Lourdes Vega es directora y fundadora del Centro de Investigación e Innovación sobre CO2 y H2 (RICH, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Khalifa, en Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos). Doctora en Física y catedrática de Ingeniería Química, sus investigaciones en modelos para predecir el comportamiento termodinámico de compuestos químicos y los orientados al desarrollo de nuevos materiales para separar gases y contaminantes han dado lugar a numerosas publicaciones científicas.
Su currículo le precede. Es una de las grandes expertas en el desarrollo del hidrógeno como “combustible limpio para un futuro más sostenible”. Y está convencida de que en los próximos años la energía se fijará especialmente en él: “El hidrógeno desempeñará un papel muy importante en el futuro sostenible del planeta y España puede ser un actor esencial", señala.
El hidrógeno es uno de los elementos más comunes, pero es difícil encontrarlo en estado puro. Para obtenerlo hay que recurrir al metano (CH4), al ácido sulfhídrico (H2S) y, sobre todo, al agua (H2O). “Sus ventajas son muchas. La primera es que se puede producir a partir de agua, que está en todas partes [el 70% de la Tierra está compuesta de agua] y es mucho más fácil de conseguir que el petróleo o el gas natural”, explica la doctora. “Además, cuando utilizas el hidrógeno, por ejemplo, como combustible, no produce CO2 ni otros elementos nocivos para el medioambiente”.
Convencida del enorme potencial de esta disrupción energética, Vega augura que en pocos años se impondrá a otros recursos. “Precisamente en España estamos en una situación envidiable. Podemos decir que somos ricos por producir hidrógeno, del mismo modo que se diría si hubiéramos encontrado petróleo”.
El acuerdo social contra el cambio climático obliga a buscar alternativas sostenibles y el hidrógeno es una de la que despiertan más interés. “Será gran parte de la solución. A medida que produzcamos más, se podrá cubrir un mayor espectro de aplicaciones donde ahora se utilizan otros sistemas. Y hablo no sólo de producir la energía a partir del hidrógeno, sino también como combustible para la aviación, barcos, tractores, producción de productos químicos, etc.”.
Para conseguir que esta alternativa energética sostenible tome cuerpo es necesario más dinero y esfuerzo en investigación. “Para que el hidrógeno se utilice a gran escala es necesario invertir más en I+D+i y, así, desarrollar todas sus aplicaciones. Como consecuencia de esta economía de escala los precios bajarán”.
Vega no duda de que en muy pocos años las ciudades tendrán su propia red de canalización de hidrógeno –como las actuales redes de gas natural–, los edificios contarán con sus propias pilas de hidrógeno para aportar energía y las 'hidrogeneras' convivirán con las gasolineras y las electrolineras. “Para llegar a este punto todos los implicados deben hacer un esfuerzo: el que produce el hidrógeno, el que lo transporta y el que lo utiliza”, advierte.