Hace más de 40 años el profesor húngaro Erno Rubik no fue consciente de que había creado el rompecabezas más popular del planeta. Casi 20 millones de unidades se venden al año de este juego pero, ¿es cualquiera capaz de resolverlo?
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Todas estas ventas fueron causadas por la dificultad que suponía resolver este "acertijo" y conseguir que todas las caras del cubo fuesen del mismo color. Tanto que hasta los mismos especialistas buscaron movimientos para resolverlo más rápido que nadie.
La dificultad era tal que ni el propio creador del rompecabezas podía resolverlo. Rubik tardó casi un mes en resolver aquello que él mismo había creado, llegando a dudar incluso de si tenía solución.
Esta incógnita la tiene más de un 70% de la población mundial, ya que muy pocas personas son capaces de resolver este rompecabezas sin mirar un videotutorial. Un desafío que ha llevado a la empresa de Rubik a lanzar al mercado más de 500 modelos con hasta ocho variantes diferentes.
La solución
Existen y se han encontrado varias opciones para resolver el rompecabezas y una de ellas es dividir la solución en siete pasos. Para comenzar, lo primero es elegir el color por el que queremos empezar, pero ¿cómo sabemos el color? El cubito que está en el centro nunca se mueve, es estático, solo se mueven los de alrededor.
Así como es importante conocer el cubito del centro, también lo es diferenciar entre los cubitos que son aristas y los que son esquinas. Las aristas están siempre en los lados mientras que las esquinas se sitúan en cada rincón.
El último dato antes de comenzar es que un cubo básico tiene tres niveles, el superior, el de en medio y el inferior, cada nivel se mueve en conjunto.
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Cómo empezar
Vamos a comenzar a montar nuestro cubo de Rubik. Como ya hemos comentado, el primer paso es elegir el color con el que queremos comenzar. Por ejemplo, si elegimos el blanco, tenemos que hacer una cruz de ese color. Buscamos en el propio cubo las aristas blancas y las juntamos todas en la misma cara formando la cruz.
El segundo paso consiste en terminar el color blanco colocando una a una las cuatro esquinas que faltan. Una vez la cara blanca esté completada, pasamos al tercer paso con el que quedará completado el segundo nivel del cubo.
Debemos colocar las cuatro aristas, los cuatro cubitos laterales que no coinciden en color, con nuestro nivel. No buscamos las esquinas, ni los centros, sino las aristas.
Una vez conseguido el nivel de en medio, el cuarto paso se centrará en hacer una cruz en la cara contraria al color con el que empezamos, en este caso el blanco. Es decir, si empezamos por la cara superior, ahora vamos a la inferior.
Una vez tenemos la cruz en la última cara, el quinto paso se focaliza en las aristas, todas ellas tienen que estar en su color correspondiente. Tenemos que conseguir que mínimo dos de estas aristas estén bien posicionadas.
El penúltimo paso se centra en acomodar las esquinas en su color correspondiente, cuando lo consigas ya simplemente queda girar las esquinas con cuidado para completar así el cubo de Rubik.
Un proceso complicado
A lo largo de todos estos años han aparecido cientos de maneras de resolver este rompecabezas y esta es la más contundente hasta el momento. Aun así, se considera tan difícil este proceso que desde que se lanzó al mercado se han creado asociaciones que ayudan a la gente que no logra resolverlo y que desarrollan una adicción.
Pero no te preocupes, porque si estos siete pasos te han resultado complicados, la propia página oficial de Rubik tiene un apartado con las soluciones a los cubos que venden, con vídeo incluido, para que puedas resolver el rompecabezas más famoso del planeta.