Aunque siempre hay presencia de humedad en el aire, y esto no solo viene dado por el secar la ropa en el interior de la vivienda, ya que muchas actividades del día a día, como ducharse o bañarse, cocinar, o incluso solo con respirar, contribuyen a la presencia de humedad.
El primer síntoma que nos encontramos por la humedad es la aparición de la condensación en la mayoría de las ventanas, que se suma al olor que pueden desprender los tejidos que han absorbido la humedad presente en el ambiente, e incluso las pequeñas gotas de agua que aparecen en el entorno de las ventanas.
Para poder decir adiós a la condensación y a la humedad dentro de la casa, se puede recurrir al secreto japonés que tienes que hacer con la ventana, de manera que se puede contribuir a evitar que la ropa tarde más en secarse, así como evitar el resto de inconvenientes que pueden venir asociados a la presencia de condensación y humedad en el hogar.
Un buen truco para poder hacerle frente es colgar las prendas en forma de arcoíris, enganchando las más largas en los extremos y las más cortas a medida que se avanza hacia el interior. Se trata de un sencillo truco que se puede poner en práctica en cualquier hogar.
Otras formas de reducir la humedad
Para reducir el nivel de vapor de agua presente en la vivienda, es suficiente con adoptar una serie de hábitos, como tapar las cacerolas al hervir o cocer verduras al vapor. Con este sencillo gesto, a la hora de cocinar para un gran número de personas, se podrán conseguir buenos resultados. La cocina es una gran fuente de humedad, ya que puede llegar a emitir cerca de tres litros de vapor de agua al día.
Otra recomendación es la de abrir las ventanas y encender un extractor a la hora de ducharte o bañarte, porque de esta forma se consigue airear y reducir la humedad. De igual modo, siempre que sea posible, es conveniente colocar la ropa húmeda en el exterior, evitando de esta forma que se acumule la humedad en el interior de la vivienda.
Si no tienes esta posibilidad, lo más recomendable es colocarla en el cuarto de ducha y cerrar la puerta, abriendo las ventanas de la habitación, en todo caso, para que la ropa se seque completamente.
Continuando con las recomendaciones para evitar la condensación y la humedad, hay que poner el ciclo de aclarado antes de sacar la ropa de la lavadora para eliminar toda la humedad que sea posible. La secadora se debe situar lo más alejada posible de las paredes para que no atrapen la humedad. Asegúrate de colgar la ropa por separado y dejando espacio entre ellas, lo que favorece un secado mucho más rápido.
Los peligros de la humedad en el hogar
Controlar la humedad en el hogar es imprescindible para poder disfrutar de un ambiente más sano y de confort en el hogar, y es que los peligros de la humedad van más allá de la presencia de malos olores y manchas antiestéticas. Una alta concentración de humedad ambiental empobrece la calidad del aire que se inhala y aumenta la posibilidad de contraer algún tipo de enfermedad.
La humedad es la cantidad de vapor de agua presente en el aire, que se debe mantener en unos valores entre el 40 y el 60% de humedad relativa en ambientes interiores. En el caso de que se supere esta cantidad, puede llegar a suponer un peligro para cualquier persona, pero especialmente para personas vulnerables como niños, ancianos y personas con enfermedades crónicas.
Su presencia en el hogar puede provocar la aparición de alergias, infecciones, irritación de ojos y garganta, agravamiento del asma y del reuma y otras afecciones respiratorias. Vivir en una casa con problemas de humedad, en la que la ventilación es insuficiente y han aparecido hongos, será muy peligroso para las personas con problemas respiratorios.
Si una persona que padece una enfermedad pulmonar diagnosticada convive con humedades en el hogar, se vería incrementando el riesgo de sufrir infecciones en los pulmones como consecuencia del moho. Esto significará un empeoramiento de su enfermedad, así como más dificultad para deshacerse de la infección sin que queden secuelas.
Por otro lado, las humedades tienen un especial riesgo para las personas con enfermedades respiratorias, puesto que los síntomas de neumonitis por hipersensibilidad y asma empeoran de forma considerable. Sin embargo, no quiere decir que las personas sanas puedan estar libres de ver afectada su salud si residen en una vivienda con presencia de humedades.
Todo lo anterior hace que sea imprescindible tratar de mantener los niveles de humedad relativa en el hogar, siendo necesario para preservar la salud de toda la familia. Para ello, es imprescindible ventilar la vivienda al menos 10-20 minutos entre una y tres veces al día. En el caso del cuarto de baño, si tiene ventana, es aconsejable dejarla abierta tras la ducha o bien hacer uso de un deshumidificador.
También se debe utilizar el extractor al cocinar, además de tapar ollas y cazuelas al cocinar, evitando expandir el vapor de agua que se genera durante la preparación de diferentes recetas, y en invierno, hay que usar la calefacción de forma sensata, manteniendo una temperatura de entre 21 y 23 °C por el día y unos 17º por la noche.