El cambio climático y el aumento en el precio de la electricidad ha provocado que alrededor de todo el planeta hayan sido muchos los hogares que se han visto obligados a cambiar de forma notable sus hábitos de consumo de energía. Esto ha llevado a que haya cambios en la forma en la que se usan las lavadoras, donde ha ganado en popularidad el uso de programas rápidos, buscando de esta forma reducir tanto el tiempo en funcionamiento como el consumo eléctrico.
Sin embargo, utilizar estos programas cortos llevan asociados una serie de inconvenientes, siendo una función de la lavadora que daña tanto la ropa como al propio electrodoméstico.
La principal ventaja del uso de ciclos rápidos en la lavadora es el hecho de reducir el tiempo necesario para lavar la ropa, lo que a priori conllevaría una reducción en el consumo de energía. Un ciclo rápido que, por lo general, dura entre 15 y 30 minutos, consume menos electricidad al reducir la duración del lavado y la utilización de agua caliente, siempre y cuando se utilice a una temperatura de 30 o 40 °C, puesto que en otro caso el ahorro no será tal.
Sin embargo, es necesario saber que una mayor velocidad en el programa de lavado supone una menor eficiencia al eliminar las manchas y la limpieza en profundidad es limitada, por lo que podría no conseguir el resultado final deseado. Al tratarse de unos ciclos más cortos, la ropa pasa menos tiempo en remojo, y esto puede hacer que el detergente no tenga el tiempo suficiente para poder actuar eficazmente, lo que es un problema cuando se trata de eliminar manchas difíciles o para lavar prendas con una gran cantidad de suciedad acumulada y adherida a sus tejidos.
Cómo afecta el lavado rápido a la ropa
Muchos de los ciclos de lavado rápido usan agua fría para reducir el consumo de energía, la cual es beneficiosa especialmente en el caso de prendas delicadas y en aquellos casos en los que se busca preservar su color, aunque dificulta la eliminación de grasa o manchas incrustadas, que necesitarán de agua tibia o caliente para poder disolverlas con eficacia. Por lo tanto, optar por esta función puede no ser tan eficiente como se pudiese pensar cuando se busca una limpieza profunda de las prendas.
Otro de sus grandes inconvenientes es que puede dañar las prendas de ropa, pues los programas rápidos suelen incluir un centrifugado más agresivo con el que compensar el corto tiempo de lavado, lo que puede llegar a dañar las fibras más sensibles, sobre todo en materiales delicados como la lana, la seda o el encaje.
En estos casos, en lugar de ayudar a la preservación de las prendas, usar con frecuencia los ciclos rápidos podría provocar que el desgaste de los tejidos se acelere, lo que con el paso del tiempo puede acabar derivando en un mayor gasto por la necesidad de renovar las prendas de ropa por otras nuevas.
Cómo proteger la ropa y la salud al usar la lavadora
Para que las prendas de ropa no se dañen con el lavado, es importante tener en cuenta las instrucciones de cuidado de las prendas, además de optar por ciclos más largos y suaves en aquellas ocasiones en las que sea necesario.
A través de las etiquetas de cuidado que incluyen las propias prendas de ropa, es posible conocer toda la información que se necesita para poder lavarlas de manera segura, y en las que habitualmente se indica si una prenda necesita de un tratamiento especial. De hecho, en muchos casos, los ciclos rápidos no son compatibles con los requisitos establecidos por parte del fabricante, por lo que hay que tener mucho cuidado con utilizarlos.
Más allá de los daños que puedan llegar a ocasionar en las prendas, hay que destacar que los ciclos rápidos pueden afectar negativamente a la salud, sobre todo a aquellas personas que tienen una piel sensible o que son propensas a sufrir alergias. Esto se debe a que, al utilizar un ciclo de lavado más corto, el detergente puede no llegar a disolverse por completo, dejando residuos en los tejidos que pueden llegar a entrar en contacto con la piel, dando origen a reacciones alérgicas, irritaciones o a agravar otros problemas ya existentes.
Es por ello por lo que es aconsejable que las personas con piel sensible eviten hacer uso de ciclos rápidos en sus lavadoras.
Consejos para ahorrar al usar la lavadora
Más allá de las recomendaciones anteriores, hay una serie de tips básicos que ayudan a conseguir un mayor ahorro de energía:
- Usar cargas completas: existen muchos modelos de lavadoras en el mercado con diferentes capacidades de carga que se adaptan a las necesidades de cada hogar, siendo importante elegir la adecuada y esperar siempre a tener una carga completa para poder reducir el gasto en electricidad, agua y detergente, además de contribuir a alargar la vida útil de la lavadora.
- Aprovecha las franjas horarias más baratas: algunas tarifas de electricidad ofrecen discriminación horaria, por lo que el precio de la electricidad varía en función del momento del día. Ten en cuenta aquellas franjas en las que cuesta menos la electricidad para poner la lavadora y conseguir ahorrar dinero.
- Usa una lavadora de carga frontal: este tipo de lavadoras son más eficientes en términos de agua y energía que los modelos de carga superior.
- Usa un detergente de alta eficiencia: los detergentes de alta eficiencia necesitan menos agua y detergente para limpiar la ropa, lo que ayuda a reducir el consumo de energía.