Ximo Puig saldrá reelegido este fin de semana como secretario general de los socialistas valencianos en un congreso con una paz interna como no se había visto en el partido desde hace al menos tres décadas. Con la neutralización del ex ministro José Luis Ábalos y sus fieles, el presidente de la Generalitat tiene vía libre para darse un baño de masas y cerrar su candidatura con un apoyo que se estima superior al 80%.
Se da así por zanjada la crisis entre Puig y Pedro Sánchez, después de que el líder valenciano apoyase a Susana Díaz en la guerra que partió al partido socialista por la mitad. Puig, de hecho, fue uno de los dimisionarios en la ejecutiva del PSOE que forzó la salida de Sánchez en 2016. Cinco años después, el jefe del Consell es, junto a García-Page, el único superviviente de aquel encontronazo con el actual presidente del Gobierno.
La candidatura de Puig es este sábado la única que se presenta a liderar el partido en la Comunidad Valenciana. Y no deja de resultar curioso porque en el último congreso, en 2017, Puig aseguró explícitamente en su discurso de clausura que no volvería a optar a ese cargo. "Esta es la última vez que me presento para un puesto orgánico", dijo entonces, tras parafrasear al poeta Francisco Brines al asegurar que "los socialistas no podemos ser un paréntesis entre dos nadas".
De la ruptura a la concordia
El líder valenciano se ha presentado a la secretaría general en tres congresos: 2008, 2012 y 2017. En el primero perdió por apenas 20 votos frente a Jorge Alarte. En el segundo consiguió imponerse tras duras negociaciones y con un Alarte muy debilitado; en el tercero, con el golpe a Sánchez aún reciente, el sector de Ábalos aupó la candidatura del alcalde de Burjassot, Rafael García, que consiguió más del 40% de los votos.
Aquel resultado presagiaba una posible ruptura a nivel interno y la existencia de voces que podían cuestionar el liderazgo de Puig, pero el secretario general ha ido acercando posturas con Sánchez durante los últimos años.
La salida por sorpresa de Ábalos del Consejo de Ministros ya presagiaba un cónclave tranquilo en la Comunidad Valenciana, y una transición definitiva hacia una "nueva normalidad" en las relaciones entre el presidente valenciano y Moncloa.
Prueba de esta nueva sintonía con Sánchez es que Puig ha ido colando temas en la agenda de Moncloa, como la financiación autonómica o la necesidad de ubicar nuevos organismos gubernamentales fuera de la capital de España.
En este sentido, se espera que el presidente del Gobierno, que acude este domingo a Benidorm a clausurar el congreso, haga algún anuncio relacionado con Benidorm y con la Plataforma Inteligente de Destinos que la ministra Reyes Maroto anunció el pasado mes de junio.