El ciberbullying o ciberacoso es cada vez más frecuente debido a la irrupción de las redes sociales en nuestro día a día, lo que lo convierte en una preocupante realidad presente en la vida de menores y adolescentes.
[Auge del ciberbullying: España se enfrenta a una crisis de acoso digital]
Pero, ¿qué es exactamente el ciberbullying? Es el bullying o acoso que se realiza por medio de tecnologías digitales. Podemos encontrarlo en aplicaciones de mensajería instantánea, plataformas de redes sociales, foros online y comunidades virtuales de videojuegos.
El fenómeno del ciberbullying es considerado por muchos autores como un problema de salud pública.
¿En qué se diferencia del bullying?
Debido a la utilización de esta tecnología, el acosador puede tener acceso a la víctima sin necesidad de estar físicamente cerca y sin ningún tipo de restricción de horarios, por lo que la exposición al acoso es de 24 horas al día, los 7 días de la semana.
Además, el contexto online permite que el acosador pueda actuar de manera “invisible” y ser anónimo a través de la red. Todo esto conlleva que la víctima no tenga un lugar donde refugiarse y pueda ser acosado en su lugar más íntimo, como puede ser su hogar.
¿Qué consecuencias puede tener el ciberbullying en la víctima?
Las consecuencias del ciberbullying son generalmente graves, pudiendo afectar el bienestar emocional, mental y físico de las víctimas. Por ejemplo, puede dañar la autoestima de los menores, perjudicando así su capacidad para desarrollarse.
Existen algunas señales de alarma que pueden ayudar a identificar que la persona está sufriendo ciberbullying. Entre otras, muestras de ansiedad o nerviosismo al utilizar sus dispositivos, manifestar emociones negativas tras pasar tiempo en las redes sociales, no querer hablar de qué hacen en las redes, alejarse de su entorno, querer dejar de ir al colegio, o cambios en los hábitos alimentarios y/o de sueño.
¿Cómo se puede prevenir?
Existen herramientas de control parental, disponibles en la mayoría de aplicaciones de dispositivos móviles y en algunas redes sociales, que permiten limitar el acceso a ciertos contenidos, por lo que pueden ayudar a los padres o tutores a prevenir la exposición del menor.
No obstante, las herramientas más importantes son los programas de concienciación y la formación de los menores. Algunas entidades, como la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD), el Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) o UNICEF, tienen a disposición guías y material de ayuda para la prevención del ciberbullying.
Es responsabilidad de los adultos que participan en la educación del menor valorar si está preparado para hacer uso de estos medios tecnológicos y formar al menor con la finalidad de proteger su privacidad y su intimidad.
Igualmente, es vital concienciarles de la importancia de no eliminar la información de sus dispositivos, ya que podrán ser evidencias para identificar el ciberbullying y poder detenerlo.
El menor debe ser consciente de la existencia de sus derechos y la importancia de respetar los derechos de los demás. También debe ser conocedor que sus actos, aunque se realicen a través de la red, tienen consecuencias.
¿Qué consecuencias legales puede tener para quien lo realiza? ¿Puede llegar a constituir un delito?
La respuesta es sí. Los padres o tutores deben ser conscientes que el ciberbullying puede llegar a constituir la comisión de una actividad delictiva tipificada en el Código Penal, entre otras, delito de amenaza, delitos de acoso, delito de calumnias, delitos de descubrimiento y revelación de secretos, delitos de injurias, etc.
Además de esta responsabilidad penal, que dependiendo de la edad podrá ser imputable al menor, ¿puede tener consecuencia para los padres o tutores?
Sí, ya que podrá derivar en responsabilidad civil de los padres o tutores que deberán indemnizar a las víctimas del ciberbullying cometido el menor a su cargo, con cuantías desde los 3.000 euros.