Alicante

Las comunidades de insectos de los bosques mediterráneos están sufriendo una alarmante pérdida de especies e interacciones como consecuencia del cambio global, según advierte un estudio del Instituto de Investigación CIBIO (Centro Iberoamericano de la Biodiversidad) de la Universidad de Alicante (UA).

El trabajo, publicado en la revista Insects, analiza la variación a largo plazo en los patrones de diversidad y de interacciones de las comunidades de escarabajos saproxílicos (ligados a la madera) que habitan las oquedades arbóreas del Parque Nacional de Cabañeros (Ciudad Real y Toledo).

Los resultados advierten que estas comunidades son hoy más vulnerables que hace 11 años atrás, particularmente las de los bosques riparios (bosques ligados a la ribera de un río. "Esta situación podría incluso empeorar en potenciales escenarios futuros en caso de que disminuya la idoneidad de los hábitats o microhábitats", destaca Estefanía Micó, profesora de Zoología y directora de este trabajo.

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"De nuestros resultados se puede extraer que esta comunidad de insectos está experimentando un drástico declive a lo largo del tiempo y que este cambio podría deberse a cambios de origen antropogénico, siendo el cambio climático o el efecto de la deposición de contaminantes algunos de los factores que actualmente barajamos como los más plausibles. Por ejemplo, la temperatura media anual en el área de estudio aumentó 1,5 grados entre 2007 y 2021", asegura la investigadora de la UA.

El equipo de trabajo ha analizado la variación interanual entre 2009-2010 y 2021-2022, en los patrones de diversidad y de interacciones ecológicas de las comunidades de escarabajos saproxílicos que habitan las oquedades de tres principales tipos de bosque mediterráneo presentes en el Parque Nacional de Cabañeros: el bosque de roble melojo (Quercus pyrenaica) el bosque ripario de fresno (Fraxinus angustifolia) y los encinares o dehesas (Quercus Ilex). Además, han simulado potenciales escenarios de extinción basados en una pérdida en la idoneidad de las oquedades.

Por lo general, según la investigadora del CIBIO, "actualmente encontramos comunidades de escarabajos saproxílicos con una menor diversidad de especies y con patrones de interacción menos especializados, lo que está íntimamente relacionado con una menor estabilidad o resiliencia frente a las perturbaciones".

Una especie clave

Los insectos saproxílicos participan en numerosas funciones ecosistémicas, siendo fundamental su papel en la degradación de la madera muerta y la consecuente reincorporación de los nutrientes al suelo. Además, muchas especies son importantes polinizadores.

"A su vez, las especies depredadoras que viven asociadas a la madera muerta ejercen una importante función reguladora de otras especies de insectos que pueden actuar como plagas potenciales en los bosques, como ciertos xilófagos trasmisores de enfermedades", explica Estefanía Micó.

El Instituto de la Biodiversidad de la UA lleva años realizando investigaciones sobre los insectos saproxílicos, es decir, que dependen de la madera muerta y la descomponen, y que habitan en las oquedades de especies arbóreas del bosque mediterráneo.

"Esos huecos se forman tanto por causas naturales como, por ejemplo, la caída de un rayo, como por la mano del hombre, como las podas. Actúan como depósito natural de restos orgánicos y de gran diversidad de especies, no sólo insectos", indica la experta.

En concreto, el CIBIO basa su trabajo en el uso de la metodología de redes ecológicas, las cuales son de gran utilidad para mejorar los planes de manejo y de conservación de nuestros bosques.

"En este trabajo demostramos que la metodología de redes ecológicas es válida para inferir la vulnerabilidad de las comunidades saproxílicas de las oquedades en distintos escenarios y escalas temporales. La innovadora metodología de redes es adecuada para evaluar éste y otros sistemas de estudio, y resulta de gran utilidad para predecir y anticiparse a cambios futuros, permitiendo mejorar planes de manejo y de conservación de la biodiversidad forestal", insiste la investigadora de la UA.

Este trabajo se enmarca en el proyecto 'Respuesta de la comunidad saproxílica a los cambios ambientales en bosques mediterráneos: afrontando la amenaza del declive de los insectos (SAPRODECLIVE)', del Ministerio de Ciencia e Innovación.