Uno de los elementos que no pueden faltar en la cocina es el estropajo, un tipo de esponja que se usa para fregar tanto la vajilla como el resto de utensilios de cocina, el cual se encuentra formado por un conjunto de fibras sintéticas o naturales que poseen propiedades abrasivas, gracias a las cuales se puede acabar de una manera eficaz contra la suciedad más adherida a dichos objetos.

El uso del estropajo es sencillo, al ser suficiente con depositar sobre él un poco de líquido lavavajillas para seguidamente humedecer con agua y frotar con firmeza sobre la pieza en la que se desea retirar la suciedad. Una vez que concluye el lavado, es el momento de aclararlo y dejar que se seque.

Sin embargo, en ocasiones no se aprovechan bien sus virtudes por puro desconocimiento, y es que en algunos casos nos encontramos con un estropajo que posee dos partes, una de ellas en la que se encuentra la de la esponja y, por el otro, donde nos encontramos con una zona rugosa. Mucha gente comete el error de pensar que pueden usarse ambas caras, de manera indistinta, para limpiar, sin que haya una razón que los lleve a utilizar una u otra, cuando el lado amarillo del estropajo tiene un uso para el cual está destinado.

Concretamente, esta parte amarilla está concebida para que, cuando se lavan los platos, se genere espuma con el líquido del lavavajillas, lo que favorecerá la tarea de limpieza e incluso hará que se pueda sacar un mayor provecho a este producto líquido, mientras que el lado verde del estropajo, que posee unas fibras más duras, tiene por objetivo la eliminación de la suciedad más incrustada y difícil.

De esta manera, el lado amarillo puede ser la opción más recomendada en aquellas ocasiones en las que se va a limpiar una vajilla delicada o una sartén con recubrimientos de teflón, evitando de esta manera que puedan llegar a dañarse y ofrecer un rendimiento inferior. Sin embargo, por norma general, conviene usar el lado verde o áspero de la esponja para conseguir una mayor limpieza al lavar los platos.

Trucos para sacar el máximo partido a los estropajos

Una vez conocido el verdadero uso del lado amarillo del estropajo, conviene conocer los mejores trucos para sacarles el máximo partido, de forma que es posible adaptarlos a las necesidades de cada momento para poder conseguir una limpieza efectiva de los diferentes elementos que se desean lavar.

Para empezar, en aquellos casos en los que se necesita limpiar un recipiente alto que tiene una boca estrecha, lo más recomendable sería cortar un trozo de estropajo, al que hacer una pequeña ranura e introducir un imán en su interior. Luego, se introducirá ese pequeño estropajo con imán en su interior, para utilizar un objeto metálico por el exterior para poder moverlo por el interior de ese recipiente, consiguiendo de esta manera su limpieza más eficiente. De igual modo, el imán también servirá para poder sacar el estropajo del interior del recipiente.

Un truco para fregar el fondo de vasos estrechos, a los que es imposible llegar con la mano, como sucede con los de tubo, es posible usar un cúter, una goma de pelo y dos palillos chinos, elementos con los que es posible confeccionar una especie de cepillo limpiabiberones, en el cual se harán cortes en el estropajo para colocar ambos palillos chinos, para seguidamente utilizar la goma del pelo para unir las dos partes (que estarán unidas la una con la otra por la parte verde).

Si lo que quieres es no tener que echar lavavajillas de forma constante en el estropajo, existe un método alternativo, para el cual se necesita de un cúter y una pastilla de jabón. En este caso, será necesario hacer un corte con el primer en el estropajo, para seguidamente introducir en su interior la pastilla de jabón. De esta manera, se conseguirá que, cuando se va humedeciendo el estropajo, este vaya generando espuma que se pueda usar para la limpieza de la vajilla y los utensilios.

Otro uso muy diferente, pero también muy práctico, es hacer uso de un estropajo para sacar un clave de la pared sin dejar marcas en la pared, para lo cual es suficiente con colocar el estropajo justo debajo mientras se hace palanca con el martillo, de manera que se pueda extraer el clavo de una forma más segura y minimizando el impacto de este sobre la pared.

También existe la posibilidad de guardar un estropajo (que no sea demasiado grande), empapado en agua en el interior de una bolsa y congelarlo, de forma que, si alguien de la casa se golpea accidentalmente y necesita poner hielo, el estropajo congelado será de gran ayuda.

Por último, también hay que hablar de las posibilidades que ofrece este producto en términos de refrigeración, ya que es posible congelar una esponja grande hecha trozos para utilizarlos como refrigerantes de una nevera portátil cuando vayas de camping. A medida que el agua se va descongelando, irá empapando la esponja y se conseguirá que haga un efecto similar al del hielo, pero sin dejar charcos de agua en la misma, siendo una solución muy práctica.

De esta forma, existen muchos trucos diferentes que se pueden poner en práctica para utilizar los estropajos con diferentes fines, algunos de ellos muy curiosos, logrando así sacar el máximo partido a los mismos.