Las exhumaciones de las víctimas del franquismo fusiladas y enterradas en el cementerio de Alicante continúan a buen ritmo, cuenta a este medio Iñaki Pérez Rico, el director general de la Conselleria de Calidad Democrática del Gobierno valenciano. Desde que empezaron en febrero de 2021, se han podido recuperar unos 350 cuerpos, añade, de los 570 -aproximadamente- que se estiman que fueron inhumados en un camposanto especialmente simbólico, ya que el de Alicante representa la última provincia republicana que resistió al avance de las tropas de Franco y una donde más represión hubo para aquellas personas que no pudieron o no quisieron marcharse al exilio.
"¿Por qué tengo que huir, si no he hecho nada malo". Estas fueron las palabras que recuerda Fernando Martínez le contó su madre que había dicho Agustín Ribera Segura, su abuelo, cuando acabó la guerra y varios conocidos le recomendaron que saliera de España de inmediato, como ya habían hecho miles de personas a bordo del Stanbrook destino Argelia.
Ahora su cuerpo -a la espera de la confirmación de su identidad a través de un estudio genético encargado- ha sido encontrado en la fosa 3, que es, junto con la 11, 12, 15, 17, 19 y 27, las solicitadas por el Ayuntamiento de Alicante para poder descubrir las víctimas. En todas ellas se espera, a falta de exhumar la última que queda, que aparezcan 238 cadáveres. Entre los próximos planes de Conselleria está "empezar en breve" en la fosa 9, una actuación directa del Ejecutivo valenciano, que contrasta con la mayoría, que han partido de ayuntamientos como el de Castalla o Petrer o de asociaciones de víctimas.
"Mi abuelo no hizo nada malo", insiste Fernando Martínez, en todo caso, recuerda que era conocido por sus buenas acciones durante la contienda, "ayudaba a todo aquel que se lo pedía, daba comida, dinero o zapatos", asegura. Alpargatero de profesión, para el régimen de Franco, en cambio, fue acusado en uno de tantos juicios sumarísimos de ser "sabedor de ciertas listas que se confeccionaban en el partido comunista para dar el 'paseo', el cual era al parecer era uno de los que indirectamente también lo hacía", se puede leer en el auto del juzgado militar.
En este expediente también se le acusa de haber sido "encubridor de todos los crímenes", así como de haber participado en la destrucción e incendio de la iglesia y ermitas de Pinoso, donde vivía, y fue considerado responsable de los desmanes y asesinatos ocurridos durante su mandato como presidente del Frente Popular y del Partido Comunista a nivel local. Precisamente esos cargos políticos "que le ofrecieron" acabaron siendo su sentencia de muerte; "le achacaron la quema de iglesias por ser presidente", recalca su nieto.
Dos hombres, que no conocía, y cuyos nombres aparecen en su expediente, fueron los que denunciaron a Agustín Ribera Segura al Juzgado Militar de la partida de Monóvar. "Fueron dos jóvenes del pueblo, lo señalaron sin ningún motivo", esgrime este familiar. Fue apresado el 4 de abril de 1939 y llevado al campo de concentración que se acababa de instalar en la plaza de toros de Monóvar; allí pasó dos meses hasta que fue trasladado al Reformatorio de Alicante. Al poco tiempo, un consejo de guerra celebrado en Alicante el 3 de junio de 1939 le condenó a la pena de muerte "por adhesión a la rebelión".
En los tres meses que pasó hasta su fusilamiento, su familia pudo comprobar, como explica Fernando, "que pasó mucha hambre", sobre todo en el campo de concentración de Monóvar, donde la mujer de Agustín pudo recibir alguna visita. Una esposa a la que le dirigió su carta de despedida, a la que también aludía a sus tres hijos. La misiva dice lo siguiente:
"Querida esposa:
Me acabo de enterar de la noticia de que va a cumplirse la sentencia de muerte. No lo siento por mí, por ti lo siento y por nuestros hijos. Espero que tus cuñados y demás familiares no os abandonaran. Tú y ellos sabéis que no he hecho mal a nadie y he procurado hacer todo el bien posible, pero hemos de resignarnos en lo que no podemos evitar.
Al menos, mi muerte no es deshonra ni nuestros hijos habrán de avergonzarse de su padre. No te encargo que cuides de mis hijos porque yo sé que tú lo harás. Yo perdono a todos y lo mismo quiero que hagáis tú y nuestros hijos. Muchos besos y un fuerte abrazo para ti y nuestros hijos. Se despide hasta la eternidad tu esposo que mucho te quiere".
Agustín Ribera Segura fue fusilado por fuerzas de la Legión en Alicante el 21 de septiembre de 1939 a la edad de 42 años. En su expediente así se refleja:
"A los efectos procedentes participo que a las 5 horas del día de hoy ha sido ejecutada la sentencia recaída contra los priosioneros Lorenzo Guardiola Herrero, Agustín Rivera Segura y Francisca Sarrió Elisa. Alicante a 21 de Septiembre de 1939. Año de la Victoria".
Ahora su familia puede descansar tranquila, como relata Fernando Martínez, que quiere agradecer el papel que han desempeñado en las exhumaciones la Conselleria y la empresa encargada de los trabajos. Van a poder cumplir el deseo, tras décadas de reivindicaciones, de enterrar a Agustín con dignidad.