Entre "4.000 y 7.500 euros", en función de los servicios prestados (entre los que se incluía la posibilidad de alojamiento), para entrar en patera en España. Este es el coste que la Policía Nacional calcula que tenía para los migrantes una red criminal dedicada a meter por la costa mediterránea personas y droga procedentes de Argelia, que luego escondían en una red de cuevas dispuestas por el litoral.
En total los agentes creen que los integrantes de esta organización, firmemente estructurada en diferentes grupos criminales con funciones determinadas, "llegaron a ejecutar con éxito al menos 21 episodios migratorios con destino a la península, habiéndose contabilizado más de 40 pateras con una media de 15 personas". Se estima que habrían introducido clandestinamente en territorio nacional a más de 500 personas. Se estima que han obtenido beneficios superiores a 2.500.000 de euros.
En la operación han sido detenidas 21 personas en Almería (ocho), Alicante (seis) y Murcia (siete) por los delitos de favorecimiento de la inmigración ilegal, pertenencia a organización criminal, delito contra la salud pública y homicidio imprudente. Este último es porque los investigadores creen que esta red estuvo detrás del fallecimiento de 11 personas que trataron de llegar en patera a España el pasado mes de febrero.
Según los agentes, los detenidos tenían un conocimiento exhaustivo de la geografía de la costa almeriense empleando una red de cuevas de esta zona para albergar a los migrantes. Los trayectos marítimos de regreso a Argelia eran utilizados también para la introducción y el transporte de drogas, así como para la salida furtiva de territorio Schengen de argelinos que pretendían huir de la justicia europea.
Asimismo, se han realizado siete diligencias de entrada y registro en las provincias de Almería, Alicante y Murcia y dos inspecciones en establecimientos de Almería. Además, se han intervenido más de 50.000 euros en efectivo y divisa internacional, en concreto dírhams y dinares.
También, unos 3.000 euros, máquinas contadoras de billetes, aproximadamente tres kilogramos de hachís, multitud de dosis y muestras de marihuana, cocaína y ketamina, diversas básculas de precisión y máquinas envasadoras, un arma de fuego simulada, ordenadores, varios dispositivos móviles y electrónicos de almacenamiento masivo.
Forma de operar
La organización criminal, de carácter internacional, estaba especializada en el tráfico ilegal de inmigrantes de nacionalidad argelina y marroquí desde Argelia hacia España vía marítima, empleando para ello embarcaciones rápidas tipo zodiac.
El punto principal de entrada en España era la costa almeriense, una zona costera que conocían perfectamente, donde además contaban, a modo de guaridas para los inmigrantes, con una red de cuevas y grutas de difícil acceso que les permitían ocultar a los traficados tanto para entrar como para salir del territorio nacional.
Para los desplazamientos vía terrestre de los inmigrantes hasta diferentes puntos del territorio nacional o hacia otros países Schengen, la red criminal disponía de una importante flota de “taxistas piratas”.
La organización "cobraba cantidades desmedidas de dinero a los migrantes, tanto por ser introducidos dentro del territorio nacional, por los traslados, como por alojarlos temporalmente en domicilios ubicados en la provincia de Almería una vez llegaban a la costa, aprovechándose de su situación de vulnerabilidad".
A su vez, tales inmuebles eran utilizados como pisos de seguridad donde alojar temporalmente a los pilotos de las embarcaciones en el caso de que se produjera su interceptación en el mar o sufrieran algún tipo de desavenencia en la travesía marítima, como incidencias en el motor o gasto de combustible.
Para ello "se les facilitaba la manutención y sostenimiento necesarios y se les daba máxima cobertura y protección en nuestro país" hasta su regreso clandestino a Argelia, mientras se realizaba una nueva entrada de inmigrantes y empleando después esta embarcación para que los pilotos retornaran a este país.
Célula en Marruecos
Además, la red contaba con una célula asentada en Marruecos, encargada de la captación de potenciales clientes, así como de realizar los cruces clandestinos terrestres de inmigrantes marroquíes hasta Argelia. El precio de este traslado concreto era de entre 800 y 1.000 euros por traficado. En Argelia se ubicaba el núcleo de la organización, con funciones de captación de clientes argelinos, de alojamiento de los migrantes en distintos pisos y de la organización de las salidas en patera con destino España.
Los actos de tráfico ilegal marítimos fueron perpetrados sin disponer de ningún tipo de medida de seguridad que salvaguardase la integridad de las personas que navegaban a bordo de estas embarcaciones, como chalecos salvavidas o señales luminiscentes, ni siquiera alimento ni bebida, lo que supone un abusivo desprecio por la vida de quienes trasladaban clandestinamente.
Además, la red se dedicaba al tráfico de drogas introduciendo en España principalmente hachís. También se trasladaban otras sustancias, fundamentalmente éxtasis, en los viajes de vuelta a Argelia. Todo ello se traduce en una mayor profesionalización y especialización de la organización que, para potenciar los beneficios obtenidos, diversificaban su negocio con otras especializaciones delictivas a través del aprovechamiento de los cruces migratorios.