Todos han tenido un amor incondicional hacia su primer juguete. Ya sea en forma de mantita o de peluche, hay quienes incluso décadas después de su etapa como bebés todavía conservan un afecto incondicional a sus blanditos y achuchables a sus inseparables compañeros de la infancia. Estos objetos son los dudús. Además de proporcionar consuelo emocional, algunos estudios han demostrado que también pueden proporcionar consuelo físico y ayudar a fijar los hábitos de sueño de los más pequeños.
La palabra dudú proviene de la variante francesa doudou, que no es más que una repetición de la palabra blando (doux). Por tanto, por definición, son objetos blandos e inseparables de nuestros bebés que les ayudan a sentirse seguros y cómodos cuando se van a la cama, en situaciones estresantes o simplemente cuando papá y/o mamá no están cerca para reconfortarlos.
Lo más común es que sean mantas o peluches en forma de animales. Cebras, leones, monos o los icónicos osos, sea cual sea su forma, les hacen estar más calentitos, apoyan sus cabezas sobre ellos, los huelen, los acarician y sienten una sensación de tranquilidad cuando están cerca de ellos: prácticamente como sus padres.
[Seis trucos caseros para saber si tu bebé será niño o niña: la sabiduría popular ¿acertará?]
Darle a nuestros bebés un dudú puede ayudarles a conciliar el sueño y además, esta práctica muy común en el mundo occidental, ha demostrado reducir los niveles de estrés, potenciar las habilidades sensoriales y el juego, ayudar a gestionar mejor sus emociones, mejorar sus habilidades lingüísticas y facilitar la expresión personal.
Los niños se apegan emocionalmente a peluches, mantas e incluso viejos trozos de tela porque creen intuitivamente que poseen una esencia única. Esto es lo que descubrió un grupo de científicos que estudió cómo reaccionaban los bebés cuando se les daba a elegir entre su dudú favorito —con el cual había dormido regularmente— y un objeto exactamente idéntico. El resultado fue como se podría haber esperado: no dudaron en elegir su dudú.
[La pediatra Laura Álvarez desvela cuál es el truco para dormir a los bebés]
"Si existiera una máquina que copiara un objeto favorito en todos los sentidos hasta el nivel atómico, seguiríamos prefiriendo el original. Tiene una esencia. Este experimento sugiere que se trata de un proceso intuitivo”, explicó el psicólogo experimental británico y autor del estudio Bruce Hood, de la Universidad de Bristol, al diario británico The Guardian.
¿Manta o peluche?
Elegir el mejor dudú para nuestro bebé puede llegar a ser un quebradero de cabeza. Podemos pensar en lo que a nosotros nos había ayudado cuando atravesamos esa etapa de la vida, pero en todo caso no es la mejor opción. Los dudús tienen que tener una serie de características y ser capaces de: ser suaves al tacto, retener olores y ser achuchables o poder cubrir a los bebés con ellos.
Gran parte de los dudús para bebés son planos y/o tienen forma de animalito. También hay objetos que combinan estas dos características: mantitas con cabeza de animal. La clave, tanto en lo que respecta al color como a los adornos, está en la sencillez. A la hora de escoger el más adecuado, es posible que tengas que probar con varios tipos de dudús para dar con el que mejor haga sentir a tu bebé y con el que desarrolle u apego.
[¿Cómo proteger a tu bebé de los peligros del hogar?]
Son objetos de apego, como el chupete. Se recomienda encarecidamente no darles dudús a los recién nacidos por su seguridad. Los pediatras sostienen que la edad perfecta para introducirles a sus nuevos compañeros de aventuras es a los 12 meses de edad. "Puedes introducírselo antes de que cumpla un año, cuando esté despierto, para que lo coja y se acostumbre a él", dice la pediatra Jen Trachtenberg a Very Well Family. Desde entonces se convierten en inseparables hasta los 6 años, edad a partir la de la cual se recomienda empezar a desacostumbrarlos.