La figura del negociador, un agente que conversa con personas en situaciones extremas para evitar que se hagan daños a ellas mismas o a terceros, ha protagonizado diversas películas de Hollywood. El personaje principal en la provincia de Alicante es Julio, un guardia civil del Equipo de Homicidios que lleva casi 15 años resolviendo rompecabezas y ayudando a los alicantinos en los momentos más difíciles.
"Nos dedicamos a acudir a situaciones de crisis que pueden ser desde intentos de suicidio, atrincheramientos con rehenes, secuestros o atracos", explica el especialista. En Alicante estas situaciones se producen "con mucha frecuencia debido a que los alicantinos cada vez tienen más problemas, ya sean económicos o problemas mentales transitivos, por lo que la demanda es mayor", afirma
Los intentos de quitarse la vida y los atrincheramientos con o sin rehenes son los casos más comunes donde entra en acción, a pesar de que los secuestros "también son muy frecuentes". La última situación en la que Julio actuó fue en un intento de suicidio en El Campello a principios de junio, y días antes intervino en un secuestro extorsivo en el que estuvo trabajando "una semana entera".
Ambas crisis salieron bien gracias al protocolo. El plan establecido comienza con al aviso de los guardias civiles del territorio a la comandancia de Alicante para que se active la figura del negociador. Es entonces cuando Julio se desplaza a la zona para tratar de solucionar el problema intentando que no haya daños.
Cada situación requiere de unas herramientas distintas. Aunque las técnicas empleadas por la Guardia Civil no se pueden revelar por seguridad, Julio explica los principales pasos que le han permitido resolver con éxito todas las intervenciones en las que ha participado durante 14 años como negociador.
"Una negociación es actuar de una forma que haya un acuerdo satisfactorio para ambas partes. En el caso de un intento de suicidio, hay que reconducir la angustia y ofrecerle una serie de puntos para solucionarlo. Si hay rehenes, es diferente. En esa situación el objetivo principal es que nadie salga herido", expresa.
Las negociaciones implican dos partes, por lo que el experto apunta que pude ser que se haga una negociación perfecta y termine mal, "porque la última decisión siempre es de la persona", recuerda.
El guardia civil resalta que "muchas veces lo importante no es lo que debes decir, sino lo que no debes decir. Existe un tópico de que no se puede decir que no, pero sí se puede. Lo que hay que hacer es hacerle pensar con argumentos razonados".
Para ganarse la confianza de una persona que está a punto de saltar por un acantilado o de un delincuente que sabe que en cuanto salga va a ser arrestado, Julio señala que hay que reconducir la situación jugando con el reloj, "porque es imposible estar igual de enfadado durante mucho tiempo, tienes que esperar a que la curva de agresividad vaya bajando".
La típica imagen de las películas de un negociador hablando con los ladrones con un megáfono al otro lado de la calle no es la que mejor refleja la realidad de la especialidad. Julio asegura que muchas veces ha actuado cara a cara al ser una situación propicia para ello, como el caso donde tuvo que hablar con una persona en un precipicio o con otra que estaba en los primeros pisos de un edificio. Pero como todo en esta delicada labor, depende de las circunstancias. Los megáfonos de las películas se transforman en teléfonos móviles que se les pasa a los delincuentes o suicidas cuando hay un peligro real.
El 100 % de eficacia que posee en su historial no quita que tenga más que asumido que algún día no pueda salvar la vida a alguien. Si pasara, sostiene que "tendría la conciencia tranquila de que he hecho todo lo posible para ayudar a esa persona".
La sensibilidad propia del cargo hace que en España hay muy pocos negociadores, uno o dos por provincia. Para llegar a serlo hay que pasar una preselección en Madrid, donde se realizan exámenes psicotécnicos previos a un curso que realiza un grupo reducido de profesionales, y solo unos pocos consiguen pasarlo.
Reglas del negociador
Julio tiene claro cual es la primera regla de un buen negociador: "Querer ayudar a la gente está por encima del resto de habilidades, porque si no tienes el convencimiento de querer ayudar aún a riesgo de tu propia vida, no puedes serlo". Empatía, capacidad de escucha y capacidades en las relaciones interpersonales son otros de los requisitos necesarios.
Otro de sus principios es "ser honesto y nunca mentir". El guardia civil justifica esta postura debido a que si en un futuro ocurriera otra situación, la persona ya no confiaría en él por haberle engañado.
Hasta noviembre de 2022, en la provincia era el único profesional, ahora hay tres, cantidad insuficiente para un territorio tan amplio en el que cada vez hay más situaciones de crisis. Julio destaca que ante el aumento de demanda habría que crear un grupo de negociadores que se dedicaran exclusivamente a ello y no formaran parte de otras unidades. "En Alicante pasan muchísimas cosas, yo he terminado una intervención y he tenido que ir directo a otra", indica.
"El tema de los suicidios era tabú hasta la pandemia, que ha sacado la relevancia de la salud mental", resalta. Por último, subraya que "hay que tener en cuenta los problemas de los demás y no minimizarlos. Siempre digo la misma frase: lo que a mí ni me roza, a ti te destroza", sentencia el especialista.