La organización Greenpeace ha lanzado un llamamiento para proteger el Gran Bosque Boreal, lo que los rusos llaman la taiga, que son ecosistemas de algo valor que almacenan grandes cantidades de carbono, incluso más que los bosques tropicales y albergan innumerables especies como el tigre siberiano, el oso o la salamandra.
En un blog, la portavoz de Greenpeace de la campaña del Ártico Pilar Marcos ha destacado que la cantidad de CO2 almacenado en el Gran Bosque del Norte es "otra de las grandes razones para proteger este maravilloso invierno".
Precisamente, señala que los árboles han estado en pie durante siglos protegiendo a estas especies pero salvando a los seres humanos del impacto del cambio climático y pide unirse a la iniciativa.
El Gran Bosque del Norte es un ecosistema de bosque boreal, con una gran extensión de coníferas que cubre el hemisferio norte y que los rusos llaman taiga. Visto desde el espacio, es una corona verde que circunda el Ártico y que sirve de enorme cinturón verde de la tierra.
Este ecosistema en invierno está cubierto de nieve que se derrite en marzo o abril y en algunas zonas más al norte, incluso en mayo. En enero, la temperatura media en la región siberiana de Yakutsk, es de -35 grados centígrados y, alrededor de Helsinki (Finlandia) de -6 grados centígrados. Sin embargo, en julio en Yakutsk la temperatura media es similar a la del norte del Mediterráneo, con 25,5 grados centígrados.
Marcos expone que las especies del Gran Bosque del Norte cambian de color en función de la estación y para sobrevivir a los cambios de temperatura. Por ejemplo, señala que la liebres son blancas en invierno y marrones en verano; que las comadrejas e incluso el caribú se vuelven también blancos en invierno y que la salamandra siberiana puede sobrevivir a temperaturas por debajo de los -35ºC, reemplazando su agua por 'anticongelantes bioquímicos'.
Asimismo, destaca que los osos en invierno se esconden en cavidades bajo el suelo casi la mitad de su vida e incluso paren a las crías bajo tierra y que al despertar en primavera comienza a comer no sólo carne, también disfruta de bayas, frutas, frutos secos, hojas y raíces.
En cuanto a los árboles, señala que las coníferas se han adaptado a vivir largos inviernos y cortos veranos por lo que sus acículas y hojas contienen muy poca savia, lo que ayuda a evitar la congelación. Su color oscuro y morfología triangular ayudan a absorber la mayor cantidad de luz solar posible.
La portavoz de Greenpeace subraya también que más allá, bajo los árboles, la taiga almacena "grandes cantidades de carbono, incluso más que los bosques tropicales".
"Necesitamos proteger la casa del tigre siberiano y la del oso y de la salamandra y la de otras innumerables especies. Y la cantidad de CO2 almacenado en el Gran Bosque del Norte es otras de las grandes razones para proteger este maravilloso invierno. Estos árboles han permanecido en pie durante siglos, protegiendo a estas especies pero también salvándonos a todos nosotros de los impactos del cambio climático. Juntos podemos mantener estos árboles en pie", concluye Marcos en el blog.