El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, buscará una revuelta autonómica contra la Comunidad de Madrid después de que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, reconociera que no se reformará el modelo de financiación a corto plazo, tal como se había comprometido el Gobierno con el jefe del Consell.
El pasado martes representantes de la sociedad civil y políticos del arco parlamentario valenciano se trasladaron a Madrid para hablar con Montero sobre la reforma del sistema de financiación, que deja a la Comunidad a la cola de inversión por habitante.
Sin embargo, la ministra rebajó las expectativas de la comitiva y les instó a buscar "acuerdos bilaterales" con otras regiones; también trató de responsabilizar al PP de que no se llegasen a acuerdos, ya que, dijo, sin ellos sería muy difícil plantear un cambio de este calado en el sistema de reparto de fondos.
Sin embargo, el PP valenciano se sumó a la protesta de la plataforma e incluso se hizo la foto a la puerta del Congreso exigiendo abordar la infrafinaciación valenciana. Pero es que además la propia Montero se comprometió tanto con Puig como con su socio en el Botánico, Compromís, a agilizar esta reforma.
Ante esta respuesta la coalición valencianista ha exigido a Puig que apriete al Gobierno de Pedro Sánchez y le exiga cumplir los acuerdos.
La respuesta del presidente valenciano ha sido otra muy distinta: busca una revuelta autonómica no contra la decisión del Gobierno, sino contra la Comunidad de Madrid. De hecho, esta semana tiene previsto reunirse con el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, con la presidenta de Baleares, Francina Armengol, y con el de Aragón, Javier Lambán.
El objetivo de estos encuentros, según ha reconocido este miércoles Puig, es "confluir" en "la necesidad de que haya un cambio" en la "financiación autonómica" y "también en la estructura de poder y de la relación interterritorial". Y ha añadido: "El problema grave no es solo la financiación autonómica sino que Madrid actúa como una aspiradora".
La tesis repetida reiteradamente por Puig es que Madrid actúa como una "aspiradora de recursos" por su capitalidad, ya que la mayor parte de las estructuras del Estado se encuentran allí. Eso, en su opinión, le proporciona una ventaja competitiva que le permite bajar impuestos, aunque el presidente valenciano prefiere hablar de 'dumping' fiscal.
Las críticas de Puig se centran exclusivamente contra Madrid, a pesar de que otras regiones se valen de regímenes especiales para bajar impuestos. Es el caso de País Vasco, donde los socialistas votaron en 2017 a favor de plantear una rebaja del impuesto de sociedades, justo lo que el jefe del Consell valenciano considera competencia desleal entre regiones.
La culpa, del PP
El jefe del Consell también ha comprado el discurso de Montero y ha asegurado que el PP "bloquea" cualquier tipo de acuerdo para que pueda haber un pacto por una financiación justa entre las autonomías.
Preguntado por si abandona la reivindicación por el cambio del modelo de financiación autonómica o cambia de estrategia, ha asegurado que "nunca" va "a tirar la toalla" en reclamar una financiación justa para los valencianos y “nunca" va "a bajar los brazos".
Tras un acto en la Acadèmia Valenciana de la Llengua, Puig ha dicho a los periodistas que el Gobierno valenciano es consciente de la realidad que se vive en España, en la que es "imposible" llegar a acuerdos dado que el PP "bloquea" cualquier acuerdo para la reforma de la financiación autonómica.
"Nosotros vamos a continuar, primero con la argumentación potente que hemos hecho, y después con la unidad de los valencianos, que eso ya se ha conseguido", y "ahora se incorpora el PP de aquí", ha precisado.