La vitrocerámica se ha convertido en las últimas décadas en un elemento básico en las casas españolas. Su llegada en los años 50 supuso toda una revolución en las cocinas, ya que permitió decir adiós a los populares fogones de gas, que eran mucho más difíciles de limpiar. Sin embargo, todavía hay ciudadanos que conservan los tradicionales fogones de gas en sus hogares.
Las cocinas de gas cuentan con algunas ventajas como, por ejemplo, que calientan más rápido, son más económicas y, además, son compatibles con diferentes tipos de ollas y sartenes. Sin embargo, las vitrocerámicas han supuesto toda una revolución en las cocinas. Y es que son mucho más fáciles de limpiar, su instalación es más sencilla y, en la actualidad, al haber tanta variedad, cuentan con precios muy económicos.
A pesar de ello, son muchos los españoles que todavía confían en las cocinas de gas. Sin embargo, todo aquel que, a día de hoy, siga usando los tradicionales fogones, sabe que son mucho más difíciles de limpiar que la vitrocerámica. Como consecuencia del uso, los fogones y las rejillas que se colocan por encima van acumulando una gran cantidad de grasa que, en ocasiones, es difícil de eliminar.
Aunque las cocinas de gas son difíciles de limpiar, lo cierto es que existen algunos trucos caseros, de los que ponen en práctica las abuelas, que consiguen eliminar toda la suciedad y grasa acumulada en las rejillas de los fogones. Para conseguir una limpieza eficaz y tener la cocina de gas lo más limpia posible, solo basta con aplicar una elaboración hecha a base de varios ingredientes.
A la hora de limpiar las cocinas de gas —y sobre todo las rejillas— hay que tener en cuenta algunos aspectos importantes. El primer paso es tener espacio suficiente como para poder manipular correctamente los fogones y poder proceder así a su limpieza total.
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Una vez contamos con el espacio suficiente como para empezar a limpiar, el siguiente paso es coger un recipiente grande para elaborar la mezcla necesaria para acabar con la suciedad y la grasa. En este recipiente que se haya escogido hay que añadir una cantidad abundante de agua caliente. Y es importante el detalle de que el agua esté caliente, ya que, por el contrario, el truco no será tan efectivo.
Una vez se haya añadido el agua caliente al recipiente, el siguiente paso es añadir un buen chorro de líquido de lavavajillas y mezclarlo bien con el agua. Una vez esté bien mezclado todo, lo siguiente que habrá que hacer es añadir una taza de vinagre y dejarlo reposar durante varios minutos.
Ahora bien, en muchas ocasiones, el problema a la hora de enfrentarse a eliminar la grasa es que no se utilizan los elementos idóneos. En este caso, para proceder a limpiar bien las rejillas de los fogones de gas, no bastará con utilizar un trapo o un estropajo, sino que el recurso ideal es, nada más y nada menos, que una lana de acero.
El siguiente paso es coger la lana de acero, mojarla en la mezcla que se ha elaborado previamente y, posteriormente, pasarla por las rejillas hasta conseguir eliminar la grasa y la suciedad. La mezcla creada lo que hará será reblandecer la grasa y, como consecuencia, que sea mucho más sencillo dejar las rejillas impolutas. Al utilizar este truco, la superficie quedará como nueva y, además, se conseguirá que la lana de acero no se dañe.
Uno de los detalles más importantes a la hora de aplicar este truco es que el agua tiene que estar caliente. En el caso contrario, no tendrá el mismo efecto. Si una vez se hayan seguido todos los pasos y se haya aplicado la mezcla la suciedad no sale porque esta está demasiado incrustada, habrá que añadir a la mezcla un poco de bicarbonato de sodio hasta hacer espuma y, posteriormente, aplicarlo de nuevo.
Una vez se haya conseguido eliminar toda la grasa y la sociedad, el último paso es enjuagarla bien para dejarla impoluta.