano, una mudanza, desapego por tu parte —muchas veces, por falta de tiempo— te hará mucho más fácil el conocimiento acerca de qué le ocurre.
Así como pasa con los seres humanos, los animales necesitan compañía. Busca ese vínculo con tu mascota, dependiendo de su personalidad, y acompáñale siempre que puedas, sacándole a pasear, acariciándole… busca esos aspectos básicos que le hagan entender que está acompañado.