Contar con una 'mente sana dentro de un cuerpo sano' depende de múltiples factores. Uno de los primordiales es la alimentación. Su correcta elección no solo influye en el peso, también lo hace en el posible desarrollo de enfermedades.
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Algunos alimentos, como las verduras, cuentan con efecto positivos bien conocidos. Otros, sin embargo, no resultan tan sanos, pese a transmitir lo contrario en ocasiones. Un estudio publicado por la Escuela de Salud Pública de Harvard, basado en la dieta y el peso de 123.332 adultos sanos entre 1986 y 2018, evidenció que era imprescindible restringir el consumo de carbohidratos refinados como el pan, los refrescos, la pizza y los cereales procesados. También es fundamental evitar el azúcar, la sacarosa, el jarabe de glucosa con alto contenido de fructosa y el jarabe de agave, entre otros.
Una realidad corroborada por los expertos de Nutritienda que apuntan seis tipos de alimentos que deberíamos evitar, sobre todo para desayunar:
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Alimentos fritos: en el desayuno hay que evitar los alimentos fritos ricos en grasas saturadas que se asocian con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, ya que pueden aumentar los niveles de colesterol LDL (el llamado 'colesterol malo') en el cuerpo. Además, las calorías vacías presentes en estos alimentos no aportan nutrientes esenciales, lo que puede generar una sensación de pesadez a lo largo de la mañana.Como alternativas saludables se recomiendan los huevos revueltos o cocidos, u otras opciones como tofu a la plancha, aguacate en tostadas o batidos de frutas y/o verduras.
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Azúcares refinados: los alimentos cargados de un alto componente de azúcares refinados, como los cereales azucarados o las galletas industriales deben evitarse en el desayuno, ya que el aumento rápido de energía que producen viene acompañado de una caída brusca posterior.Estos picos de glucosa en sangre seguidos de una rápida disminución pueden provocar que apetezca un mayor consumo de azúcar a lo largo del día. Además, el consumo excesivo de azúcares refinados se ha relacionado con un mayor riesgo de obesidad, diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.Como alternativas más saludables se aconseja elegir cereales integrales sin azúcar añadido, como avena o muesli, y endulzarlos con frutas frescas o un poco de miel. También se puede optar por yogur natural sin azúcar y añadirle frutas o nueces para potenciar el sabor.
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Bebidas azucaradas: las bebidas azucaradas, como los refrescos y los zumos industriales, son muy comunes en el desayuno, pero su consumo debe ser limitado, ya que contienen altas cantidades de azúcares añadidos y carecen de nutrientes esenciales.Como alternativa, es preferible optar por agua, infusiones sin azúcar o zumos naturales recién exprimidos. También se puede disfrutar de un batido casero de frutas y verduras, con un alto contenido en vitaminas, minerales y fibra.
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Embutidos procesados: los embutidos procesados, como el bacon, el jamón o las salchichas, son ricos en grasas saturadas y sodio. Consumirlos en exceso en el desayuno puede aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas, hipertensión y otros problemas de salud.Como alternativa, se recomienda consumir fuentes de proteínas más saludables, como huevos, yogur, pescado o nueces. Los huevos son otra excelente opción, ya que son una fuente de proteínas de alta calidad y contienen nutrientes como la vitamina D.
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Productos de pastelería industrial: los productos de pastelería industrial, como los croissants, las magdalenas y los bollos, suelen ser altos en grasas saturadas, azúcares refinados y calorías sin un valor nutricional interesante, lo que provoca una sensación de saciedad que no es duradera y puede llevar a un aumento de peso.En este caso, es mucho más saludable elegir unas tostadas de pan integral con aguacate o mantequilla con nueces, tortitas de avena caseras o batidos de proteínas hechos con ingredientes saludables como leche vegetal o frutas.
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Café en exceso: el café es una bebida muy popular para comenzar el día, pero su consumo en exceso puede tener efectos negativos para la salud. En dosis elevadas o en personas sensibles a la cafeína, puede aumentar los niveles de estrés, además de provocar problemas de sueño, nerviosismo y malestar gastrointestinal.Se pueden tomar 3 o 4 cafés al día, siempre que se tolere bien la cafeína y en el caso de que no, se pueden considerar alternativas como las infusiones.