Ya sea por que colocamos los alimentos en el frigorífico como hemos visto que lo hacen nuestros padres o nuestros abuelos, lo cierto es que no atendemos a razones objetivas y científicas, a la hora de meter los productos en la nevera. Los colocamos mal.

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Es cierto que la tecnología de los aparatos de refrigeración ha ido mejorando a lo largo de los años y hoy, con las últimas innovaciones, los alimentos se conservan mejor.

Pero al margen de tecnologías y avances en el mundo del frigorífico, la realidad es que hay una manera correcta de colocar los alimentos, atendiendo a sus características. No es algo complicado y el objetivo es que se mantengan y duren más en el tiempo.

Para empezar, la temperatura ideal del frigorífico para conservar los alimentos de forma óptima sería entre 4º C y 6º C. Y en el caso del congelador, la temperatura debería ser en torno a los 18ºC.

Para lograr estas temperaturas constantes, conviene no sobrecargar en exceso la nevera, ya que el frío debe circular libremente entre los alimentos.

Por alturas

Lo aconsejable es colocar pescados y carnes crudos en las zonas más frías de la nevera, que suelen ser las más bajas.

En los estantes superiores, los expertos aconsejan colocar alimentos como los quesos y los ahumados, y en la parte media de la nevera, los productos lácteos y los alimentos cocinados o semielaborados.

En los cajones del frigorífico deben ir las frutas, las verduras y los productos de las ensaladas. Es bueno protegerlos de las temperaturas muy bajas para que no se congelen y se quemen.

En la puerta de la nevera, en el compartimento superior que suele estar cerrado por una cubierta de plástico, debe estar la mantequilla y sus variables: margarina, mermeladas, etc.

En la parte media de la puerta, las conservas de larga duración, los aderezos y las salsas, y en la parte baja las botellas de agua y otras bebidas.

La leche no debería ir en principio en la puerta, porque esta zona sufre cambios de temperatura al abrir y cerrar el frigorífico. Así como tampoco deberían estar los huevos por el mismo motivo.

Lo ideal es colocarlos en la parte media de la nevera, al fondo, para evitar los cambios de temperatura.

FIFO

Existe una buena norma para clasificar los alimentos tanto dentro del frigorífico como del congelador atendiendo al momento de compra. La clave está en FIFO (First in, first out por sus siglas en inglés).

Algo así, como que lo primero que debe entrar en la nevera debe ser los primero que debe salir, es decir, que ordenemos los alimentos de tal manera que consumamos en primer lugar los que entraron primero en nuestra casa (y cuya fecha de caducidad, por tanto, sea más próxima).