La imputación de Artur Mas por la consulta del 9N, conocida durante la mañana de este martes, ha aumentado aún más la presión sobre la CUP. Todo el soberanismo ha cerrado filas en torno a Mas y esto ha dejado a la CUP aún más expuesta, a pesar de que el líder del partido, Antonio Baños, ha mostrado su solidaridad con Mas y las demás imputadas.
Para más inri, el juez ha citado a Mas a declarar en el 75 aniversario del fusilamiento del antiguo president de la Generalitat Lluís Companys.
Muchos han interpretado la imputación de Mas como el estímulo necesario para que la CUP cediera en su postura de negar la investidura. Mas adquiría una postura más transgresora y se convertía en representante de la desobediencia que prodiga la CUP. Baños, sin embargo, ha mantenido el discurso del partido y ha dejado claro que no cederán a las presiones: “Después de décadas de represión policial y judicial, no nos asusta demasiado una campaña de Twitter”, ha afirmado.
Quienes han evitado pronunciarse a favor de la investidura de Mas han sido los presidentes de la ANC y Òmnium Cultural. En una rueda de prensa conjunta han criticado la imputación y han confiado en que las formaciones llegarán a un acuerdo, pero no han querido valorar si es importante que sea Mas el presidente.
Un juez propuesto por CiU
El ahora instructor de la causa contra Artur Mas, Joan Manel Abril, fue elegido por el Consejo General del Poder Judicial magistrado del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Cataluña en junio de 2012. Pertenece al llamado 'turno autonómico': los Parlamentos de las comunidades autónomas tienen la potestad legal de proponer a la mitad de los jueces integrados en las Salas de lo Civil y Penal de los TSJ. Son juristas que, sin pertenecer a la carrera judicial ni superar la oposición de ingreso, acceden directamente a esas relevantes Salas -son las encargadas de investigar y juzgar los delitos de los aforados autonómicos- gracias al favor político.
Abril encabezó la terna de juristas que el Parlamento de Cataluña propuso al CGPJ en abril de 2012. Los otros dos fueron Antoni Vaquer y María Rosa LLácer, pero en el acta de la sesión parlamentaria no se refleja que hubiera debate alguno sobre los méritos de cada uno. La terna prosperó por asentimiento y con el apoyo de CiU, PSC, ICV y ERC.
La designación de Abril por el órgano de gobierno de los jueces fue igual de pacífica. Era el candidato apoyado por Ramón Camps, vocal del CGPJ a propuesta de CiU, y los demás consejeros respetaron su preferencia por Abril, que hasta entonces era profesor titular de Derecho Civil de la Universidad Autónoma de Barcelona y, desde octubre de 2007, director de los servicios jurídicos del Ayuntamiento de Barcelona, entonces en manos del PSC.
Fuentes del CGPJ, en aquellas fechas ocupado en la intensa polémica que generaron los viajes de fin de semana de su presidente, Carlos Dívar, con cargo a fondos públicos, recuerdan con nitidez que el apoyo para el nombramiento de Joan Manel Abril provenía inequívocamente de CiU y no del PSC.
Presión en favor del nuevo "presidente mártir"
Un miembro de la CUP acuñó hace unos años un término que en Cataluña ha hecho fortuna. Habló del ‘Camamilla Party’ -haciendo referencia al Tea Party estadounidense- para describir a un determinado sector de la sociedad catalana. Este grupo lo forman desde destacados opinadores hasta directores de medios, pasando por un ejército de miles de tuiteros.
A grandes rasgos y con matices, los miembros del ‘Camamilla Party’ defienden a Artur Mas como la única persona capaz de liderar el proceso soberanista. Consideran que no toca hablar de los recortes hasta que Cataluña sea independiente y atribuyen cualquier indicio de corrupción a una guerra del Estado contra Cataluña. Tampoco ahorraron reproches a la CUP cuando decidió no ir en la lista unitaria soberanista. Odian tanto a Mariano Rajoy como a Pablo Iglesias o Duran Lleida y les dolió sobremanera que la alcaldía de Barcelona quedara en manos de Ada Colau.
El ‘Camamilla Party’ se ha volcado ahora en presionar a la CUP para que ceda y haga presidente a Artur Mas.
El diario ARA ha publicado en su versión impresa de este martes un editorial llamado "Mas no puede ser el problema". El editorial iba destacado en portada bajo el titular "Peligra la investidura".
Uno de sus más destacados opinadores, Antoni Bassas, también publica en el mismo periódico un artículo a favor de la investidura del president en funciones. "Sería un error que lo que no ha conseguido la persecución mediática con base en Madrid se decidiera ahora en Barcelona", asegura.
El exdirector de La Vanguardia, José Antich, también afirma en un artículo de hoy que los intentos de desplazar a Mas de la presidencia son de una "gran miopía".
Pilar Rahola aseguró ayer en 8TV que no le parecería justo que se apartara ahora al president. Otros periodistas y opinadores invitaban a la CUP a reflexionar sobre por qué se alinea con los poderes unionistas en el rechazo a Artur Mas.
La coincidència de Rajoy, Sánchez, Ciutadans i la Brunete mediàtica amb la CUP per descavalcar Artur Mas del procés em fa malpensar.
— jordi barbeta (@jordibarbeta) September 29, 2015
Insistència nerviosa de Cs en què Cup no investeixi Mas hauria de fer pensar més d'un i més d'una assemblea
— Francesc-Marc Álvaro (@fmarcalvaro) September 28, 2015
Un poder inesperado para la CUP
Todas las encuestas indicaban que la CUP tendría la sartén por el mango a la hora de articular una mayoría soberanista en el Parlament. Lo que no se esperaba la formación era que la investidura de Mas como president dependería de sus votos. El partido anticapitalista se sentía mucho más cómodo con la posibilidad de una abstención en segunda vuelta. Pero ahora este escenario no es posible y la CUP tiene la carga de ser quién puede dinamitar el proceso si JPS tampoco cede.
La situación no ha avanzado durante este martes. Ambas formaciones han reafirmado sus posiciones antes los medios durante la mañana y por ahora nadie quiere aparentar que está dispuesto a ceder. El entorno de Mas ha filtrado a TV3 que el proceso no se va a parar y que la CUP ha de decidir si va a estar o no. Baños ha vuelto a repetir que no investirán a Mas y ha insistido en una figura de consenso en la que "todos nos podamos sentir cómodos". Baños ha explicado en una entrevista a TV3 que si Mas representa un extremo y la CUP otro, lo que buscan es un candidato intermedio.
CDC, sin embargo, no está dispuesta a dejar de liderar el proceso y consideran "irrenunciable" la presidencia de Mas. Después de todos los costes de la aventura independentista para el partido -desde la ruptura con Unió hasta las imputaciones que se han conocido hoy- no quieren que la presidencia quede en manos de alguien de ERC o de un candidato independiente como Romeva. ERC sigue defendiendo que el candidato de JPS es Mas pero de manera menos apasionada. "Concentrémonos en el qué y no en el quién", ha afirmado Junqueras esta mañana.
JPS compareció ayer para valorar los resultados y proyectó una imagen de unidad en torno a Mas. Las declaraciones de Romeva y del propio Mas, no obstante, dejaban la puerta abierta a negociar otro presidente. "El candidato es Mas, y a partir de aquí negociaremos", explicó Romeva. "Lo importante es saber si los 72 diputados están dispuestos a sacar adelante la hoja de ruta (...) y el resto son cosas añadidas", zanjó Mas.
Las negociaciones, en marcha
Ambos partidos ya empezaron ayer con algunas llamadas los primeros contactos de lo que se prevé una dura negociación.
El núcleo duro de JPS se ha reunido esta mañana en el Parlament para empezar a confeccionar el nuevo Gobierno, la organización del grupo parlamentario y barajar nombres de futuros consellers. A la reunión han acudido Romeva, hombres de confianza de Mas como Josep Rull o Jordi Turull, dirigentes de ERC (Marta Rovira y Lluís Salvadó) y las expresidentas de ANC y Òmnium que van como 2 y 3 de la lista.
Paralelamente, se ha designado una comisión negociadora formada por miembros de todos los partidos y entidades de la candidatura para empezar a desarrollar los contactos con la CUP. JPS quiere que estos contactos se desarrollen de manera discreta y sin aspavientos ni críticas contra la postura de los anticapitalistas respecto al tema de la investidura.
La CUP, por su parte, ha iniciado conversaciones con todos los partidos que puedan sumarse al llamado proceso constituyente, entre los que también incluyen a CSP. La formación insiste en que, aparte de la cuestión de Mas, no exigirá condiciones inasumibles a JPS.
Lo que sí que se prevé es una de las negociaciones más herméticas de los últimos tiempos. La CUP ya ha avisado de que se levantarán de la mesa de negociaciones a la que haya la primera filtración a la prensa. El partido ya abandonó la negociación de la lista única el pasado julio después de que se filtrara información a los medios.