El cumpleaños siempre es un día especial aunque no se pueda celebrar por haber fallecido hace décadas o siglos atrás. Este 12 de marzo es el 203 aniversario de uno de los personajes más interesantes de Alicante. El capitán de la marina mercante Ramón Lagier (1821) fue un hombre que parece sacado de una leyenda de marineros. Fue un héroe, revolucionario, republicano, líder espiritista y hasta alcalde de Alicante.
Un día como hoy nació en la actual calle Rafael Altamiera de Alicante. El encarcelamiento de su padre por ir en contra del absolutismo de Fernando VII le llevó a Elche, ciudad natal de su madre. Su regreso a la capital provincial se debió a su interés por estudiar Náutica. La ciencia de navegar se le dio bien desde temprano. A los 14 años ya formaba parte de la tripulación de su primer barco, el 'San José'.
Un año más tarde tuvo su primer viaje como grumete en un barco que cargaba sal desde Torrevieja hasta Asturias y que el mismo describe en un texto recuperado por la Cátedra Pedro Ibarra de la Universidad Miguel Hernández: "Allí encallados (Asturias), se cerró la noche más cruel y tempestuosa que pueda imaginarse, según hemos referido, y a la baja mar se partió el buque en dos pedazos. Nos apresuramos a salvar las vidas con la lancha, atravesando la ría hacia la costa que llaman del Puntal. Yo iba descalzo, y al arrojarme desde el buque a la lancha se me clavó una astilla de madera en la planta del pie derecho, astilla que se rompió y quedó clavada en el pie, herido y ensangrentado".
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A los 16 lograba el título de tercer piloto y a los 18 se convierte en capitán del barco 'La Esperanza', propiedad de un armador de Villajoyosa, según documenta el portal de historia Alicantepedia. La excelencia en este arte llegó tras años navegando sin parar en diferentes barcos que ya capitaneaba.
Sus éxitos en el agua contrastan con su oscura vida familiar llena de desgracias. La primera de ellas fue la muerte de su esposa, con la que tenía cuatro hijos, a causa de una epidemia de cólera que mató a un gran porcentaje de la población de Alicante en 1854. Se fue a Roma tras ello y allí capitaneo el primer vapor mercante de España, el 'Hamburgo'.
Años más tarde mostraría que en él vivía un héroe. "En 1856 tuvo un grave accidente en Southampton, en el que logró salvar milagrosamente la vida de toda la población. Al poco tiempo fue contratado por la potente compañía marítima del Marqués de Comillas. Al trabajar dicha empresa con muchas importaciones francesas, cambió su residencia y la de sus hijos a Marsella. El gobierno francés le llegó a conceder una medalla de plata como reconocimiento a una acción heroica suya al salvar a los supervivientes de un navío francés en 1859", explica el portal alicantino.
Y, por si fuera poco, tiempo después salvó a los tripulantes de dos barcos prusianos que habían sufrido un naufragio, proeza que le valió el reconocimiento personal del rey de Prusia Guillermo I. No obstante, su valentía no pudo con las desgracias que la vida le tenía preparado. Tres de sus hijos fueron violados por los jesuitas de Marsella, dos de sus hijas sufrieron abusos y fueron prostituidas, pero su hijo Vicente fue el peor parado y falleció en extrañas circunstancias en un seminario religioso con síntomas de violación.
Si aún hoy en día es complicado luchar contra la Iglesia, hace dos siglos era imposible. La Compañía de Jesús tenía gran poder en la Francia del siglo XIX y no solo no se investigaron los hechos, sino que se le acusó de mentir y estar loco. La UMH asegura que, "desesperado tras estos sucesos, gastó ingentes cantidades de dinero en buscar justicia, llegando a entrevistarse con el emperador Napoleón III".
Conexión con los espíritus
Los golpes del destino quisieron que por casualidad encontrara en una librería francesa el Libro de los espíritus de Allan Kardec. Lagier caería en brazos de las fuerzas sobrenaturales y se introdujo en el mundo de los espíritus, siendo una de las personas que trajo estas prácticas a España.
La tradición oral también lo relaciona con el personaje más importante de la historia de Elche, el arqueólogo, investigador, escritor y pintor Pedro Ibarra. Ibarra era íntimo amigo del capitán Lagier. Al ilicitano le gustaba el espiritismo y juntos organizaron alguna que otra reunión con libros prohibidos en la Torre de la Calahorra y prácticas con mesas parlantes que funcionaban con golpes para conectar con los espíritus, en función del movimiento de la mesa, los golpes daban en una letra u otra.
Otra curiosidad de su trepidante historia vital es que llevó el movimiento espiritista al país en un nuevo vapor que capitaneó llamado 'Le Monarch' (el monarca), cuando irónicamente era un feroz defensor de la República.
Volvió en 1863 a ejercer de capitán de barco, con el que además de transportar mercancías, de manera clandestina también sacaba de España a progresistas perseguidos, del mismo modo, ejercería el tráfico ilegal de libros y obras prohibidas.
Revolución y vuelta a casa
Uno de los episodios más importantes fue su papel en la revuelta conocida como La Gloriosa contra Isabel II que provocó la caída de los Borbones a los mandos de su amigo el general Prim. Este hecho hizo que se sus aventuras y hazañas salieran de la clandestinidad. Tras la muerte de Prim, regresa a Alicante desde Cuba.
A pesar de ser recibido a lo grande en su tierra como el gran héroe que era, rechazó todos los reconocimientos menos el de teniente de alcalde. Y durante la I República se convirtió en alcalde de Alicante por un corto periodo de tiempo.
Falleció a los 76 años, pero antes le dio tiempo a ser diputado por Orihuela, casarse de nuevo y tener otro hijo. Así, alejado del mar en una finca del Campo de Elche, "ingresó en el Partido Republicano Progresista. También escribió en diversas ocasiones para el diario alicantino La Unión Democrática y trabajó en la directiva de un banco ilicitano", indica el portal alicantino, que añade que el barrio Carolinas tuvo una calle con su nombre hasta que en 1940 se cambió por el de Monforte del Cid. Yace tras una discreta lápida en el Cementerio Viejo de Elche.