En un chalé entre naranjos en la Comunidad Valenciana, de los de ir a comer un domingo la paella, cae un pequeño meteorito que abre un portal interdimensional. Ese es el punto de partida del primer largometraje de Alberto Evangelio, estrenado en Sitges, Visitante. Con él, este director alicantino apuesta por el cine de género hecho en casa para crear desde esa cercanía más desasosiego en el espectador.
Evangelio ya había tratado ese escenario en la serie de humor costumbrista para À Punt Diumenge, paella. "Quería hacer un largo que explorara personajes cotidianos que todos podemos reconocer pero en el que se introdujera la ciencia ficción. Y me parecía muy interesante la idea de las realidades alternativas porque te ofrece muchos prismas y se puede crear una historia de thriller muy potente". Con eso consigue lo que quería, "una historia de cine fantástico muy peculiar con personajes de aquí".
Tan particular es también como define a esa casa de campo que se convierte en un personaje más. "Lo rodamos en Puçol, en una casa de los años 50, con una arquitectura bastante especial que nos ayudó a crear la atmósfera de suspense de la película". Por eso cree que "la Comunidad Valenciana es un lugar maravilloso para rodar y se hacen pocas películas de género".
Esta serie la sirvió para crear una fórmula de trabajo que ha querido trasladar también en la película que ha estrenado esta semana, "heredé el crear un grupo muy implicado en el proyecto". De ahí se trae también al valenciano Carles Sanjaime, al que "le escribí un papel porque quería volver a trabajar con él como fuera y es un género que no ha trabajado mucho y también ha funcionado".
El reparto
Antes de Diumenge, paella los cortometrajes le abrieron el camino para festivales como Sitges, donde los ha estrenado con frecuencia. La conexión que siente con el público habitual, en el que se identifica plenamente como uno más, es la que le hace vivirlo como un honor el entrar a competición y acompañar a las otras dos películas españolas en la selección oficial, Tres y El Páramo.
Iria del Río, la protagonista de Antidisturbios, se lanza al reto de un doble personaje que le ofrece Evangelio. "Cuando me empezó a mostrar lo que había preparado para los dos personajes fue de lo mejor del proceso porque vi que realmente tomaba forma como yo había imaginado, incluso mejor porque enriquecía la historia", cuenta.
Y si con ella está contento, con Miquel Fernández que interpreta a la pareja de Iria, también siente que ha sido "increíble trabajar porque es un actor que lo da todo y es muy natural". A ambos les enfrenta a lo invisible, uno de los retos físicos que exige el argumento, y por eso agradece esa implicación en esta parte para crear ese terror psicológico que resulte creíble a partir de pocos elementos.
El trío de intérpretes principales se cierra con Jan Cornet, para quien también comparte las alabanzas anteriores. Y Evangelio destaca también el papel de Sandra Cervera, con la que lleva trabajando desde hace quince años, "es como mi hermana porque nos acompaña en todos los proyectos de Beniwood", su productora. Con ella afronta el reto de introducir el elemento fantástico en una película de la que reconoce que es arriesgado abordar conceptos como los multiversos "porque en España se trabaja poco la ciencia ficción".
Visitante se convierte en la prueba de que sí es posible abordarlo para intentar conquistar no solo el mercado local sino el internacional. ¿Por qué no apostar por algo naturalista con género fantástico?, se preguntaba. De momento ya ha conseguido una prueba de ese apoyo al aparecer como candidata a la mejor película en los Premios Gaudí que se entregarán el 6 de marzo. Y también la están promocionando estos días en el mercado cinematográfico de la Berlinale, de la mano del Institut Valencià de Cultura.