La llegada de las fiestas de fin de año suele firmar la búsqueda intrensiva de regalos. Por tradición, Navidad y Reyes se presentan como buenas oportunidades para mimar a nuestros seres queridos.
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El arte de regalar, lejos de ser anódino, tiene muchos significados a nivel social y psicológico. "Un regalo puede reflejar nuestros intereses, valores y la relación con el receptor del mismo. Los regalos son una forma de comunicación simbólica, y pueden revelar aspectos de la identidad del donante y de la percepción que tiene del receptor", explica Unai Aso, psicólogo de Buencoco.
Los beneficios del regalo
"La satisfacción puede variar entre dar y recibir regalos. Hay estudios que han encontrado que dar regalos puede aumentar la felicidad y mejorar el estado de ánimo del donante, posiblemente más que recibirlos. Hacer un regalo puede fortalecer las relaciones sociales y expresar emociones. Los regalos pueden servir como herramientas para mantener relaciones y expresar aprecio, obligación o amor, entre otros sentimientos", añade el experto.
Y no importa tanto su valor material: "El valor de un regalo muchas veces trasciende su costo material, y radica más en su significado emocional y simbólico. Hay autores que argumentan que los regalos son extensiones de la persona que los da, simbolizando la relación y los sentimientos hacia quien los recibe.
Además, "los regalos inmateriales, como las experiencias, pueden tener un impacto emocional más profundo y duradero. Por ejemplo, en el estudio de Van Boven y Gilovich (2003) se encontró que las experiencias generan mayor satisfacción y felicidad a largo plazo que los bienes materiales".
Un regalo puede plasmar, sin lugar a dudas, facetas de nuestra personalidad: "Los regalos que elegimos dar y pedir pueden reflejar aspectos de nuestra identidad, lo que deseamos, nuestros valores, etc. Hay autores que sugieren que los regalos son expresiones de la autoimagen (cómo nos percibimos a nosotros mismos) y las expectativas sociales".
¿El regalo perfecto?
¿Existe el regalo perfecto? "No creo que exista el regalo 'perfecto', pero para elegir un buen regalo es importante conocer los intereses y gustos del receptor, considerar la ocasión, y elegir algo que tenga un significado especial para la persona. La personalización y la creatividad también son aspectos que se suelen valorar positivamente", aclara el psicólogo.
¿Y cómo enfrentarse a un 'fracaso'? "Frente a regalos no deseados, las personas suelen actuar con cortesía y agradecimiento, evitando herir los sentimientos del donante y porque actuamos en función de normas sociales y culturales. Normalmente estos regalos se conservan, se regalan o se devuelven discretamente", afirma.
¿Y los niños?
Uno de los temas más sensibles es la frecuencia y cantidad de regalos destinados a los niños: "Dar regalos a los niños puede ser beneficioso para su desarrollo emocional y social, pero todo depende de la frecuencia y el tipo de regalo que sea. Lo ideal es no enfocarse excesivamente en regalos materiales y tratar de utilizar el regalo como una forma de expresión emocional y para fortalecer el vínculo de la relación (padres e hijos, entre hermanos, etc.)".
Por lo tanto, "enseñar el valor de un regalo implica destacar su significado emocional y la intención detrás de él, más que su valor material. Es importante fomentar la gratitud y el reconocimiento del esfuerzo y el afecto de quien da el regalo".
Además, recomienda "limitar la cantidad de regalos puede ayudar a los niños a apreciar más lo que reciben. Hay estudios que sugieren que la sobreabundancia puede disminuir la apreciación, mientras que la escasez puede aumentar el valor percibido".
En todo caso, "la percepción de la obligatoriedad en dar regalos puede variar social y culturalmente. Aunque los regalos pueden ser vistos como obligatorios en ciertas ocasiones, también reflejan la importancia de mantener relaciones sociales y expresar emociones".