Alicante

Tres años después de la devastadora erupción del volcán Cumbre Vieja en La Palma en septiembre de 2021, la isla sigue lidiando con las secuelas de uno de los desastres naturales más significativos de su historia reciente. La erupción, que arrasó más de 1.300 viviendas y cubrió 370 hectáreas de cultivo con lava, ha dejado un legado de miedo, incertidumbre y desinformación entre la población.

En las últimas semanas, un resurgimiento de la preocupación ha vuelto a aflorar entre los palmeros y en el resto de España, alimentado por informes sobre la presencia de picos puntuales en la emisión de gases en áreas como Puerto Naos, que obligó activar el protocolo del Plan de Emergencias Insular en algunos puntos.

El geólogo y divulgador alicantino Nahúm Méndez, más conocido en redes sociales como 'Un geólogo en apuros', arroja luz sobre la situación. Méndez, que ganó gran notoriedad durante la erupción de 2021 por su labor de divulgación científica, asegura que "el volcán de La Palma no se ha reactivado. Lo que estamos viendo es parte de un proceso natural".

Este proceso se conoce como desgasificación y es el responsable del nerviosismo generado en la isla, ya que del suelo se está emitiendo dióxido de carbono (CO₂) en ciertas áreas de la isla.

Este fenómeno ha sido malinterpretado en algunos medios y en redes sociales como una señal de que el volcán podría estar volviendo a la vida. "He visto auténticas barbaridades en internet relacionadas con esto", afirma.

El divulgador de Rojales aclara que "la erupción volcánica no termina y el volcán no se apaga directamente; lo que ocurre es que mientras se termina de enfriar parte del sistema volcánico, se siguen emitiendo gases a través de fisuras terrestres o por los acuíferos".

El volcán de La Palma estuvo en erupción durante más de 80 días, pero Méndez explica que aunque hubiera durado tan solo tres días, también se verían los mismos fenómenos naturales que se están viendo, por lo que hace "un llamamiento a la tranquilidad".

Y es que los palmeros tendrán que acostumbrarse a convivir con un volcán que nunca ha dejado de estar activo y cuyos efectos posteriores pueden tardar décadas en desaparecer.

Sobre la posibilidad de una nueva erupción, Méndez sostiene que nada hace indicar que vaya a ocurrir a corto plazo y que, en ese caso, las autoridades estarían preparadas para actuar gracias al control que se tiene sobre la actividad del volcán.

Ventilación contra los gases

El mayor arma contra estos gases es una buena ventilación. "El dióxido de carbono en concentraciones bajas lo respiramos todos los días, pero realmente a partir de concentraciones del 15 % empieza a ser peligroso. Una casa ventilada es una casa sana, eso lo aprendimos en la pandemia y sirve tanto para La Palma como para Alicante o cualquier otro lugar", indica.

En este sentido, las autoridades han instalado medidores de gases tanto en interiores como en exteriores para monitorizar continuamente la calidad del aire. "Se están tomando todas las medidas necesarias para garantizar la seguridad de los habitantes. Hay redes de monitorización en funcionamiento, y las autoridades están listas para actuar si se detecta alguna anomalía significativa", asegura el geólogo. Además, muchos residentes en zonas afectadas, como Puerto Naos, han adquirido sus propios medidores de CO₂ para controlar la calidad del aire en sus hogares.

Energía del desastre

Si se da la vuelta a la catástrofe, es posible sacar aspectos positivos de esta fuerza de la naturaleza para aprovecharla y generar energía de manera limpia. "La energía geotérmica es una opción viable en áreas volcánicas. De hecho, en lugares como Islandia, esta energía es fundamental para su suministro eléctrico," señala Méndez.

Aunque en España la energía solar ha sido la más promovida, el geólogo cree que la energía geotérmica podría complementar muy bien las otras fuentes de energía renovable, especialmente en zonas con menos insolación. Sin embargo, también advierte que "cualquier proyecto de este tipo debe ser cuidadosamente estudiado para minimizar el impacto ambiental y garantizar su viabilidad".