Ni bicarbonato ni jabón neutro: esta es la mezcla más efectiva para limpiar puertas de madera

Las puertas de madera son un elemento imprescindible en los hogares, tanto por motivos estéticos como funcionales, si bien, para que se mantengan en el mejor estado posible, es imprescindible un buen mantenimiento. Con el paso del tiempo, suelen acumular polvo, suciedad y manchas, especialmente en las zonas que más se tocan, lo que puede afectar a su apariencia.

Limpiarlas con regularidad es fundamental para preservar su estado y que duren más tiempo, si bien, teniendo en cuenta que se trata de un material natural, se debe tener en consideración que la madera necesita de una serie de cuidados especiales.

Afortunadamente, existe un sencillo truco para limpiar las puertas de madera y que queden como nuevas siempre, con el que poder decir adiós a las manchas y devolverles el brillo inicial en apenas unos minutos, y sin tener que hacer uso de productos de un alto coste ni poner en práctica técnicas complejas.

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Aunque existen muchos productos de limpieza en el mercado, para este caso no se debe recurrir a ninguno de ellos, pues habitualmente contienen químicos agresivos que, en lugar de ofrecer un buen resultado, pueden provocar daños en la madera. Por ello, la mejor opción es apostar por un remedio natural, en el que es suficiente una mezcla de vinagre y agua tibia.

Este truco casero es económico, puesto que el vinagre, tanto de manzana como el blanco, se pueden encontrar en el supermercado a un coste asequible, siendo un producto que destaca por tener excelentes propiedades limpiadoras y desinfectantes, pero además tiene una ventaja adicional en este caso, pues no deja residuos grasos ni químicos en la madera, además de que contribuye a eliminar la suciedad sin estropear las puertas.

Truco para limpiar las puertas de madera

Antes de aplicar esta solución, es necesario comenzar por retirar todo el polvo acumulado, para lo que habrá que usar un paño seco que no suelte pelusas, prestando especial atención a las esquinas, pues suelen ser zonas donde más se acumula la suciedad. Posteriormente, en un recipiente hondo, habrá que proceder a mezclar a partes iguales, vinagre y agua tibia, asegurándose de que esta no está demasiado caliente, pues podría provocar un daño en la madera.

Una vez hecho esto, será el momento de sumergir un paño limpio en la mezcla hasta que se encuentre totalmente empapado. Tras escurrirlo bien para que no gotee, se debe pasar ese paño humedecido por toda la superficie de la puerta, prestando una especial atención a las zonas que presentan manchas o una suciedad más visible. Gracias a esta mezcla de agua y vinagre se conseguirá desincrustar la suciedad con mayor facilidad y eficacia, y todo ello sin provocar ningún tipo de daño en el acabado natural de una madera que lucirá como nueva.

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Una vez que se ha limpiado toda la puerta con ese paño humedecido en la mezcla, se debe utilizar un segundo paño seco para secar toda la superficie inmediatamente. Luego se puede aplicar una capa de cera o aceite especial para madera, pues se trata de unos productos que contribuyen a nutrir la madera, devolviéndole su brillo natural, protegiéndolas frente a daños futuros.

El vinagre es uno de los mejores productos de limpieza del hogar por sus excelentes propiedades desengrasantes y desinfectantes, lo que lo hace ser un ingrediente ideal para limpiar superficies delicadas como la madera. Además, a diferencia de lo que sucede con otros limpiadores, no deja residuos químicos que puedan llegar a afectar a la apariencia o al acabado de las puertas, sin producir alteraciones en el brillo de la madera ni en su color. Por tanto, es un truco que se puede aplicar tanto sobre puertas barnizadas como pintadas o tratadas con aceite.

Claves para limpiar puertas de madera

Este truco es muy eficaz y totalmente seguro para poder limpiar las puertas de madera de la cocina o de cualquier otro rincón de hogar, así como cualquier otro mobiliario de este material, pero antes de nada conviene tener en cuenta una serie de recomendaciones básicas, que comienzan por prestar atención a las indicaciones del fabricante, que habitualmente indica cuál es el método y los productos más apropiados para su cuidado y mantenimiento.

También conviene revisar su estado, pues si existe algún desperfecto, la limpieza puede empeorar su condición y convendría solucionarlo con anterioridad, además de comprobar el material, ya que el mantenimiento será diferente en función de ello. Por ejemplo, los productos abrasivos no se deben usar en puertas lacadas, y los disolventes no son aptos para chapas de madera.

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Por otro lado, resulta conveniente que, antes de proceder a aplicar cualquier solución o producto sobre la madera u otro material, se haga una prueba en una zona visible. De esta forma, si hay dudas sobre si los productos podrían o no estropear el material, se podrá probar en una parte poco visible, como en la cara interna, para comprobar si se podrá utilizar sin problemas.

Por último, recordar que, en el momento de llevar a cabo la limpieza de los suelos, es conveniente evitar pasar la fregona por la parte inferior de las puertas interiores, que es una práctica más habitual de lo que se pueda pensar, y que pueden provocar daños en ellas por un exceso de agua y por el propio roce con sustancias abrasivas.