El asunto de la "negociación" o no de los Presupuestos de la ciudad de Alicante sigue monopolizando la vida municipal. Desde la oposición se acusa al equipo de Gobierno de Luis Barcala (PP-Cs) de no querer sentarse con ellos para ver sus enmiendas y desde el Gobierno se asegura que ya hubo tres negociaciones con la oposición antes de que se presentasen las cuentas la semana pasada.
Barcala tiene previsto aprobar los presupuestos en la tercera semana del mes, en menos de 15 días, por lo que se están acelerando los contactos. Algo que dificulta el hecho de que el PSOE haya presentado una enmienda a la totalidad cuando ya habían acodado con ellos aumentar todas las partidas "sociales".
En las cuentas presentadas por el alcalde y la vicealcaldesa, Mari Carmen Sánchez, existe el compromiso de destinar 30,7 millones, un 51,4% más que en ejercicios pasados. En cuatro ejes fundamentales: la asistencia social primaria, el programa de mayores, la mediación familiar y la inclusión social.
Las cuentas de Alicante para este año son especialmente importantes porque serán las de las renovaciones de las dos principales contratas del municipio, la Limpieza viaria y recogida de Basuras, y la de transporte público.
Un PSOE sin portavoz
Lo curioso de las acusaciones socialistas al equipo de Gobierno es que esa enmienda ni iba firmada ni fue presentada por el portavoz municipal socialista, Francisco Sanguino, sino por el hombre de paja de Ángel Franco en el grupo municipal y el partido, Miguel Millana.
Según Millana, "las cuentas que presenta Barcala no adoptan las medidas de apoyo necesarias para combatir la crisis económica derivada de la emergencia sanitaria, que ha afectado a la población más vulnerable, al empleo (pymes y autónomos), al comercio, turismo y hostelería y, en general, a los sectores productivos que desarrollan su actividad en Alicante".
También el portavoz nacionalista, Natxo Bellido (Compromís), considera que el bipartito se ha cerrado en banda a hablar de las enmiendas, por lo que considera que "Barcala ya tiene pactada la aprobación de las cuentas con Vox".
Y es que ante la posibilidad de que la oposición vote en contra de las cuentas pese a haber sido negociadas antes de su presentación, al bipartito no le queda otra salida -tal vez buscada precisamente por los grupos de izquierdas- que la de apoyarse en el partido de Abascal. Por el momento no hay nada cerrado pero los contactos se multiplican.