Hay en la barra de este año un zumo de zanahoria buenísimo. También unos platitos de desayuno, estilo self-service, que llevan de todo: cruasanes, tortilla, fruta. Dicen los entendidos, los que van de traje, que este es el mejor Wake Up! de los tres que ha habido. "¡Por la alineación!".
Y nosotros coincidimos, pero por motivos gastronómicos. Los de la barra jugamos con ventaja: tal es la importancia de los ponentes que casi ninguno se queda a desayunar. La gente importante no desayuna. ¡Menos en público! Estamos en la barra como Rufián en el Congreso o Patxi López en la sidrería: solos, con los codos apoyados y dándonos un buen festín.
Solemos decir los periodistas de EL ESPAÑOL que el Wake Up! no es un evento, sino un secuestro. Para que luego digan que los medios no influyen como antes. Aquí, en la catacumba de Casa de América, encerraremos hasta el viernes a varias vicepresidentas, un porrón de ministros, los reyes del Ibex, los dueños del sindicalismo, los presidentes de los bancos…
Nos cruzamos, al poco de estrenar la mañana, con José María Álvarez-Pallete, el presidente de Telefónica. Nos dice: “Es impresionante. Aquí está todo el mundo”. Sabe de lo que habla. Suponemos que los tiene localizados por microchip.
A nosotros, lo que nos impresiona de Pallete, es su poderosa simpatía, que lo es por lo llano, por lo corriente. Cuando nos ha saludado, nos hemos dado la vuelta por si era a otros. Pero no, no. Era a nosotros, los de la barra. Se nos ha puesto todo de cara, Pedro J. Dicen que lo primero que hay que hacer para secuestrar a un país es hacerse con las telecomunicaciones. Y Pallete está aquí tan a gusto que igual no sale.
La mañana empieza con un ojo en el móvil y otro en las ponencias. Mientras llega Nadia Calviño, Moncloa anuncia la remodelación del Gobierno. Héctor Gómez, que fue portavoz del PSOE en el Congreso y luego asesinado por Sánchez, ha sido exhumado en virtud de la Ley de Memoria: nuevo ministro de Industria. José Manuel Miñones, nuevo ministro de Sanidad. “¿Quién es Piñones? ¿Miñones? ¡Ah, eso, Miñones!”, preguntan varios empresarios en un corrillo.
Los empresarios importantes –lo vemos ahora en directo– funcionan como el hijo de Negreira con los árbitros. En cuanto se nombra un ministro, quieren saber si hace pilates, si tiene hijos y si sale por la noche.
Baja Nadia Calviño. Dado el cariz internacional que ha tomado el evento, se lanza con un buenos días Wake Up, Spain!, pero luego añade: “Esto podría ser Wake Up, Europe!”. En ese instante, la vicepresidenta, que ya está en el atril, intenta señalar con el dedo todos los participantes que aparecen en el cartel a su espalda… pero sin darse ella la vuelta. El ejercicio de contorsionismo resulta impresionante. Nosotros, en la barra, cantamos “Europe is living a celebration”, como Rosa de España, pero nos piden que nos callemos.
Dejamos por fin los vasos y sacamos la libreta. Empezamos a anotar los números que va diciendo Calviño. Estamos eufóricos y prometemos que en la barra sólo hay zumo, café e infusiones. Pedro J., cuando llegó a Diario 16, prohibió el alcohol en la redacción y se ha mantenido en sus trece.
“Todo apunta a que la inflación bajará en marzo”, dice Calviño. 31.000 millones. 21.500 millones. 2.500 millones. Todo, según parece, para nuestro bolsillo. Nos sentimos como Rafa, el del rosco de Pasapalabra. Cuando termina, nos entran ganas de abrazar a la vicepresidenta. ¡Somos millonarios y han desaparecido todos los problemas!
Calviño en el purgatorio
El escenario del Wake Up es como la sede de UCD… en sus buenos tiempos. Nadie se atreve a maldecir al adversario. Todo es construir, la moderación, la ecuanimidad. Si no fuera por la barra, el año que viene nos daban el Nobel de la paz.
Pero los políticos, cuando se van de aquí, justo entre las escaleras y la puerta de la calle, se detienen a atender a los periodistas. En argot de plumillas se dice, “hacer un canutazo”. Aquí es como si se fumaran el canutazo. Porque empiezan a dar leña. El hall de Casa América se aparece como el purgatorio.
Calviño le hace un traje a Feijóo en cuanto le mentan al PP. “Es difícil encontrar peores ejemplos” de lealtad. Por lo de las críticas del gallego a Sánchez en Bruselas. De pronto, cuando parecía que ese era el titular, empieza el show.
La vicepresidenta se cruza en el purgatorio con Antonio Garamendi (CEOE) y Unai Sordo (Comisiones Obreras). Alguien grita: “¡Una foto los tres!”. Y los tres se suben al photocall. Cuando ya está la ráfaga de fotos preparada, Calviño se escapa. Es como si se hubiera visto una aparición. Se escapa literalmente. Y reúne a Sordo y Garamendi en una esquina.
“Es por lo de la paridad”, cuentan algunos colegas tras confirmarlo. “Calviño no se hace fotos si no hay, mínimo, mitad de hombres y mitad de mujeres”. Pues menos mal que no se ha unido Pepe Álvarez (UGT) al photocall. Tendrían que haberle disparado los escoltas. Total que la foto se hace, pero en la esquina y sin estar ellos y ella mirando a la cámara. Como si la paridad dejara de tener efecto al salir de espaldas al objetivo. Cómo no vamos a querer a Calviño. No dice adiós, dice "hasta lueguito". Hasta lueguito, Garamendi, Sordo y Álvarez.
Es turno ahora de la digitalización. Volvemos a la catacumba. Está a punto de producirse el combate entre Garamendi y los dos sindicalistas. Habla en el escenario Federico Linares, el presidente de EY. Cuando regresamos a la barra, está diciendo: “¡Colaboración radical!”. Se refiere, entendemos, a lo público-privado, pero tendríamos que tomarlo al pie de la letra.
Linares es de Cádiz. Toca la guitarra, canta flamenco y, en la última cabalgata de su ciudad, lo disfrazaron del rey Gaspar. ¡Y nosotros lo traemos a hablar de digitalización! Si herr direktor nos dejara a los de la barra organizar el próximo Wake Up, lo convertíamos en el Mad Cool.
Ahora sí, llegan los sindicalistas, con Garamendi en medio. Está la cosa caliente. Por la crisis de la inflación, los salarios, las pensiones… Pepe Álvarez se gira y dice: “Necesitamos que la CEOE nos diga si quiere acuerdo o no. Si no, a otra cosa mariposa”. Del otro lado, dispara Sordo: “Quiero hablar de esto sin intermediarios”.
Nos llevamos las manos a la cabeza. La noche de la otra pinza, la de Anguita y Aznar, el de IU sacó una pistola. Y Garamendi, que es de Bilbao, está demasiado callado. A ver si es que está esperando a… Nada, regresa el fantasma de la UCD. Garamendi: “Vamos a sentarnos y a hablar”.
Les toca el turno a Pallete y a Bernard-Henri Lévy, que ha venido desde París. Se sientan. Es como un episodio de First Dates. Dos personalidades que aparentemente nada tienen que ver para mantener una charla sobre un tema muy profundo. Pallete, con el traje clásico y la corbata. BHL, con su típico escotazo y su melena alborotada.
BHL interpela al auditorio con esas frases que epatan: “Todas las últimas crisis fueron previstas por alguien (…) No somos ingenuos, somos ignorantes, que es mucho peor (…) La grandeza de la democracia radica en su fragilidad”. Pallete lo complementa con datos un tanto escalofriantes: “El 90% de chips se fabrica en Taiwán (…) La revolución tecnológica de hoy es cuatro veces más grande que la revolución industrial (…) El 40% del tráfico de nuestra red no es humano, sino fruto de las máquinas (…) El 60% de los datos [habla de las redes sociales] está en manos de cinco personas”.
Llega el turno de los banqueros, que son gente muy seria, pero que, en contra de lo que suele suceder, está dando muchas noticias. Lo dicen nuestros compañeros de Invertia. Goirigolzarri, de Bankia, está hablando de “políticas monetarias black” y “arbitraje regulatorio”.
De pronto, por gracia de Arturo Criado, el moderador, se pone Goirigolzarri a hablar de fútbol. Dice estar seguro de que el Athletic va a pasar a la final de la Copa del Rey. En la barra, que somos de Osasuna, nos mordemos los labios. Pero es que luego, al rato, aparece Josu Jon Imaz, el CEO de Repsol, que tiene en su haber la insignia de diamantes de Lezama. Y dice lo mismo. Cuando vamos a asaltar el escenario, nos recuerda un experto en Recursos Humanos que no nos conviene.
Llega el turno de Óscar García Maceiras. Se produce un silencio peculiar. Porque los dirigentes de Inditex son como el espíritu santo en la Iglesia. Dicen que está, pero no se le ve. En el Wake Up vienen con su propio cuerpo. El año pasado nos habló Pablo Isla.
Queremos acercarnos a meterle el dedo en la llaga para ver si es cierto, como santo Tomás, pero vuelve a desaconsejárnoslo el de Recursos Humanos. Entonces, tomamos nota. Primera tienda de Zara en el extranjero, 1988, Oporto. Primera tienda de Zara en Nueva York, 1989. Media de edad de los 165.000 trabajadores del grupo: ¡29 años! García Maceiras debe de ser tratado en Arteixo como los chamanes de 120 años en África.
Este lunes parece un jueves porque, con la cantidad de gente que va pasando por el escenario, deberíamos estrenar el after del Wake Up. Adoptamos a Carlos Torres, presidente del BBVA, como médico de cabecera. Asegura que no hay contagios, que los bancos españoles están muy fuertes. ¿Y los de El Español? Lo veremos el viernes. A ver cuántos quedamos en la barra.