¿Alguna vez te has preguntado cómo sería comparar los estudios anteriores con los tuyos? Seguro que sí, ¡y no es para menos! La diferencia entre la Educación General Básica (EGB) y la educación actual es como comparar las cintas VHS con Netflix. ¿Y quién mejor para hablar de esto que las distintas generaciones familiares?
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Imagínate esta escena: estás sentado en el sofá con tu padre, tomando un café y charlando sobre la vida. De repente, surge el tema de la educación y tu abuelo empieza a contarte cómo eran sus tiempos de escuela. Te habla de cómo las pizarras eran de tiza y cómo las clases estaban llenas de disciplina. Igual que tú, con el proyector y la pizarra digital.
¿Crees qué el sistema era el mismo?
Pues sí y no. La Generación X (entre 1965 - 1981) también estudiaba Matemáticas, Lengua, Ciencias, pero las asignaturas tenían nombres diferentes y el enfoque era otro. Por ejemplo, lo que ahora llamamos Educación Física antes era Gimnasia, y la asignatura de Tecnología ni siquiera existía. En lugar de eso, tenían Trabajo Manual, donde aprendían a hacer cosas prácticas como coser o reparar objetos.
En términos de similitudes, ambos sistemas siguen siendo estructurados en niveles de educación obligatoria, desde la educación primaria hasta la educación secundaria obligatoria. Además, la educación en ambos sistemas es obligatoria y gratuita para los niños en edad escolar, y ambos establecen un plan básico que incluye áreas de conocimiento como matemáticas, lengua, ciencias naturales, sociales, educación física, entre otras.
Sin embargo, existen diferencias significativas entre el sistema actual y el EGB. Por ejemplo, el enfoque pedagógico ha cambiado con el tiempo, pasando de un enfoque más tradicional y centrado en la transmisión de conocimientos durante el EGB, a enfoques más participativos, inclusivos y centrados en el estudiante en el sistema actual.
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Además, el sistema actual permite más flexibilidad, con asignaturas optativas e itinerarios formativos en educación secundaria, mientras que el EGB tenía una estructura más homogénea. Incluso, el uso de tecnología y recursos educativos ha aumentado considerablemente en el sistema actual en comparación con el EGB, reflejando los avances en este ámbito a lo largo del tiempo.
¿Qué pensarían si vieran cómo estudias tú?
Ahora, cambiemos de perspectiva. Seguramente les explotaría la cabeza al ver que llevas todo un ordenador en la mochila y que haces tus tareas con solo un par de clics. Pero no todo es color de rosa en el jardín de la educación actual. Tus padres y tus tíos te contarán cómo tenían que aprenderse de memoria largos poemas y textos literarios, mientras que tú puedes simplemente hacer una búsqueda en Google y encontrar el resumen en dos minutos.
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Sin embargo, no podemos negar que la educación ha evolucionado para bien en muchos aspectos. Tus predecesores académicos no tuvieron la oportunidad de aprender idiomas extranjeros desde pequeños como tú lo haces ahora. El inglés, el francés o el alemán eran asignaturas que no figuraban en su lista, y si querían aprenderlos tenían que buscar clases particulares.
Pero ¿y la presión?
Esa es una parte que quizás compartís. Aunque las exigencias y los métodos sean diferentes, el estrés por los exámenes y las notas altas siempre ha estado presente. Aunque, a decir verdad, parece que ahora hay más competencia y la presión es aún mayor.
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Al final del día, la educación es un reflejo de la sociedad en la que vivimos. Si bien los métodos y las materias pueden cambiar, el objetivo sigue siendo el mismo: prepararnos para enfrentar el mundo real. Tanto ellos como tú podéis tener diferentes experiencias educativas, pero lo importante es que ambos habéis tenido la oportunidad de aprender y crecer, cada uno a su manera.
Así que la próxima vez que estés con tu familia en un día de comida en el campo, tómate un momento para hablar de sus tiempos en la escuela. Escucha sus historias con atención y comparte las tuyas. Seguro que descubrirás que, a pesar de las diferencias, la educación es una parte importante que nos une a través de las generaciones. Y quién sabe, ¡quizás hasta te lleves una lección de vida extra!