Hace miles de años que gatos y humanos conviven en una suerte de paz y armonía, algo que no quiere decir que estos animales hayan estado todo el tiempo domesticados. Los descendientes de los felinos que hoy viven en nuestros hogares llegaron desde el suroeste asiático a Europa en el año 4.400 a.C.

Sin embargo, se cree que empezaron a vivir en torno a comunidades agrícolas en Mesopotamia y el Levante mediterráneo hace ya 8.000 años. Y es que los felinos decidieron establecer una relación de beneficio mutua con los humanos: "La gente permitió que los gatos se domesticasen a sí mismos, más o menos", a cambio de cazar roedores que amenazaban los cultivos.

Así, al menos, lo explicó Claudio Ottoni de la Universidad de Leuven a National Geographic. El coautor de un estudio publicado en Nature Ecology & Evolution sobre la evolución de los gatos aseguró que fueron precisamente los gatos africanos que vivieron en Egipto los que, al llegar a Europa, llamaron la atención a los humanos por su sociabilidad.

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La relación entre gatos y humanos, pues, se extiende desde el antiguo Egipto. Sin embargo, aún hay muchos aspectos de estos misteriosos animales que se nos escapan. Estas son solo algunas de las fascinantes características de los felinos que, probablemente, no conozcas. 

1. Orejas giratorias

Es bien sabido que los gatos lo oyen todo, y es que su capacidad auditiva (casi) no tiene igual en el mundo animal. Pero ¿sabías que son capaces de rotar sus orejas 180 grados? Y es que sus cartílagos están conectados a más de 30 músculos que les permiten moverlas con gran precisión. 

Aunque parezca un detalle sin importancia, no lo es: esta habilidad es clave para cazar. Mover así sus orejas les permite ubicar con precisión a sus presas. Cuando un gato escucha algo que capta su atención, es capaz de girar sus orejas hacia la fuente del sonido para localizar su ubicación. 

Además, los movimientos de orejas también les ayudan a comunicarse. Por ejemplo, cuando los felinos se asustan, las pegan completamente contra su cabeza. O, por el contrario, cuando están interesados por algo, las colocan de manera vertical. 

2. Los tres párpados gatunos

Los gatos tienen un tercer párpado, ¿lo sabías? Se le conoce como membrana nictitante y se distingue por ser una capa traslúcida que se sitúa en la esquina interior de los ojos de los felinos.

Este párpado, que realiza un movimiento horizontal cuando se abre y se cierra, suele pasar desapercibido, pues solo es visible cuando los gatos están estresados, enfermos o en un profundo sueño. La función de este tercer párpado es vital: les protege de ataques, arena y polvo y mantiene los ojos hidratados. 

Además, los gatos son capaces de controlar esta parte de su cuerpo, así siempre están protegidos de las condiciones adversas de su entorno. Incluso, les ayuda a proteger sus ojos de los ataques defensivos de sus presas. 

3. El mejor olfato

El olfato de los felinos es 14 veces mejor que el de los humanos. Y es que para ellos es una herramienta esencial para sobrevivir en la naturaleza: les permite localizar a sus presas, identificar peligros potenciales y comunicarse con otros gatos. 

Imagen de archivo de un gato olisqueando. iStock

Estos animales, además, son capaces de captar una amplia gama de esencias diferentes, así que mucho cuidado con los productos que utilizas en tu hogar. Los gatos son extremadamente sensibles a los olores y el olfato es un sentido vital para su salud, bienestar y seguridad. 

4. Ronroneos sanadores

Cuando descubres las propiedades casi místicas del ronroneo de los gatos, entiendes por fin por qué se les veneraba en el antiguo Egipto. Y es que está demostrado que ayuda a reducir los niveles de estrés y ansiedad de las personas con las que viven. Además, reduce la presión sanguínea y regula posibles trastornos del sueño en los humanos con los que convive. 

Pero es que hay estudios que aseguran que la vibración que produce el ronroneo, que se encuentra entre los 25 y los 150 hercios, ayuda a mejorar la salud y la densidad de los huesos. 

5. Pueden sobrevivirlo a (casi) todo

A pesar de que la mayoría de los gatos, hoy en día, hagan sus vidas en el interior de las casas, son animales adaptados a vivir en condiciones extremas. Sus antepasados eran nativos de zonas desérticas, así que son capaces de vivir en climas calurosos y desérticos.

Su sistema urinario, por ejemplo, les permite conservar el agua en el cuerpo. Sus glándulas sudoríparas están situadas en las almohadillas de las patas, lo que hace que estas se enfríen por evaporación. Además, su capa de pelo les ayuda a aislarse del calor. 

6. Su columna es 'de plastilina'

Los gatos tienes entre 53 y 70 vértebras en su columna –los humanos, por ejemplo, tenemos 33–, esto hace que sean extremadamente flexibles. De ahí que parezcan verdaderos contorsionistas a la hora de escapar y explorar cualquier rincón de la casa. 

Además, sus columnas también tienen un mayor número de discos intervertebrales, lo que hace que sus vértebras tengan un extra de protección. 

7. Los mejores acróbatas

Y todo gracias a su ultradesarrollado equilibrio. Pero, ¿a qué se debe esta habilidad? En parte, el culpable es su oído interno, formado por pequeños órganos que ayudan a que los felinos detecten con facilidad los movimientos y los cambios de posición bruscos. 

Pero también sus colas tienen mucho que ver con su equilibrio: hacen de contrapeso para mantener la estabilidad cuando realizan movimientos rápidos. 

8. ¿Qué es el dulce?

Los gatos no disponen de papilas gustativas específicas para el dulce, así que no son capaces de saborearlo. De ahí que prefieran todo lo que tenga regustillo a carne. 

9. ¡Cuidado con los lácteos!

Los gatos son intolerantes a la lactosa, así que ¡cuidado! A pesar de que los dibujos animados nos hayan inculcado que a los mininos se les da leche cuando son cachorros, es una leyenda urbana.

Como les ocurre con otros tantos alimentos, la leche les irrita el sistema digestivo y les puede llegar a producir diarrea y vómitos. 

10. Un cerebro muy humano

El cerebro de los gatos, aunque parezca mentira, tiene muchas similitudes con el humano. A pesar del tamaño de su cabeza, son capaces de almacenar un millón de datos más que un iPad, por ejemplo, y un millón de veces más rápido.  

Además, los cerebros humanos y felinos se dividen en secciones prácticamente idénticas en lo que al control de emociones se refiere. Las estructuras cerebrales también son muy similares. Al menos, así lo afirma Nicholas Dodman, experto en comportamiento animal de la Universidad veterinaria de Tufts, en Boston (EEUU). 

Como explica el experto en sus estudios, tanto los gatos como los humanos tenemos materia gris y blanca. Además, los felinos también tienen lóbulos temporales, occipitales, frontales y parietales en el córtex cerebral. Es más: estas secciones están conectadas de maneras similares en ambas especies. Y no solo eso: también tienen memoria a corto y a largo plazo.