El presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, ha acusado este martes al Gobierno catalán de "victimismo permanente" en sus relaciones con el Gobierno de España, en relación a la reunión mantenida este lunes entre el Ejecutivo central y el autonómico. En él se pactaron seis meses de encuentros en los que se acordará un traspaso paulatino de competencias, y se acordó una inyección de 1.700 millones de euros para la ampliación del aeropuerto de El Prat.
Esta primera toma de contacto se produjo apenas una semana después de la conferencia de presidentes autonómicos, a la que Pere Aragonés no acudió, y entre acusaciones de otras regiones de trato de favor a Cataluña por parte del Gobierno.
Por el momento Puig no ha levantado la voz en este sentido, e incluso ha apuntado que "es positivo que haya diálogo siempre. Me parece muy acertada la decisión del Gobierno de establecer unos canales para superar un conflicto que está ahí y que no podemos obviar, y me parece que la actitud del Gobierno de España es más receptiva del Gobierno catalán".
En este sentido, el jefe del Consell ha considerado que "hay como un mantra permanente, por parte del Gobierno catalán, como de desazón e incomodidad que creo que no ayuda. De una especie de victimismo permanente que no es razonable tampoco, y creo que lo fundamental es que se continúe en el diálogo, que sigan los acuerdos, y que los acuerdos que sean generalizables que se lleven a cabo".
Contra Madrid
La postura de Puig supone respaldar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su diálogo con Cataluña, una región con la que el presidente valenciano quiere estrechar vínculos dentro de un proyecto que él denominó (precisamente en una conferencia en Cataluña) como una "Commonweath Mediterránea".
Hasta ahora tanto el propio Puig como miembros de su Ejecutivo han aprovechado cualquier oportunidad para atacar a la Comunidad de Madrid, a la que acusan de ejercer un "efecto capitalidad" sobre el resto de España que le permite funcionar como una "aspiradora de recursos".
Hace unas semanas el propio Puig propuso en una entrevista con Europa Press imponer un nuevo impuesto a las rentas altas en la Comunidad de Madrid para tratar de corregir este "efecto capitalidad". También solicitó una descentralización de las estructuras del Estado y el que el 12 de Octubre, día de la fiesta nacional, fuese itinerante y se celebrase en otras regiones, no solo la madrileña.
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