Aunque la gran mayoría de las personas lo niega, diferentes estudios nos indican que, de forma inconsciente, buscamos parejas que se parezcan a nuestros padres y madres. Aunque existen ciertos matices al respecto, los investigadores exponen conceptos relacionados con el apego, la homogamia, la impronta sexual, el emparejamiento fenotípico o el efecto Westermarck para explicar que exista una tendencia a buscar este tipo de personas para que sean nuestra pareja. Además, no solo se busca un cierto parecido psicológico, sino también físico.
La razón por la que buscamos parejas parecidas a nuestros padres
A lo largo de los años se han sucedido los estudios centrados en investigar la forma en la que nos relacionamos con los demás, así como los motivos que nos llevan a tomar unas u otras decisiones, incluso en el terreno del amor. En este sentido, la investigadora y profesora polaca, Urszula Marcinkowska se ha centrado en el estudio de las bases evolutivas de la selección sexual humana.
[¿Por qué sigues con tu pareja aunque las cosas no funcionen? Estas son las razones ocultas]
Desde hace años analiza el concepto de impronta sexual, el cual define como el proceso a través del cual las preferencias para la elección de una pareja vienen influenciadas por el propio aprendizaje adquirido a edades muy tempranas, teniendo a los propios progenitores como modelo.
Asimismo, también se ha ido profundizando en la homogamia, que puede explicar la elección de una pareja en función a la similitud que, en las personas, se manifiesta con parejas que comparten características psicológicas y/o físicas, pero también sociales, como nivel educativo, raza, religión, etcétera.
Emparejamiento fenotípico
Investigadores de la Universidad de Pécs en Hungría investigaron el emparejamiento fenotípico, que hace posible que los organismos detecten otros similares por su parecido con él mismo, algo que es fundamental en el mundo animal para poder garantizar la propia supervivencia de las especies.
['Sleep divorce': la tendencia de separar las camas para ser más felices y dormir mejor]
Tras diversos estudios se ha podido llegar a la conclusión que, a la hora de crear una nueva pareja, es frecuente que se busquen parejas sexuales de la especie que les dio cuidado parental cuando eran jóvenes, en lugar de otros adultos de una misma especie.
Si se aplica a los seres humanos, se llega a la hipótesis de que los niños generan un modelo mental del fenotipo de sus progenitores del sexo opuesto que tienen como "base" para la búsqueda de pareja, como si se tratase de una plantilla.
Tras realizar un estudio en el que fueron analizadas familias con hijas adoptivas, se llegó a la conclusión de que existía un parecido significativo entre la pareja de la hija y su padre adoptivo. Este parecido, además, se reduce o aumento en función del tipo de relación padre-hija durante la infancia.
Impronta sexual
Marcinkowska publicó en el año 2012 una de sus primeras investigaciones relativas a las bases evolutivas de la selección sexual de los seres humanos. De acuerdo a las mismas, se pudo ver que la impronta sexual positiva está definida como una preferencia sexual por individuos que tienen las características de sus padres, siendo este el resultado de adquirir preferencias sexuales a través del fenotipo de los padres, durante su periodo de infancia.
El color de pelo y ojos
Por otro lado, gracias a los estudios realizados se ha podido llegar a la conclusión de que se produce un apareamiento selectivo positivo según el color de pelo y los ojos de los padres y las madres, lo que deja claro que el efecto del progenitor del sexo opuesto tiene mayor relevancia que el del progenitor del mismo sexo al predecir el color del pelo y el de los ojos de la pareja.
[Cómo superar la anuptafobia o miedo a estar soltero para siempre]
En uno de los estudios se pudo concluir que los hombres de ojos azules acostumbran a buscar mujeres con el mismo color de ojos, lo que deja claro que existe una garantía de paternidad basada en el fenotipo, además de una defensa contra la infidelidad.
El efecto Westermarck en las mujeres
Dichos estudios han concluido que los hombres tienen una mayor tendencia a emparejarse con mujeres que se parecen a sus madres que las mujeres, que no acostumbran a emparejarse con hombres que se parezcan a sus padres.
[¿Eres el plan B de tu pareja? Descubre si te están haciendo 'benching']
Uno de los motivos para que haya diferencias en la impronta sexual entre ambos géneros tiene que ver con el denominado efecto Westermarck, que es la aversión sexual a no vincularse con otros individuos criados en un mismo grupo familiar, siendo esta más fuerte en el género femenino que en el masculino. De esta manera, las mujeres buscan evitar todo lo posible la endogamia y esto hace que la impronta sexual sea menos visible.
Además, para las mujeres la elección de la pareja es un proceso adaptativo y tratan de aparearse con parejas de "alta calidad".
No siempre se reflejan las preferencias iniciales en la pareja
Para concluir, se debe destacar que Urszula Marcinkowska recalca que, aunque hay una tendencia a buscar una pareja que se parezca a nuestro progenitor del sexo opuesto, algo que sucede en todos los animales y seres humanos, la realidad es que en el emparejamiento no siempre se reflejan las preferencias exactas de una persona.
[15 claves para saber si estás con la persona adecuada]
Esto se debe a la gran competencia existente para poder llegar a crear asociaciones con otras personas y muchas otras limitaciones socioculturales, que pueden hacer que los individuos lleguen a aparearse con semejantes que tengan sus rasgos preferidos. Entre los seres humanos también existe esa competencia y se busca una pareja preferida entre todas las que están disponibles.