¿De qué depende la felicidad? ¿Cómo conseguirla? La respuesta podría encontrarse en la mente de Matthieu Ricard, un monje budista francés que actualmente reside en el monasterio Shechen Tennyi Dargyeling en Nepal. Nacido en Aix-les-Bains, en 1946, fue apodado como "el hombre más feliz del mundo" a raíz de una investigación.
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Tras concluir su tesis doctoral en biología molecular en el Instituto Pasteur en 1972, el hijo del renombrado filósofo francés Jean-François Revel y de la pintora Yahne Le Toumelin decidió dedicar su vida al budismo. Autor de varias obras, Journey to Enlightenment (El viaje hacia la Iluminación) y Moines danseurs du Tíbet (Los monjes danzantes del Tíbet), es también responsable de varios proyectos humanitarios, en India, Nepal y Tíbet. Gracias a su asociación Karuna-Shechen, desarrolló más de 250 proyectos humanitarios que benefician a más de 300.000 personas en diferentes ámbitos, como la salud. Recibió la Orden Nacional del Mérito por su trabajo humanitario en Asia.
Matthieu Ricard participó en uno de los estudios de la Universidad de Wisconsin en el año 2004. Los investigadores conectaron 256 sensores a su cráneo, sometiéndolo a un aparato de imágenes funcionales para detectar niveles de estrés, enfado, etc.
El alto nivel de actividad encontrado en la corteza prefrontal izquierda de su cerebro, asociado a las emociones positivas, fue revelador: el monje alcanzó un resultado de -0,45, siendo -0,3 el nivel más alto de felicidad establecido. Superó con creces la propia medida del estudio y la de cualquier otro humano testado.
¿Cómo explicar este nivel de felicidad? Según comentó el monje en varias entrevistas, el altruismo y la compasión son dos respuestas claves. En En defensa de la felicidad (Urano, 2011), el monje explica que: "la felicidad tampoco es un estado de exaltación que hay que perpetuar a toda costa, sino la eliminación de toxinas mentales como el odio y la obsesión, que envenenan literalmente la mente. Para ello, es preciso aprender a conocer mejor cómo funciona ésta y a tener una percepción más cabal de la realidad".
La perspectiva es también lo que a su juicio marca la diferencia: "el problema fundamental es el del discernimiento: ¿qué es lo que realmente me hará sentir satisfecho? A menudo, vamos buscando la felicidad donde no la hay, corremos a las causas del sufrimiento. Aquí es donde nos ayuda la educación, la cultura, la reflexión, la lectura", explicaba en una entrevista concedida a la revista ELLE.
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Más pautas
No son pocos los estudios que intentaron revelar los secretos de la felicidad. Algunas pautas comunes se observaron:
En primer lugar, se ha demostrado que tener relaciones sociales significativas es un factor importante para la felicidad. Las personas que tienen relaciones sociales positivas y satisfactorias con amigos, familiares y compañeros de trabajo, tienden a ser más felices que aquellos que tienden a sentirse solos o aislados. Las relaciones sociales positivas nos brindan apoyo emocional, nos ayudan a mantener una perspectiva positiva de la vida y nos ofrecen la oportunidad de experimentar emociones positivas como la alegría y el amor.
En segundo lugar, el bienestar psicológico también está relacionado con el sentido de propósito y significado en la vida. Las personas que tienen un propósito y una dirección en la vida, ya sea en su carrera, en sus relaciones o en su vida espiritual, tienen más autoestima y tienden a ser más felices que aquellos que no lo tienen. El tener un propósito nos ayuda a encontrar significado en nuestra vida y nos da una razón para levantarnos por la mañana y enfrentar los desafíos que la vida nos presenta. Es importante tener metas realistas y alcanzables, que se ajusten a nuestras habilidades y recursos personales y que nos permitan aumentar la motivación y la sensación de logro.
En tercer lugar, la psicología ha demostrado que la felicidad también está relacionada con la capacidad de manejar las emociones negativas de manera efectiva. Las personas que tienen habilidades para el manejo emocional, como la capacidad de regular sus emociones, manejar el estrés y tener una perspectiva positiva, tienden a ser más felices que aquellos que tienen dificultades para manejar sus emociones, según explican los expertos de la plataforma de psicología Buencoco.