Volvió la presencialidad a los plenos de la Diputación de Alicante y volvió la bronca. O el circo, según se mire. Con el protagonista de siempre, el único diputado nacionalista de Compromís, Gerard Fullana, esta vez transmutado en improvisado comercial de una editorial y un autor en concreto, como si sus textos verdades reveladas.
No había muchos asuntos en el pleno que afectasen a la gestión directa de la institución provincial susceptibles del espectáculo. Apenas dos de los 32 dentro del orden del día fijado por los portavoces, que fueron votados en su mayoría a favor por unanimidad. Así que Fullana aprovechó tres subvenciones a ACNUR, ADCAM y la Fundación Dharma. Era el modo de ir "calentando" a los espectadores antes de su número central.
Nada que ver con la oposición seria y rigurosa del portavoz del PSOE, Toni Francés, que una vez más demostró que se puede hacer política desde el respeto y las buenas maneras. O la del presidente de la Diputación, Carlos Mazón (PP), que tuvo que contenerse parta no dar la orden de cerrar el micrófono al nacionalista cuando continuamente trataba de interrumpir sus razonamientos sin tener el uso de la palabra.
Nacional y autonómica
Los dos momentos más interesantes, fuera de la gestión provincial, llegaron en el turno de mociones. PP y Cs hicieron causa conjunta demostrando la solidez de su pacto en dos de los asuntos más controvertidos de la actualidad política autonómica y nacional.
Por un lado, mostraron su sintonía instando a la Generalitat valenciana a retirar el borrador de decreto de Estructura y Organización del centro de Información y Coordinador de Urgencias que el Gobierno Botánico quiere llevarse a Valencia. De otro, en la moción conjunta para rechazar el indulto a los condenados por el procés catalán.
Ninguna de las dos contó con el apoyo ni del PSOE ni de Compromís, del mismo modo que ambos partidos en la oposición se aliaron para intentar aprobar, sin éxito, una moción de condena del transfuguismo y la retirada de símbolos "zaplanistas" en la Diputación.
Fue en este punto en el que Fullana hizo de agente literario regalando un ejemplar de su admirada obra periodística a Mazón. Pero el que brilló en la intervención fue el diputado popular Juan Francisco Pérez Llorca con sus dos argumentos.
El primero, instando irónicamente a Fullana a que le mostrase la estatua ecuestre de Eduardo Zaplana en la institución para así poder derribarla. El segundo, cuando le espetó la defensa "de algunos libros por parte de los nacionalistas y el poco respeto al libro que deberían tener como cabecera, la Constitución española de 1978".
También, respecto al transfuguismo, el nacionalista se llevó otro rejón. Esta vez por parte del portavoz de Cs, Javier Gutiérrez, quien leyó en la prensa que en esos momentos Compromís estaba apoyando una moción de censura con tránsfuga en Godelleta: el único concejal de Ciudadanos Juan Carlos Fayos.
Francés, por su parte, insinuó que si en los dos años de mandato que quedan se pudiese conformar un gobierno socialista con el apoyo de Cs sería "legítimo", no sería transfuguismo. Pero esa posibilidad cada vez parece más lejana a tenor de la sintonía entre los liberales y el PP.