El dolor es tan natural como necesario para la vida. Es una señal que nos alerta de que algo no anda bien, y puede manifestarse de distintas formas y grados. Cada persona lo concibe de forma distinta, aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo define como "una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada con daño tisular real o potencial".

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Durante años, el dolor ha sido clasificado en dos grandes grupos. En primer lugar, encontramos el dolor nociceptivo. Es el más frecuente, y se origina cunado una parte del cuerpo o tejido sufre una lesión, manifestándose con moretones, fracturas, inflamaciones y otros síntomas que nos alertan de que debemos cuidar esa zona del cuerpo para permitir su recuperación.

En segundo lugar, está el dolor neuropático. Según informes de la Sociedad Española de Neurología (SEN), cada año, más de 400.000 personas en España comienzan a padecer este trastorno neurológico. El dolor neuropático es crónico, intenso e incapacitante, y se produce debido a una lesión en las vías de transmisión del dolor. 

"Aunque los mecanismos desencadenantes del dolor neuropático no son del todo conocidos, sí se sabe que, con mucha frecuencia, surge asociado a enfermedades como la diabetes, herpes zóster, ictus, Parkinson o cáncer, bien como consecuencia de la enfermedad en sí o bien por haber tenido que someterse a ciertos tratamientos quirúrgicos o médicos", destaca el informe de la SEN. 

Además de estas dos clasificaciones, otros expertos de la comunidad científica reconocen la existencia de un tercer tipo de dolor, el enigmático, aceptado para referirse a aquel tipo de dolencia que no encaja por definición en ninguna de las dos otras categorías.

Coloquialmente, recibe este nombre precisamente no se conocen las causas de este, es decir, carece de un origen biológico claro. En el año 2022, pasó a estar reconocido en la 11ª Clasificación Internacional de Enfermedades. El grupo de trabajo conjunto de la IASP y la OMS lo definió como un tipo de dolor crónico primario, nociplástico o de sensibilización central. 

Características del dolor nociplástico

Con la creación del término, la IASP pretendía englobar aquellos casos en los que el dolor se produce sin lesión objetiva, pero en los que sí es posible identificar alteraciones funcionales del sistema nervioso nociceptivo. El dolor nociplástico, así, es aquel que, pese a manifestarse en el paciente, no viene determinado por ningún tejido dañado o lesión en el sistema nervioso.

Esta condición puede ser debilitante para quienes la padecen, ya que limita su calidad de vida y su capacidad para realizar actividades diarias. Es cierto que parte de la comunidad científica ha cuestionado este concepto, defendiendo que precisamente la disfunción en el sistema nervioso puede considerarse la esencia de este.

Clasificación de los tres tipos de dolor. Current understanding of the mixed pain concept: a brief narrative review

Es el que experimentan quienes padecen fibromialgia, una afección crónica que causa dolencias en todo el cuerpo, además de otros síntomas. Las personas con fibromialgia pueden llegar a ser más sensibles al dolor y tienen una percepción anormal de este.

En muchas ocasiones, la enfermedad es difícil de diagnosticar, aunque los estudios apuntan a factores que pueden contribuir a su aparición, como eventos traumáticos, lesiones frecuentes e infecciones virales.

El dolor nociplástico también pueden sufrirlo quienes padecen, por ejemplo, de colon irritable, y estudios recientes apuntan a que la ansiedad y la depresión son características comunes entre las personas que lo padecen.

Este tipo de dolor fantasma, todavía poco conocido entre la población, no debe confundirse con el síndrome del corazón roto. Las personas que luchan por atravesar el dolor causado por la pérdida de un ser querido pueden experimentar niveles de inflamación lo suficientemente altos como para causar un daño cardíaco que puede llegar a ser letal.