Existen algunos rincones del hogar que habitualmente son más complicados de limpiar y conseguir que se encuentren en perfecto estado, ya sea porque sean pequeños y poco accesibles o poco visibles. Unos de ellos son los rodapiés, sitios con molduras que pueden hacer que sea complicado conseguir una limpieza profunda, y que deben ser tratados con mimo para evitar que se produzcan daños en la pintura.
Aunque hay quienes recurren al vinagre blanco o a un limpiador para madera específico, existe una alternativa más interesante y efectiva, que es recurrir a una mezcla que permite limpiar los rodapiés y dejarlos como nuevos, consiguiendo que vuelvan a brillar como si fueran nuevos. Lo mejor de todo es que para poner en práctica esta técnica apenas necesitarás un elemento accesible y sencillo.
Los rodapiés, como mencionamos, es uno de esos elementos que puede llegar a ser muy complejo de limpiar, tanto si se trata de madera como si está fabricado en otro material, pero afortunadamente todo lo puedes solucionar con el uso de toallitas para secadoras.
Aunque en un principio este producto fue diseñado para suavizar la ropa en la lavadora, son una herramienta ideal para conseguir una adecuada limpieza de los rodapiés, todo ello gracias a su fragancia y composición. De esta manera, es suficiente con sacar una toallita y limpiar los rodapiés con movimientos suaves, como se haría con cualquier paño o trapo, pero con un resultado mucho mejor.
Además, hay que destacar que estas toallitas cuentan con un efecto repelente de polvo, por lo que no solo limpian, sino que además contribuyen a que los rodapiés se encuentren en un buen estado durante más tiempo. Para poder usar este truco, tan solo será necesario contar en casa con varias toallas secadoras, las cuales también aportarán frescura gracias a su aroma característico sin afectar al resultado de la limpieza.
Cómo limpiar rodapiés y molduras decorativas
Los rodapiés, así como el resto de molduras decorativas del hogar, son las grandes olvidadas en las rutinas de limpieza del hogar, siendo habitual que no se les preste la atención que merecen. Este hecho hace que acaben acumulando polvo y suciedad hasta que llega un día en el que hay que afrontar su limpieza, requiriendo en estos casos de un esfuerzo extra para que se encuentren en perfecto estado.
Para que siempre se mantengan en perfecto estado y se puedan encontrar libres de suciedad y polvo, conviene planificar el trabajo de limpieza para que resulte lo menos tedioso posible. Esto pasa por incluir la limpieza de rodapiés y molduras dentro de la rutina habitual, siendo aconsejable limpiarlos cada dos semanas, una periodicidad que será suficiente para evitar que la suciedad se acumule.
Aunque es posible que nunca nos fijemos en estos elementos, los rodapiés cumplen con una función importante en las viviendas, que no es otra que la de proteger las paredes para que se mantengan en un mejor estado a lo largo del paso del tiempo.
Estos evitan que se rocen con muebles, con el aspirador o con los muebles, además de hacer que se encuentren protegidas de otros elementos como las fregonas. Además, también poseen una función decorativa, pues sirven para ocultar los frecuentes desperfectos que pueden producirse en el lugar en el que se une la pared con el suelo.
A la hora de mantener limpios, tanto los rodapiés como el resto de molduras de la vivienda, hay que tener en cuenta el material del cual están fabricados, pues no requieren de los mismos cuidados y tareas de limpieza aquellos que son de escayola que los que están fabricados en madera, por ejemplo. En el caso de los rodapiés, la gran mayoría de ellos son de madera, sobre todo cuando los suelos también lo son o laminados, mientras que los pavimentos de piedra natural o gres, es frecuente que lleven los rodapiés en el mismo material.
Para llevar a cabo su limpieza, el aspirador es el mejor aliado, pues se trata de un práctico electrodoméstico que ayuda a la hora de eliminar el polvo de los rodapiés y las molduras. De hecho, dentro de la rutina de limpieza de este tipo de elementos, debería ser el primer paso a realizar. En este caso, habrá que colocar el accesorio de boquilla estrecha, que es la más apta para poder llegar a los rincones más complicados, y seguidamente, pasa lentamente por las molduras y rodapiés. Y si tienes un aspirador de mano, podrás disfrutar de aún mayor comodidad y versatilidad.
Una vez hayas eliminado el polvo de estos elementos con el uso del aspirador, llegará el momento de acometer la limpieza en profundidad. Si se trata de rodapiés de madera, hazte con un paño de microfibra o una esponja, y usa una solución de agua jabonosa para deshacerte de la suciedad. Es posible usar un detergente específico para madera, pero también se puede recurrir al jabón lavavajillas.
Habrá que mojar el paño y escurrirlo muy bien para evitar que el rodapié se empape, ya que al ser de madera no le conviene demasiado el agua. Además, a medida que vas realizando la limpieza, podrá ser necesario ir cambiando el agua. Esta sería una limpieza intensiva que conviene hacer una vez al mes, lo que, sumado a un cuidado regular, hará que los rodapiés se encuentren siempre en perfecto estado y libres de polvo y suciedad.