El modo en que nos relacionamos con los demás repercute de manera directa sobre su percepción de nosotros mismos. ¿Pero, y si caer bien no fuera tan sugestivo? Es precisamente lo que defienden varios expertos, sobre la base del análisis de algunos comportamientos sociales habituales.
Pese a que algunos factores sean independientes de nuestra voluntad (como la apariencia física, que conlleva un juicio más o menos consciente), otros rasgos de carácter y comportamiento influyen de manera positiva.
Descubre los más comunes, que unen a las personas que suelen ser apreciadas en entornos sociales.
Tienen una postura corporal positiva
Brazos abiertos, sonrisa, contacto visual... son tantas actitudes que refuerzan una imagen positiva. La postura dice mucho de uno mismo. Sentarse erguido, inclinado hacia la persona con la que está conversando, transmite confianza y respeto, tal y como explica la psiquiatra Rachel Riess, en su obra The Empathy Effect: Seven Neuroscience-Based Keys for Transforming the Way We Live, Love, Work and Connect Across Differences.
De igual manera, las personas más apreciadas son las que también son capaces de identificar cuándo una persona acepta o aprecia el contacto físico.
No buscan llamar la atención
La discreción y la humildad son otras dos claves. "La gente es reacia a aquellos que quieren desesperadamente llamar la atención. No necesitas desarrollar una personalidad extravertida para ser simpático. Simplemente ser amable y considerado es todo lo que necesitas para 'ganarte' a la gente.
Cuando hablas de manera amable, segura y concisa, notarás que las personas están mucho más atentas que si tratas de demostrarles que eres importante. La gente capta tu actitud rápidamente y se siente más atraída por la actitud correcta que por el número de personas con las que te relacionas", explican desde Talent Smart.
Hacen preguntas
Hacer preguntas, de forma activa, es una primera clave. "El mayor error que cometen las personas a la hora de escuchar es que están tan concentradas en lo que les van a decir a continuación o en cómo les afectará lo que la otra persona dice, que no escuchan lo que les dicen. Se pierde el significado.
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Una forma sencilla de evitar esto es hacer muchas preguntas. A la gente le gusta saber que estás escuchando, y algo tan simple como una pregunta de aclaración muestra que no solo estás escuchando, sino que también te importa lo que están diciendo", explican los expertos de Talent Smart.
El estudio titulado It Doesn’t Hurt to Ask: Question-Asking Increases Liking y publicado en el Journal of Personality and Social Psychology, concluye a su vez que "las personas que hacen muchas preguntas, aquellos que se interesan por los demás, son percibidos como más receptivos y son más queridos".
No juzgan
Permanecer abierto a otros pensamientos y opiniones crea una mayor predisposición. "Ser de mente abierta te convierte en una persona accesible e interesante para los demás. Nadie quiere tener una conversación con alguien que ya se ha formado una opinión y que no está dispuesto a escuchar", explican desde Talent Smart.
"Para eliminar nociones y juicios preconcebidos, necesitas ver el mundo a través de los ojos de otras personas. Esto no requiere que creas lo que ellos creen o apruebes su comportamiento, simplemente significa que dejes de emitir juicios el tiempo suficiente para comprender realmente lo que los motiva. Solo entonces puedes dejarlos ser quienes son".
Son seguras
La confianza en uno mismo puede favorecer la confianza ajena. "Las personas con un grado adecuado de narcisismo sano tienen una actitud positiva hacia sí mismas y pueden reconocer y apreciar sus fortalezas y debilidades.
Además, pueden alcanzar sus objetivos de crecimiento personal y establecer relaciones interpersonales saludables y satisfactorias respetando los límites de los demás", explican los expertos de Buencoco.