En un contexto marcado por la creciente conciencia sobre la importancia de la salud y el bienestar, un reciente estudio revela que el 96,6% de la población española asocia directamente la salud con una alimentación adecuada.

Este dato, obtenido de la última encuesta realizada por IMOP-BERBĒS, nos muestra la idea generalizada, en la sociedad española, sobre la relación entre lo que comemos y cómo nos sentimos.

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Comida encima de balanza y pesas. freepik freepik

La coincidencia en esta percepción refleja un cambio hacia una mayor conciencia sobre la importancia de elegir una dieta saludable, evidenciando que los españoles están adoptando prácticas alimenticias más conscientes, como priorizar frutas, verduras y alimentos orgánicos, mientras reducen el consumo de procesados y azúcares. Este enfoque hacia una alimentación más saludable destaca un compromiso creciente con el bienestar personal y colectivo.

Prioridades en la mesa

La conciencia sobre la importancia de la alimentación en nuestra salud es cada vez mayor, aunque sorprendentemente, el 70% de los encuestados no ve la necesidad de cambiar su dieta actual.

No obstante, un estudio destaca que casi un tercio de la población contempla ajustes en su régimen alimenticio, priorizando el consumo de frutas, verduras, carne y legumbres, y mostrando interés en disminuir los alimentos procesados. 

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Cuando se analizan los motivos detrás de estos cambios en la dieta, la búsqueda de un mejor estado físico es el factor más popular, seguido por el deseo de adelgazar y la aspiración a tener una mejor salud.

Sin embargo, cabe destacar que la motivación económica solo influye en un pequeño porcentaje de casos, lo que indica que, para la mayoría de los españoles, la salud y el bienestar personal son las principales razones para modificar sus hábitos alimenticios.

Entre la escasez y la inflación

Por otro lado, el estudio revela que aproximadamente tres de cada diez encuestados han tenido que realizar ajustes en su cesta de la compra debido a la inflación. Esto se traduce en la limitación del consumo de alimentos como pescados, carnes y aceite, así como una reducción en la compra de frutas y verduras.

Estos cambios son más evidentes en ciertas regiones, como Galicia y Madrid, donde se ha observado una disminución significativa en el consumo de productos específicos debido al aumento de los precios.

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Los resultados de esta encuesta destacan la importancia que los españoles muestran por una alimentación saludable en relación con su bienestar general.

Aunque la mayoría reconoce esta conexión, queda claro que aún hay margen para mejorar los hábitos alimenticios de la población. Además, es crucial afrontar los desafíos económicos que pueden obstaculizar el acceso a alimentos nutritivos y frescos para garantizar que todos tengan la oportunidad de llevar una vida saludable y equilibrada.