Hace ocho años, durante una larga conversación, José María Álvarez-Pallete me anticipó el futuro de la Inteligencia Artificial, tema central de su tesis doctoral. En lugar de despreciar lo que se ignora, el hombre inteligente debe adentrarse ya en el 6G y enfrentarse con humildad, como exige Mark O’Connell en su ensayo Ser una máquina, en el nuevo mundo que se abre con la Era Digital y el progreso de la Inteligencia Artificial. Las máquinas disponen de funciones cognitivas, hablen entre ellas, resuelven problemas y toman decisiones.

En Marte el hombre ha instalado ya robots que deciden por sí mismos porque, a la velocidad de la luz, enviar una orden al Planeta Rojo y recibir respuesta roza los 50 minutos. Sin inteligencia computacional, el Curiosity, por ejemplo, se hubiera reducido a la esterilidad. La civilización, tal y como la hemos entendido hasta ahora, está a punto de deshuesarse. “Los robots militares y la invasión de los drones –escribí hace ocho años– pueden ser un grave peligro, salvo que se controlen adecuadamente”.

He conocido a casi todos los presidentes de Telefónica en los últimos 70 años. Ninguno me ha impresionado como José María Álvarez-Pallete. Supo enfrentarse con una deuda agobiante. Reorganizó la estructura de la compañía y está desarrollando de forma espectacular su presencia internacional. La instaló en la última vanguardia tecnológica y controla ya de frente al 6G que llega.

 Reconocido por la revista 'Forbes' como el mejor CEO español, Álvarez-Pallete organizó en el Teatro Real una velada que presidió el Rey Felipe VI

Álvarez-Pallete ha desbordado tecnológicamente a las grandes naciones europeas. En 2008 la fibra óptica languidecía en España con una velocidad de bajada de 30 megabytes. Ahora supera los 600. Los ingresos por servicios como cloud, loT, bigdata y vídeo se han multiplicado.

Para que las máquinas hablen español en todo el mundo con la debida corrección ha llegado a un acuerdo con la Real Academia Española, robusteciendo la vieja tradición de Telefónica de cooperar en las más diversas manifestaciones culturales. La RAE debe subirse al misil del desafío digital, pues en otro caso se convertirá en una reliquia.

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Y claro, Álvarez-Pallete ha sido nombrado Business leader of the Year por la Cámara estadounidense de Comercio. La revista Forbes lo reconoció como el mejor CEO español. Y Company lo consagró entre los Most Creative People del mundo.

Con las antenas puestas siempre en la cultura organizó en el Teatro Real una velada que presidió el Rey Felipe VI. Acompañado por Eduardo Navarro asistí a un acontecimiento que congregó a todo Madrid. El presidente de Telefónica pronunció un breve discurso para agradecer el apoyo de los empleados, los socios, los accionistas, los proveedores y los clientes a lo largo de cien años.

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Lucas Vidal estrenó la Suite Telefónica. Juan Diego Flórez, considerado por la crítica más solvente como uno de los tres tenores destacados del mundo actual, interpretó arias de Donizetti, Mascagni, Puccini y Soutullo y honró a Agustín Lara con un Granada inolvidable. A mí manera de ver. El amor brujo de Falla se quedó corto y María Dueñas, la diva del violín, estuvo sobreactuada aunque enardeció a gran parte del público.

Eficaz el pianista Lang Lang y también el director Afkham. Espléndida Sara Baras y sobresaliente a ráfagas la orquesta Reina Sofía. Al final, se organizó en el escenario sobre cuatro alturas para interpretar la Rhapsody in Blue de Gershwin. Y se la escuchó con rara perfección.

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En torno a la Telefónica de José María Álvarez-Pallete, en fin, se ha generado lo que nuestro filósofo escribió en De brevitate vitae: “La vida es breve, la cultura larga, la ocasión fugaz, el juicio difícil”. Me reafirmo en lo que declaré hace unos días: “Telefónica está en las mejores manos”. Los que asistimos a la gran velada en el Teatro Real sabemos también que algunos actos resultan inolvidables.