La crononutrición es una de las tendencias para mejorar la salud y perder peso, cada vez más en aumento en España y que no deja de ganar popularidad en nuestro país. Un cambio sencillo en nuestros hábitos alimenticios que también tiene mucho que ver con los ritmos naturales del cuerpo.
A continuación, te descubrimos cómo esta práctica innovadora puede contribuir significativamente a mejorar tu bienestar y conseguir un peso saludable mucho más rápido.
¿Qué es la crononutrición?
Para hablar de la crononutrición, hay que retroceder hasta 1986, año en el que el Dr. Alain Delabos introdujo este concepto revolucionario que en estos últimos años no ha dejado de ganar popularidad en España.
Esta filosofía propone que la alimentación debe estar en sintonía con nuestros ritmos biológicos, ya que los alimentos pueden tener diversos efectos en el organismo dependiendo del momento en que se consuman.
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En la actualidad, la crononutrición se centra principalmente en estudiar cómo la alimentación puede llegar a impactar en nuestro sistema circadiano. En otras palabras, analiza cómo la ingesta de alimentos afecta la secreción de hormonas vinculadas con el hambre, la saciedad, el sueño, la vigilia, la tolerancia a la glucosa, entre otros aspectos, y cómo estas repercusiones influyen en nuestra salud y bienestar general.
¿Cómo puede ayudar la crononutrición a mejorar la salud y perder peso?
Una relación entre los hábitos alimentarios, los ciclos circadianos y la salud metabólica, en la que ya se han centrado diversas investigaciones que resaltan la importancia de sincronizar adecuadamente las horas de ingesta de alimentos con nuestros ritmos circadianos, que actúan como un reloj biológico de 24 horas regulando las funciones internas del cuerpo.
Los estudios han revelado datos interesantes como por ejemplo que omitir el desayuno, está asociado a un mayor riesgo de obesidad, mientras que cenar tarde se vincula a un aumento de peso.
Y es que, nuestro reloj biológico interno juega un papel esencial en cómo procesamos los alimentos en diferentes momentos del día, y entender esta relación puede ofrecer valiosas perspectivas para mejorar nuestra salud metabólica y mantener un peso adecuado.
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Y es que, reconocer y respetar los ritmos circadianos, así como los cambios biológicos que siguen un ciclo de 24 horas, se revela como un aspecto crucial para preservar nuestra salud. Una perturbación en estos biorritmos puede tener efectos adversos sobre funciones vitales esenciales.
Similar a lo que ocurre en algunos animales, los seres humanos estamos inherentemente programados para descansar durante la noche y no para alimentarnos mientras duermimos. Nuestra biología está diseñada para comer y realizar actividades durante las horas diurnas. Por lo tanto, si se introduce luz o alimentación durante la noche, se envían señales contradictorias a nuestro organismo.
El reloj central, que actúa como un conductor maestro, coordina los cronómetros periféricos de órganos y tejidos, así como los hábitos de vida, comportamientos y el entorno. Una persona cuya cronobiología está en armonía tendrá todos sus relojes internos sincronizados con los cambios de luz y oscuridad.
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Sin embargo, los fallos de sincronización en el reloj central, los periféricos o en las conductas pueden generar alteraciones que, a largo plazo, se han asociado con diversas enfermedades, como la obesidad, el cáncer, la depresión o alteraciones metabólicas.
Esto es aún más común en individuos que trabajan por ejemplo, en turnos rotativos o en horarios nocturnos, ya que sus hábitos a menudo están desalineados con su reloj biológico interno.
¿Cómo aplicar la crononutrición en las comidas diarias?
Los expertos señalan que no existen soluciones universales ni directrices infalibles sobre el momento ideal para las comidas. La razón principal es que cada persona tiene ritmos biológicos distintos, y el impacto de la hora de la ingesta dependerá de su cronotipo interno. Esto hace que proporcionar consejos amplios resulte complicado.
Sin embargo, hay dos recomendaciones generales y muy sencillas que resaltan: evitar comer tarde y no cenar demasiado cerca del momento de ir a dormir. Estas sugerencias buscan reconocer y respetar la diversidad en los relojes biológicos de cada individuo, promoviendo hábitos alimentarios que se alineen con la salud y el bienestar personal.
Aplicar la crononutrición a nuestra dieta diaria puede lograrse fácilmente siguiendo una regla sencilla. Una de las claves está en el orden en el que consumimos los alimentos, una regla fácil de incorporar en nuestras rutinas alimenticias con beneficios notables.
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La idea es ingerir los alimentos en un orden específico para obtener resultados significativos. Con este orden aumentaremos la sensación de saciedad más duradera.
El orden recomendado en las comidas:
- Fuente vegetal y de fibra: Comienza con una ensalada y vegetales cocinados al gusto. Esto mejora la saciedad de manera considerable.
- Proteínas: Después de la fuente vegetal, es el momento de incorporar proteínas, ya sea carne, pescado, huevos o proteínas vegetales como tofu o tempeh.
- El resto de alimentos: Continúa con carbohidratos como arroz, pasta, pan, almidón resistente como patatas, boniatos y legumbres, y otros antojos. Como postre, opta por fruta de temporada, lácteos, chocolate negro o frutos secos.
¿Qué horarios son más beneficiosos para las comidas y cenas?
En cuanto a los horarios de ingesta, la clave está como ya te hemos adelantado en seguir los horarios naturales en consonancia con los ritmos circadianos, esto nos mantiene más vitales y saludables. Lo ideal es concentrar las ingestas principales en las horas de luz, con una carga mayor en la primera parte del día (desayuno y almuerzo) y una cena más ligera.
También es fundamental distribuir equitativamente las proteínas a lo largo del día para mejorar la síntesis proteica.
Mantener horarios regulares, prestar atención a la calidad de los alimentos y seguir un orden específico en las ingestas contribuirá a sincronizarnos con lo que nuestro cuerpo y entorno necesitan, proporcionando una sensación general de bienestar.
Además, incorporando también ejercicio diario, preferiblemente al aire libre, ayudaremos a equilibrar los ciclos de luz y las comidas, manteniendo una sincronización beneficiosa para nuestra salud y que también podrá ayudarnos a adelgazar de forma eficaz y saludable.