Según datos del Instituto de Estudios sobre la Familia británico, el matrimonio tiene fecha de caducidad y la sitúa en el año 2062 en ese país. El análisis vaticina que sólo 67.000 parejas se casarán entonces, por lo que ya se habla de la extinción de la unión tradicional de parejas.

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En 2020 se celebraron 85.770 matrimonios, lo que supone un descenso del 61 % con respecto a 2019 cuando se celebraron 219.850 matrimonios, según la Oficina de Estadísticas Nacionales del Reino Unido.

Frank Young el investigador británico que está detrás de la investigación ha analizado las tendencias del matrimonio en un periodo de 50 años y pronostica que éste desaparecerá en el año 2062. “Nuestra investigación sugiere que en 2062 se casará una pareja por cada 400 adultos en el Reino Unido. Hoy lo hace una de cada 100 adultos, lo que supone un descenso de más del 70% en dos generaciones. Representa sólo 67.000 parejas que se casarán en 2062, frente a las 213.000 parejas que se dieron el sí quiero en 2019”.

Es cierto que las estadísticas se resintieron de forma brusca y repentina en el año 2020 debido a la pandemia de la Covid-19, descendiendo entre los británicos a poco más de 85.000 parejas en ese año. Una cifra que aún no se ha recuperado hoy.

En el caso de España, también se aprecia una bajada del número de enlaces. Según el INE, en el año 2021 tuvieron lugar 148.588 bodas, mientras que en 2012 se habían producido 217.512, por lo que la tendencia a la baja es imparable.

En sólo una década en nuestro país se celebran 11.500 bodas menos al año. Pese a que aún son muy numerosas, las 165.678 del año 2019, están muy lejos de las más de 216.451 que se celebraron en el año 2000.

Si bien, en nuestro país, el matrimonio más enraizado en la cultura, en la tradición, y en la religión, es probable que tardemos un poco más en decir adiós a esta institución.

¿Por qué se casa menos la gente?

Una de las causas que aducen los expertos para explicar estos datos, es que las nuevas generaciones prefieren no casarse, ya que no es necesario para formalizar una relación, ni tan siquiera para tener hijos, que cada vez más se tienen fuera del matrimonio.

A lo que hay que añadir la secularización progresiva en los procesos de casamiento y la extensión y regularización de las parejas de hecho. Los enlaces civiles continúan ganando terreno a los religiosos. En 2009 la balanza comenzó a inclinarse en favor de las bodas civiles que superaron a las religiosas. Hoy ese porcentaje es muy superior, con un 80%.

Por otro lado, en los últimos 50 años, la cifra de los divorcios se han duplicado, el número de enlaces matrimoniales heterosexuales ha disminuido y los hogares de padres y madres solteros se han triplicado.

Mientras las parejas homosexuales han luchado por conquistar el derecho al matrimonio y la adopción, las parejas heterosexuales optan cada vez más por compartir los gastos de la convivencia sin papeles de por medio, y en la mayoría de los casos, sin hijos.

Otra de las causas según los analistas, es que quienes deciden contraer matrimonio lo hacen a una edad mucho mayor. Casarse es cada vez más una decisión que se adopta una vez alcanzada la madurez y la estabilidad laboral y personal.

El estudio Eustat del Gobierno vasco reveló que durante los años de la Transición, la edad de los hombres para casarse se situaba en los 25,7 años y en los 23,3 años en el caso de las mujeres. Ahora un informe del INE muestra que los varones hoy contraen matrimonio a los 38,7 años y las mujeres a los 35,9 años, un síntoma inequívoco de cómo ha cambiado la sociedad y los jóvenes.

Una razón de peso es que pocas parejas se atreven a dar el paso cuando la economía va mal. Según un estudio de Funcas, “los matrimonios tienen una evolución muy dependiente del ciclo económico, cayendo en tiempos de recesión y aumentando en periodos expansivos”. También se debe a la pérdida de parte de los incentivos para casarse. El matrimonio, por ejemplo, no es condición necesaria para recibir la pensión de viudedad u orfandad hoy.