Alicante

La tasa de feminicidios por cada millón de mujeres de 15 o más años en 2021 fue de 2,37, la más baja de toda la serie histórica, con un descenso del 39,5 por ciento desde 2003, que fue el año con la tasa de muertes por violencia de género más alta: 3,92 por cada millón de mujeres mayores de 15 años.

En este año, la mayor tasa de muertes por cada millón de habitantes, que fue de 1,8, se dio en los municipios con una población de hasta 5.000 habitantes. Estas localidades sumaron 10 de los 49 feminicidios del año. En términos absolutos, las ciudades con más feminicidios fueron Madrid (3), Pozuelo de Alarcón (2), Torrevieja (2) y Valladolid (2).

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Por provincias, Madrid fue la que registró más crímenes machistas (8), seguida de Barcelona (6), Alicante (4) y Tarragona (3). Entre 2003 y 2021, 578 municipios españoles han registrado al menos un caso de feminicidio.

Estos y otros datos están recogidos en el “Informe sobre víctimas mortales de la violencia de género y doméstica en el ámbito de la pareja o expareja durante 2021”, hecho público hoy miércoles por el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).

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Ese año la violencia de género dentro de la pareja o expareja se cobró la vida de 49 mujeres, la misma cifra que en 2020, aunque con la diferencia de que este ejercicio estuvo marcado por la crisis sanitaria del COVID. En 2021 también se produjeron los asesinatos de 7 menores de edad, todos ellos a manos de sus padres biológicos. Una de cada cinco víctimas (20,4 %) había presentado denuncia con anterioridad y 5 de los agresores (10,2 %) tenían antecedentes por violencia machista con otras parejas.

Durante el mismo año, se registraron seis casos de violencia doméstica íntima en los que 6 hombres fueron asesinados por sus parejas o exparejas, todas ellas mujeres. En ninguno de estos casos había denuncia previa de la víctima contra su agresora. Como consecuencia de los crímenes por violencia de género y violencia doméstica, 35 menores quedaron en situación de orfandad: 33 por el asesinato de sus madres y 2 por el de sus padres. 

En 2021, se repitió la cifra de 49 mujeres asesinadas por violencia de género que se había dado en 2020 y que, en aquel momento marcado por la crisis sanitaria causada por el COVID, representó la cifra más baja de feminicidios desde que se tienen registros. Se da la circunstancia de que al cierre de 2022 también se acometieron 49 feminicidios, 11 solo en el último mes de diciembre.

De forma lenta pero continuada, asegura el CGPJ, la cifra de víctimas mortales de la violencia machista ha ido disminuyendo desde 2011, alejándose de los valores registrados en el periodo que va desde 2003 hasta 2011. En este sentido, el informe señala como factores determinantes “el aumento de la concesión de medidas de protección, el perfeccionamiento de las herramientas telemáticas, el incremento porcentual de las sentencias condenatorias o la progresiva concreción de las medidas del Pacto de Estado”.

Pese a ello, el informe incide en que “la existencia de 49 asesinatos machistas es una cifra intolerable” que justifica el pleno mantenimiento “y la vocación de perfeccionamiento de las políticas públicas de protección a las víctimas de violencia de género”.

Un crimen a la semana

En 2021 se cometió un asesinato por violencia de género cada 7,5 días, mientras que en el periodo 2003-2020 el promedio fue de una muerte cada 6,7 días. En el ejercicio analizado, la tasa de feminicidios por cada millón de mujeres de 15 o más años fue de 2,37, la más baja de toda la serie histórica, con un descenso del 39,5 % desde 2003, que fue el año con la tasa de feminicidios más alta (3,92 por cada millón de mujeres mayores de 15 años).

El peor día de la semana para la violencia machista fue el domingo, con el 19,1 % de los casos de 2021 y los peores meses, junio, durante el que tuvieron lugar el 10 de los 49 crímenes, y diciembre, con un total de 9.

Como consecuencia de los crímenes machistas, 33 menores de edad, hijos e hijas de 19 de las asesinadas, quedaron en situación de orfandad. Veintitrés de esos menores eran hijos de los agresores y los diez restantes, de relaciones anteriores o posteriores de las víctimas. Con independencia de su edad, en 2021 fueron 73 los hijos e hijas que perdieron a sus madres. El 75 por ciento de las víctimas había tenido, al menos, un hijo.

Los datos contenidos en los expedientes judiciales permiten determinar algunos datos objetivos respecto de víctimas y agresores, tales como edad, nacionalidad o relación existente entre ambos. La media de edad de las víctimas mortales fue de 44,6 años en 2021, siendo las franjas de edad comprendidas entre los 36 y los 45 años y entre los 46 y los 55 las que mostraron un mayor porcentaje de mujeres asesinadas, con el 30,6 % y el 22,4 %, respectivamente. La tercera franja de edad más afectada es la comprendida entre los 26 y los 35 años, con el 18,4 % de las muertes ocurridas por violencia de género en 2021.

Como en años anteriores, cerca de la mitad de las víctimas mortales de 2021 (49 %) tenía entre 26 y 45 años pese a que esa franja de edad representa sólo una tercera parte de la población de mujeres mayores de 15 años.

El 57,1 % de las mujeres asesinadas (28 del total de 49) eran españolas y el resto (21 mujeres) procedían de otros dieciséis países, siendo América Latina la zona geográfica de origen de la mitad de las víctimas extranjeras (52,4 %). En segundo lugar, figuran otros países europeos (28,6 %) y en tercer lugar, África (19 %).   

Convivían con el agresor

Seis de cada diez mujeres asesinadas en 2021, lo que supone 31 de las 49 víctimas (63,3 %) mantenían la convivencia con el agresor en el momento del crimen. El porcentaje es ligeramente superior al de la serie histórica 2003-2021 (61,7 %) y se sitúa muy por debajo del registrado en 2020 que, como consecuencia del estado de alarma, fue del 80 por ciento.

En 7 de los 49 feminicidios existía una medida de alejamiento en vigor y en dos más habían existido medidas, pero fueron canceladas; en uno de los casos con orden de alejamiento activa persistía la convivencia.

Los datos de 2021 confirman la tendencia descendente de la unión matrimonial como tipo de parentesco predominante entre víctima y agresor en el momento del crimen. En el 42,9 % de los casos existía un vínculo matrimonial entre ambos, mientras que en el 57,1 % restante la relación entre víctima y agresor era de otro tipo. En el 38,8 % de los casos, el agresor era marido de la víctima; en el 36,7 % tenían otra relación afectiva; en el 20,4 por ciento habían tenido una relación afectiva con anterioridad y en el 4,1 por ciento se trataba del exmarido de la víctima.

El número de feminicidios ocurridos en momentos de crisis de la pareja experimentó un nuevo descenso al situarse en el 6,1 por ciento de los casos. En 2020 se produjeron durante esos momentos de crisis el 8,7 % de los feminicidios y en 2019, el 16,1 por ciento.

El método utilizado con más frecuencia para cometer el crimen fue el arma blanca (46,8 %), seguido del arma de fuego (19,1 %); la asfixia o estrangulamiento (15 %) y los golpes con o sin objetos (10,6 %), entre otros. El domicilio, común o de uno de los miembros de la pareja o expareja, fue el escenario de ocho de cada diez feminicidios (81 %). En el 66 % de los casos ocurridos dentro de los domicilios o en sus zonas exteriores, éste era compartido por víctima y agresor.

Perfil del agresor 

A partir de los datos objetivos contenidos en los expedientes judiciales, se puede trazar un perfil según el cual los causantes de las muertes por violencia de género son hombres con una media de edad de 49,1 años (4,5 años más que la media de edad de las víctimas) y de nacionalidad española en siete de cada diez casos (73,5 %).

Casi en la mitad de los casos (42,9 %), el agresor resultó detenido tras cometer el crimen y en el 28,6 %, se suicidó. En el 63 % de los feminicidios en los que el método utilizado fue el arma de fuego terminó con el suicidio del agresor; cuando el método empleado es otro, el porcentaje de suicidios desciende de hasta el 16 por ciento.

El estudio, realizado a partir de los datos extraídos de los procedimientos judiciales, tiene como finalidad ahondar en el conocimiento de este tipo de violencia a través de las circunstancias específicas de cada caso, detectar posibles fallos o vacíos del sistema en la respuesta institucional dada y proponer las reformas y mejoras necesarias.

El objeto de análisis se limita necesariamente al ámbito de la pareja o expareja, sin entrar en el estudio de otras manifestaciones de violencia sobre la mujer que se recogen en el Convenio de Estambul y en el Pacto de Estado de 2017 y que suponen una ampliación del concepto de violencia de género que la legislación española no ha incorporado aún.