Alicante

"Los jóvenes leen, pero no es una actividad representativa", cuenta Adrián Mazón. Y eso es lo que quiere cambiar este veinteañero, uno de los fundadores en Alicante de Literates. Este colectivo quiere fomentar la lectura y escritura entre sus compañeros.

"Lo podemos conseguir con acciones a través de redes sociales", afirma convencido. La prueba es el trabajo que llevan haciendo desde mayo animando a que la gente joven envíe microrrelatos inéditos. Los publican a través de los diferentes canales Literates "y es un buen gancho para que la gente joven se anime a escribir porque lo puede compartir por redes".

Ese escaparate es una de las razones que puede convencer a una audiencia habituada a mostrarse, aunque esta vez signifique exponerse solo a través de palabras. "Como me dice mi compañera Marina Pérez, esto no es una cosa de señores con monóculo y bigote".

La voluntad aperturista se puede ver tanto en reivindicaciones sociales —"Nos matan. Nos violan. Nos abusan. Nos explotan. Pero no nos callarán"— como en el más puro espíritu lúdico: "Espumosa y chispeante. Atrevida y gratificante. Única y a veces tan diferente. ¡Rubia mía, qué especial eres!". Puedes escribir lo que quieras, recalca Mazón, desde hacer una denuncia a expresar una emoción. Todo anima.

Postureo contra el postureo

Las fotos con el libro que se está leyendo forman parte de los propósitos que mueven en esta fase inicial a sus componentes. "Y que así la gente que nos sigue pueda tener esa conexión con la persona que siguen", apunta. De esa forma cree que puede aplicarse a géneros como el manga japonés "para que no parezca de otakus".

Si eso quieren, lo que no buscan es que se posturee con la lectura. Un "tienen un libro cualquiera, suben la foto a redes sociales y con eso no sabemos si lo han leído o lo han revendido en wallapop".

La lectura activa, como se podría calificar, es una regla no escrita de esta comunidad. Leer y comentar. Leer y escribir. Leer y salir. "Al final es tener unas recomendaciones que hagan comunidad y estar en contacto y recomendar autores y novelas", resume Mazón.

La imagen de las letras

Estas líneas marcan un camino con un destino casi predeterminado entre las diferentes redes, Instagram. A pesar de estar en varias, las letras han encontrado en las imágenes su plataforma. "Es la red social que mejor funciona, porque es el público que tenemos, entre 15 a 30 años. Es una red todo visual que permite compartirlo".

En cualquiera de las redes en las que están presentes adaptan el texto que reciben, "cogemos la parte con más gancho para que quepa en cuatro o cinco líneas y hacemos la imagen". Este aparecerá completo en la misma publicación, donde además de las correspondientes etiquetas, se señala "la autoría y el trabajo que desempeñe".

Definir la profesión —si se es profesor o estudiante, filólogo o redactora; ejemplos de quienes ya han pasado por estas redes— le permite incidir en la idea central de Literates. "De esa forma se ve que los perfiles son variados, que vengas de donde vengas, puedes escribir".

Crear comunidad

Esa idea no es solo un bonito planteamiento para atraer comunidad. Mazón, Pérez y el resto de miembros de Literates salen a la calle para encontrar ese público que gusta de las letras y que juega con la idea de lanzarse a la aventura de llenar la nota en blanco.

Esta quincena arrancan con ese plan de encuentros, abiertos a las diferentes localizaciones. "Esperamos que vengan amigas y familiares", prosigue Mazón, "pero quizás sea el factor sorpresa y que venga cualquiera". De este primer encuentro, más allá de la presentación oficial que tuvieron dentro del festival literario Alicante Noir, "queremos ver el tipo de público que se acerca".

En aquel evento dominaron los estudiantes, compañeros de colegio que querían ver a profesoras que supieron transmitir el amor por las letras en castellano y valenciano. "Era como devolverles el regalo que nos hicieron", recuerda emocionado Mazón, "y que puedas exponer todo tu trabajo".

Ese relevo fuera de las aulas es el que han decidido asumir. Mazón y Pérez contarán con el apoyo de los otros fundadores, Mar Pina, Juan Carlos Cortés y Ainhoa Payá. "La idea es que hable gente joven con la que no lo es y lo importante es que se lea cualquier cosa y que se pongan escribir".

A eso ayudará la misma Pérez, especializada en literatura creativa, que ofrecerá consejos para que "ese miedo a la página en blanco o al no sé escribir se rompa". Ahí Mazón promete un buen futuro porque "las pruebas que hemos hecho son brutales". Y con ellas pavimentar ese deseado camino, que la gente lo disfrute sobre todo".

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