Aunque la natalidad en España no brille por sus cifras altas, según cifras del Instituto Nacional de Estadística, en nuestro país hay más de 2,8 millones de hogares formados por parejas con un hijo y más de 2,7 millones con dos hijos. Miles de familias que cada día tienen que lidiar con la crianza de sus pequeños y con sus obligaciones laborales y las labores de casa. Una responsabilidad que los padres asumen desde el momento que nacen con la esperanza de que crezcan sanos, felices y capaces de enfrentar los obstáculos que vaya poniendo la vida. Pero ¿qué ocurre cuando esa crianza se hace demasiado cuesta arriba por la actitud de nuestros hijos porque esté llena de dificultades y berretas?
Puede que si este es tu caso, la manipulación sea una de las culpables. Y es que, en ocasiones identificar algunos comportamientos manipulativos en nuestros hijos puede parecer difícil, pero reconocerlos a tiempo es clave para facilitar esa crianza y ayudarles a afrontar las dificultades en un futuro. A continuación te detallamos las claves para saber identificarla a tiempo.
¿Cómo puede llegar a convertirse nuestro hijo o hija en manipulador?
Como es lógico, este cambio en la actitud de nuestro hijo o hija no sucede de un momento para otro, por ello es importante que dediquemos tiempo a observarlos desde pequeños y a identificar esos comportamientos manipuladores que es necesario dejar atrás.
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Aún así, es importante tener claro que todos en algún momento de la vida hemos podido llegar a manipular de manera consciente o inconsciente. El problema real por lo tanto, estaría cuando este tipo de comportamiento se convierte en un patrón habitual y consciente. Es precisamente cuando se convierte en hábito cuando puede aparecer esa tendencia al victimismo y a fomentar el sentimiento de culpa en los demás.
Cómo identificar si tus hijos te manipulan
Reconocer los comportamientos manipulativos en nuestros hijos es el primer paso para abordarlos adecuadamente y enseñar a los niños estrategias de comunicación y resolución de problemas más saludables. Además, fomentar una comunicación abierta y honesta con los hijos puede ayudar a prevenir o resolver la manipulación.
Es necesario entender, que los niños pueden recurrir a diversas formas de manipulación para obtener lo que desean, y es fundamental para los padres reconocer los comportamientos manipulativos más comunes a fin de abordarlos de manera efectiva. Estas son algunas de las tácticas de manipulación que los niños suelen emplear:
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- Berrinches y rabietas: Los niños a menudo recurren a berrinches y rabietas para lograr sus deseos. Llorar, gritar y crear escenas dramáticas son estrategias que emplean para presionar a los padres a ceder ante sus demandas.
- Chantaje emocional: El chantaje emocional es otra táctica común. Los niños pueden utilizar expresiones que hacen sentir a los padres culpables, como "si realmente me quisieras, lo harías por mí" o "me harás sentir triste si no lo haces".
- Manipulación de la verdad: Algunos niños pueden distorsionar los hechos o incluso mentir para alcanzar sus objetivos. Pueden exagerar una situación o minimizar su responsabilidad en un problema con el fin de obtener lo que desean.
- Victimización: Los niños a veces adoptan el papel de víctimas para ganarse la simpatía de sus padres. Pueden hacerse pasar por indefensos o heridos cuando, en realidad, están buscando algún tipo de beneficio.
- Silencio selectivo: Algunos niños pueden usar el silencio como una forma de manipulación. Pueden ignorar o evitar hablar con los padres como una táctica para conseguir lo que desean.
- Culpabilización: Culpar a los padres o a otros por sus problemas o situaciones desfavorables es otra señal de manipulación. Pueden negar su propia responsabilidad y culpar a otros para evadir las consecuencias de sus acciones.
- Peticiones constantes: Un niño manipulador puede hacer peticiones constantes y repetitivas para obtener lo que quiere. Puede insistir de manera incesante, lo que puede poner presión sobre los padres para ceder a sus demandas.
- Estrategias de lástima: Utilizar estrategias de lástima es común en la manipulación infantil. Los niños pueden simular enfermedades, heridas o problemas emocionales para ganarse la compasión de los padres y obtener lo que desean.
¿Por qué es tan difícil poder ver la manipulación en los hijos?
Reconocer la manipulación de nuestros hijos puede resultar desafiante. Y es que, a menudo los padres pueden pasar por alto estas situaciones debido a diversas razones, lo que complica la identificación de estos comportamientos. Esta dificultad en la detección puede prolongar el problema y dificultar su resolución.
Para abordar la manipulación de manera efectiva, es importante que los padres mantengan una comunicación abierta y honesta con sus hijos. Esto incluye hablar sobre los comportamientos manipulativos y establecer límites y expectativas claras. También es útil educarse sobre las señales de manipulación y estar dispuesto a confrontar los comportamientos manipulativos de manera constructiva, enseñando a los hijos formas más saludables de comunicar sus necesidades y deseos.
La crianza efectiva siempre implica ese equilibrio entre la comprensión, la empatía y la determinación de límites adecuados. Aún así, la manipulación siempre puede hacer de las suyas y puede ser complicado verla en nuestros hijos por varias razones:
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- Vínculo emocional: Los padres tienen un fuerte vínculo emocional con sus hijos y, a menudo, quieren lo mejor para ellos. Esto puede llevar a la negación o a minimizar los comportamientos manipulativos, ya que es difícil creer que su propio hijo pueda estar manipulando.
- Inocencia percibida: Los padres suelen ver a sus hijos como inocentes y no siempre consideran que puedan usar estrategias de manipulación. Pueden atribuir los comportamientos a la edad, la inexperiencia o la falta de comprensión.
- Miedo a herir sus sentimientos: Los padres a menudo temen que al confrontar a sus hijos acerca de la manipulación, estos se sientan heridos o rechazados. Por lo tanto, evitan enfrentamientos y ceden a las demandas para evitar el conflicto.
- Falta de experiencia: Algunos padres pueden no tener experiencia en reconocer las tácticas de manipulación y, por lo tanto, pueden no darse cuenta de lo que está sucediendo.
- Culpa y responsabilidad: Los padres a veces sienten culpa por no estar a la altura de las expectativas de sus hijos o por no satisfacer sus deseos. Esto puede llevar a ceder ante la manipulación para compensar.
- Comunicación deficiente: Los niños pueden no expresar sus deseos y necesidades de manera clara, lo que puede llevar a que los padres intenten adivinar lo que quieren y, por lo tanto, caigan en las estrategias manipuladoras.