La sucesión de Gabriela Bravo en la mesa de las Cortes abre la posibilidad de que haya un alicantino en el órgano
El bloqueo del PSPV-PSOE a negociar los órganos autonómicos caducados le dejará la margen de decisiones importantes en la Cámara.
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La provincia de Alicante es la única que no cuenta con un representante en la Mesa de las Cortes Valencianas, donde hasta ahora había dos representantes de Castellón y tres de Valencia. Entre otras, la recién dimitida Gabriel Bravo (vicepresidenta segunda por parte del PSPV). Su sucesión, sea cual sea el resultado a la vista del bloqueo que los socialistas pretenden hacer de los órganos autonómicos caducados, abre esa posibilidad para el PP. Y es que un órgano que es paritario por ley, también debería de serlo desde la perspectiva territorial.
Como ya ha informado este diario, el PP de Carlos Mazón va a supeditar que el PSPV-PSOE tenga un puesto en la Mesa -que no es automático, tiene que votarse en pleno- a que se sienten a negociar laa renovación de los cargos desigandos por las Cortes en el Consell Jurídic Consultiu, Consell Valencià de Cultura y el Consell Audiovisual de la Comunitat Valenciana.
Un puesto que no solo va aparejado a dos asesores y coche oficial, sino que en la actual situación de los socialistas valencianos sin gobierno autonómico, provinciales ni grandes alcaldías, constituye el cargo representantivo más importante al que pueden acceder en el organigrama autonómico. Además, la Mesa es donde se fija el calendario parlamentario y las decisiones de peso en la Cámara como ls declaraciones institucionales o el control presupuestario.
El PSPV-PSOE llega esta situación después de que la exconsellera Bravo, a la que se considera más independiente que socialista, dimitiese sin haberlo consultado con su partido, dejando el cargo vacante y sin sustituto o sustituta hasta una nueva votación. Sobre todo, por el PSPV-PSOE de Ximo Puig no quiso firmar un acuerdo para la Mesa propuesto por el PP de Mazón par que todos los partidos tuviesen el amenos un representante.
Al final, la estrategia de Ximo Puig de asegurar buenos puestos a sus más afines (orillando a sus exconsellers) ha saltado por los aires. Rebeca Torró que era la portavoz se fue al Ministerio de Turismo; Arcadi España que era portavoz adjunto se fue como secretario de Estado de Política Territorial; y ahora Gabriel Bravo busca ascender en la carrera fiscal. Y ahora María José Salvador no tiene un acceso directo a la Mesa si el PSOE prosigue bloqueando los órganos autonómicos.
Los socialistas adujeron a principios de legislatura que ni Vox ni Compromís tenían que tener representante, pero en aras de la representatividad el órgano, Mazón hizo valer su acuerdo con Vox para que la Presidencia fuese para María de los Llanos Massó, la vicepresidencia primera para el popular Alfredo Castelló, la segunda para la propia Bravo, y las secretarías para el popular Víctor Soler y María José Amigó (Compromís).
De hecho, para que los nacionalistas tuvieran un puesto en la mesa y así todos los partidos tuvieron al menos un representante, algunos diputados autonómicos del PP tuvieron que votar a la propuesta de Compromís, ya que el PSPV-PSOE quería dejarles fuera.