La Audiencia Provincial de Alicante ha condenado a un hombre, de 72 años, a siete años de prisión y seis más de libertad vigilada por abusar sexualmente de una mujer con un grado de discapacidad mental del 65%. Estos contactos no consentidos comenzaron en 2002 y duraron al menos 16 años, hasta 2018.
Según la sentencia dictada por un tribunal de la Sección Segunda de la Audiencia de Alicante, el acusado, que regentaba un bar en el municipio alicantino de Gata de Gorgos, donde residía la víctima, concertó varios encuentros con ella pese a tener "conocimiento" de su discapacidad con el objetivo de "mantener relaciones sexuales que, efectivamente, se produjeron en varias ocasiones".
Según la sentencia, para convencer a la mujer, "le daba dinero en efectivo y le recargaba el saldo del teléfono móvil" y, fruto de esas compensaciones, el acusado lograba organizar encuentros en distintos lugares en los que no eran vistos, como un aparcamiento, varias viviendas situadas entre Teulada y Moraira o en la habitación de un club de alterne.
La sentencia estima acreditado que en esos encuentros se produjeron relaciones sexuales completas, en ocasiones con el uso de juguetes sexuales en contra de la voluntad de la mujer, e incide en que el acusado sometía a la víctima a "actos de persecución y llamadas continuas" hasta el punto de llegar a amenazarla con revelar las relaciones ya mantenidas a sus familiares.
El tribunal destaca, de hecho, que esa situación generó una situación de "agobio y temor" en la mujer que le llevó a "no salir de su casa para no encontrarse con el procesado", al tiempo que concluye que la mujer sufre secuelas psicológicas como consecuencia de los abusos.
El procesado reconoció, durante la celebración del juicio, que había mantenido relaciones sexuales con la mujer aunque aseguró que esos contactos fueron consentidos y "pedidos" por ella.
Además, negó que le pagase a cambio y, respecto a su discapacidad, señaló que una vez, en torno a 2014, habló con la directora del centro ocupacional al que acudía la mujer, quien le advirtió de que ella tenía un déficit por lo que, a partir de entonces, solo quedaron dos, tres o cuatro veces "como máximo y siempre porque ella le llamaba para quedar".
No obstante, el tribunal rechaza su versión de los hechos y confiere credibilidad al relato de la víctima al no advertir en su denuncia ánimo de perjudicar al acusado y considerar que solo pudo exponer los abusos sufridos, en 2018, tras años de ocultación, cuando tomó conciencia "de que esa relación le perjudicaba y le creaba agobio y ansiedad".
Por todo ello, la sentencia condena al acusado a siete años de privación de libertad, a los que añade otros seis años de libertad vigilada, así como también le impone el pago de una indemnización de 12.000 euros a la víctima por el daño moral ocasionado.