La apertura del ocio nocturno y las barras de los bares y restaurantes aprobados en la Comisión Interdepartamental para la Prevención y Actuación ante la COVID-19, eclipsó ayer totalmente el que debía ser el Debate de Política General (estado de la Comunidad) del ecuador de la segunda legislatura del Botánico (PSPV-Compromís-Podemos). Tanto, que el anuncio de la presencialidad en los centros de salud (gestión diaria y normal), fue de lo más interesante en la primera parte de la sesión.
Las Cortes Valencianas asistieron ayer a la primera jornada del Debate (seguirá el miércoles) más descafeinada de las que se recuerdan. Y es que las tensiones en el seno del Gobierno presidido por el socialista Ximo Puig, no dieron lugar a grandes acuerdos ni anuncios a las puertas de la negociación de los Presupuestos para 2022.
A Puig siempre se le ha criticado que haga muchos anuncios en este tipo de debates, que luego se quedan en papel mojado. Quizás por eso, el presidente de la Generalitat prefirió no hablar de tantos proyectos concretos como de el modo en el que los financiará.
Así, aseguró que la Comunidad Valenciana recibirá 15.270 millones de euros de los fondos europeos de recuperación dentro de los 152.000 millones asignados por la UE para el conjunto de España. Un dinero con el que "transformar" la región en colaboración público-privada con las empresas.
En este sentido, Puig presentó al resto de partidos un documento de 854 páginas con todos los acuerdos de las 19 conferencias sectoriales entre el Consell y los ministerios. Todo lo demás, cuestiones prometidas o anunciadas anteriormente, lo que llevó a Cs a calificarlos de "reciclados": un proyecto integral de la Albufera; proyectos de digitalización de la Administración; el tan traído y llevado Plan Edificant.
También, la transferencia de la gestión de las Cercanías; la instalación de un centro de datos Net Hits; la gigafactoría de baterías; el Plan Vega Re-hace, el bono turístico; viviendas para alquiler social; y un plan "avalem dones" con 40 millones, ente otros proyectos.
Tensión entre socios
Más allá de los rejonazos de la portavoz del PP, María José Catalá, al 'Botánico' trayendo al debate la gestión de la Conselleria de la vicepresidenta de la Generalitat, Mónica Oltra, o su apelación a las elecciones anticipadas, el clima entre los socios Gobierno fue de absoluta frialdad.
Antes de su intervención, el portavoz de Compromís, Fran Ferri, aseguró ante los medios de comunicación que había echado en falta una mención al "futuro del Botánico" como un pacto que "no es Botánico sin todas sus patas", dentro de los discursos de Puig. También, que no incidiera "de forma más clara" en la manifestación unitaria convocada para el 20 de noviembre contra la infrafinanciación autonómica.
Fue precisamente Ferri el que más reivindicó el Botánico, no así al Gobierno central del mismo color político que Puig. Llegó incluso a hablar de "corrupción territorial" sin omitir ninguna crítica a los socialistas. De hecho, terminó su intervención al grito de "larga vida al Botánico".
Por su parte, la portavoz de Podemos, Pilar Lima, aprovechó su turno de palabra reivindicar el trabajo de sus dos consellerias exigiendo al PSOE que apoye en el Congreso de los Diputados la Ley de Vivienda de sus compañeros de Madrid.
También, excusatio non petita, aseguró que no existe debilidad en el Gobierno tripatito, sino "pluralidad". Concluyendo que el único peligro del Gobierno valenciano es atacar esa pluralidad. Aviso de navegantes para los socialistas.
El último en hablar fue el portavoz socialista, Manuel Mata, que presentó un panorama de color de rosas en la Comunidad Valenciana. Siempre polémico, no obstante, el socialista incluso llegó a amenazar con denuncias a los padres que escolaricen a sus hijos en Murcia para evitar la enseñanza en valenciano.
Sólo en su última intervención, Puig habló de los gobiernos de coalición, comparándose con el nuevo ejecutivo alemán y retomando el discurso de la recuperación tras una larga pandemia.