Ramon Padrós, alcalde de Sant Martí d'Albars, frente al Ayuntamiento.

Ramon Padrós, alcalde de Sant Martí d'Albars, frente al Ayuntamiento. R.M.

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En el pueblo más 'indepe', donde el 97,2% habla en catalán: "España nos trata como a una colonia"

En las elecciones catalanas de 2021, 67 de 68 vecinos que votaron en Sant Martí d'Albars (Barcelona) lo hicieron por partidos separatistas.

27 abril, 2024 02:23
Sant Martí d'Albars (Barcelona)

Para los independentistas catalanes más puristas, Sant Martí d'Albars (Barcelona) bien podría ser su Shangri-La particular. Sus tres núcleos urbanos están formados por iglesias y masías centenarias, rodeados de arroyos y campos verdes con los Pirineos como telón de fondo. En este pintoresco pueblo no hay paro ni delincuencia y, de sus 107 habitantes censados en 2021, 104 son nacidos en Cataluña: de los tres restantes, uno nació en otra parte de España y dos son extranjeros.

Además, el 97,2% de los vecinos –es decir, 104– sabe hablar en catalán y lo usa siempre. El 100% lo entiende, el 96,3% lo lee y el 89,7% lo escribe. Los datos, disponibles en el informe de la Secretaría de Política Lingüística de la Generalitat 'Català 947', superan con creces la media de los municipios catalanes. En el global de la región, el 95,9% de la población entiende el catalán, el 89,6% lo sabe hablar (aunque sólo un 36% lo usa como lengua principal), el 90,6% lo lee y el 82,2% lo escribe.

Por si fuera poco, en las últimas elecciones autonómicas de febrero de 2021, Sant Martí d'Albars se convirtió en el pueblo más independentista de Cataluña. De 68 vecinos que votaron, 67 lo hicieron por partidos separatistas: Junts obtuvo 40 votos; ERC, 14; la CUP, 8; y el PDeCAT, 5. El único voto no independentista fue para En Comú Podem. Junto a un discreto buzón de Correos situado al lado de un armario público con libros exclusivamente en catalán, este votante es el único rastro del resto de España en el pueblo.

Vista de uno de los tres núcleos urbanos de Sant Martí d'Albars.

Vista de uno de los tres núcleos urbanos de Sant Martí d'Albars. R.M.

Sin embargo, de esta representación de último guardián de las esencias de la catalanidad huye el alcalde, Ramón Padrós, de Junts, quien lleva en el consistorio desde 2019. Desde entonces, gobierna con otros cuatro concejales sin oposición. "Cataluña es diversa y nosotros no nos sentimos ni especialmente modélicos ni vamos diciendo lo bien paridos que somos", dice en conversación con EL ESPAÑOL, a poco más de dos semanas de las elecciones autonómicas del 12 de mayo.

Ante la inminente cita electoral, el de Junts confía en el regreso del fugado expresident Carles Puigdemont y cree que su presentación como cabeza de lista es la "justa reparación" tras haberse ido de Cataluña "forzado por el 155". "Que volviese sería reconocerle que no se hizo bien en su momento", apunta el alcalde.

Gente "de fuera"

Pese a sus expectativas electorales, con un censo a 1 de enero de 2024 de 141 habitantes, Padrós desconfía que Sant Martí d'Albars se haga de nuevo con el título de pueblo más independentista de Cataluña: "Ha venido a vivir al pueblo gente de fuera, sobre todo de Barcelona, que para nosotros también es gente de fuera, y cuyas preferencias políticas están más en el eje derecha-izquierda que en el eje nacionalista-no nacionalista".

A Josep, uno de los vecinos, le gustaría que se repitiese el resultado. En las pasadas elecciones votó a ERC, pero ahora lo hará por Junts: "No me ha gustado cómo se portó Junqueras con Puigdemont", asegura. Y se enorgullece también de que Sant Martí sea uno de los pueblos donde todavía se habla casi al 100% en catalán. "Creo que sólo hay uno que no lo habla. Y pese a que aquí lo hablamos, porque somos gente de toda la vida, en el global de Cataluña no se habla lo suficiente", añade.

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Al alcalde, sin embargo, no le preocupa no revalidar el título. Dice que en Sant Martí d'Albars nunca han buscado ser los más independentistas, ni trabajan para ello. "No militamos por ser más catalanes que otros, simplemente somos catalanes, como también somos europeos, igual que hay otros que se pueden sentir castellanos", dice Padrós, quien reconoce que le encanta ir a Madrid, y que, al mismo tiempo, cree que catalanes y el resto de españoles estarían mejor separados.

"Hay un agravio histórico, sobre todo económico, con un déficit fiscal que tiene el Estado con Cataluña de 22.000 millones. Uno no se hace independentista de un día para otro, ha sido todo parte de un proceso. Al final, no nos sentimos bien tratados por el Estado, sino como una colonia", dice Padrós justificando su postura.

"Creo que hay un problema de incomprensión mútua: ni nosotros les entendemos a ellos ni ellos nos entienden a nosotros", dice, en referencia al resto de España. "Pero creo que nos llevaríamos mucho mejor si fuésemos dos países distintos y estuviésemos separados. España y Cataluña son como un matrimonio que discute demasiado y que sólo con el divorcio pueden arreglar la convivencia", prosigue Padrós.

Los más independentistas

Las comarcas de la Cataluña central donde se encuentra Sant Martí d'Albars son las más independentistas de la comunidad autónoma. Son también el germen y bastión históricos de la catalanidad. El pueblo está enclavado en el centro de la Plana de Vic, entre las poblaciones de Vic, Manresa y Berga.

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Pero a pesar de su convicción independentista y situación geográfica, Sant Martí d'Albars no es un pueblo, que a primera vista, parezca el más separatista: en sus calles apenas hay esteladas, murales o pancartas políticas, y en el balcón del Ayuntamiento no luce ninguna bandera, de tal forma que el edificio pasa casi desapercibido, como una casa más. Apenas un pequeño rótulo que reza Llibertat encabeza el frontón.

"Algunos vecinos han puesto pancartas por la escuela en catalán o por los presos políticos, pero luego vienen los contrarios, de fuera, y que no sabemos quiénes son, y las arrancan. Por lo que no tenemos pancartas. En el Ayuntamiento tampoco tenemos ninguna bandera porque el mandato de la Junta Electoral es claro: antes de las elecciones no puede haber símbolos políticos. Por no tener, no tenemos ni fotos de presidentes de la Generalitat", explica Padrós.

Un día antes de que EL ESPAÑOL visitara Sant Martí d'Albars, en Cataluña se celebró el día de Sant Jordi. En el balcón del Ayuntamiento lucía una enorme senyera y una sola estelada colgada de uno de los tres mástiles reservados para las banderas oficiales. En el interior del consistorio, en el despacho del alcalde, también luce una estelada junto a la bandera con el escudo del pueblo.

"Dicen que los de la Cataluña central somos los más independentistas y el núcleo duro de Cataluña, los más cerrados. Pero nada más lejos de la realidad. La Plana de Vic siempre ha sido un lugar de paso de la trashumancia, de los pastores que bajaban con su ganado del Pirineo hasta estos pastos, por lo que siempre ha habido mezcla y hemos desarrollado un carácter acogedor", dice Padrós.

La fachada del Ayuntamiento el pasado 23 de abril.

La fachada del Ayuntamiento el pasado 23 de abril. Ajuntament de Sant Martí d'Albars / X

Al contrario de las principales localidades de la zona, donde la inmigración extranjera ha sido un fenómeno al alza en los últimos años, y también una de las causas de que haya decaído el uso del catalán, en Sant Martí d'Albars apenas hay censados dos habitantes nacidos en el extranjero. El alcalde explica que si el pueblo no ha atraído más inmigración no es porque sea especialmente cerrado o no la quieran: "Se da la circunstancia de que aquí tenemos una industria muy concreta, la del pellet, y están todos los puestos de trabajo ocupados", dice.

Roger, otro vecino, de 24 años y que está reformando una casa familiar en el pueblo, se declara también orgulloso de ostentar el título de municipio más independentista. "En el Lluçanès [la nueva comarca en la que se encuentra el pueblo] somos gente muy de aquí, pero también acogemos a los que vienen de fuera. Aprenden el catalán y se adaptan rápido", señala preguntado por el asunto migratorio.

En comparación con otras campañas electorales previas, el ambiente electoral apenas sacude a Sant Martí d'Albars. Y ni mucho menos el sueño de la independencia. Los más separatistas de Cataluña lo son, en 2024, con resignación y de forma pasiva, convencidos de que este extraño título quedará como una anécdota del pasado.