El día a día está lleno de escenarios en los que puede resultar inevitable encontrarnos con situaciones de conflicto. Ya sea con nuestros jefes y compañeros de trabajo, en la familia, en la pareja o con amigos, la capacidad de poder comunicarnos de manera asertiva puede suponer todo un reto. Sin embargo, es una habilidad fundamental que nos ayudará a construir y mantener relaciones más saludables y a resolver diferencias de forma fructífera para el bienestar propio y colectivo.
[Una psicóloga nos explica las claves para tener una comunicación fructífera con los demás]
Para ello, existen múltiples herramientas y estrategias enfocadas a la salud mental y al desarrollo personal que nos pueden ayudar a conseguirlo. Para ello, es clave tener presente que promover una comunicación efectiva y lograr un entendimiento mutuo, se trata de un trabajo activo y constante. Por tanto, cada situación debe tomarse como una oportunidad de aprendizaje para mejorar nuestras habilidades comunicativas respecto a los otros.
Practica la escucha activa
Para poder comunicarnos de forma asertiva, el primer paso es, sin lugar a duda, la escucha activa. Pero, ¿de qué se trata? Es brindar una atención genuina a lo que nuestro interlocutor está diciendo, sin realizar juicios, mostrando respeto, empatía y predisposición para lograr comprender qué es lo que quiere transmitirnos.
Esto que, a priori, puede parecer sencillo, no lo es. Se trata de un ejercicio que debe realizarse de manera consciente hasta que, tras muchos intentos, logremos integrarlo en nuestras habilidades comunicativas para ayudarnos a identificar cuáles son las preocupaciones y las necesidades del otro.
Habla en primera persona
Las palabras son poderosas y cargan con connotaciones que pueden ser positivas o negativas, y van mucho más allá del tono o el lenguaje no verbal. Para evitar que una comunicación se torne ofensiva o agresiva, el uso de la primera persona, yo, en lugar de tú, resultará altamente eficaz.
Esto permitirá que la contraparte no se sienta señalada, acusada, atacada o culpable. Existen fórmulas muy efectivas para poner esto en práctica: ''Yo siento que...'', ''esto me hizo o me hace sentir...'', ''yo pienso que...'', son solo algunos ejemplos.
Establece límites
Si bien es cierto que la comunicación asertiva pasa, necesariamente, por prestar atención a las necesidades del otro, también es imprescindible establecer límites que protejan las propias. Ser honestos y firmes cuando explicamos nuestras expectativas ante la situación de conflicto, puede ayudar a evitar malos entendidos.
Propón soluciones y compromisos
Como cabe esperar, al inicio del conflicto, la comunicación se centra en el problema. Sin embargo, es necesario trascender esos primeros momentos para buscar las soluciones al mismo, y que mejor se adapten a las partes.
Aprovecha para presentar las alternativas que consideres, además de mostrar una actitud de predisposición para ceder ante las solicitudes de la otra persona, con el fin de llegar a acuerdos beneficiosos para ambos.
Utiliza el método sandwich
La conocida como técnica del sandwich consiste en comenzar y terminar la conversación realizando algunos comentarios positivos o elogios a la contraparte. Esto ayudará a aliviar la tensión del momento de confrontación y, además, permitirá que la persona receptora del mensaje se muestra más receptiva a la retroalimentación o a las críticas constructivas.
La posibilidad de adquirir la habilidad de podernos comunicar de manera asertiva es muy valiosa para gestionar momentos donde tengan lugar situaciones conflictivas de forma constructiva y efectiva. Recuerda escuchar activamente a tu interlocutor, hablar en primera persona, establece tus límites respetando los del otro, propón soluciones que conformen a ambas partes y realiza comentarios positivos. Con esto puede que las diferencias no se solventen, pero aprenderás a comunicarte sin herir y creando relaciones armoniosas y respetuosas.