Alicante

La vuelta a la actividad de los estudios Ciudad de la Luz de Alicante ya da sus frutos en las pantallas. Y, de forma casi inesperada, se han encontrado con uno de los mayores éxitos en la historia de sus rodajes: En las profundidades del Sena.

Los datos acompañan a esta película estrenada hace un mes en Netflix. Ha sido número 1 en 85 países. Suma más de 83 millones de visualizaciones y en menos de un mes se mantiene entre las tres películas de habla no inglesa más vista del mundo.

¿Y qué historia cuenta para tener este éxito global? El director Xavier Gens sitúa a la actriz Bérénice Bejo como una experta en tiburones que descubre que un ejemplar mutante es capaz de llegar del océano Pacífico hasta París para desatar el pánico.

La historia de acción y suspense aprovecha el interés por este tipo de escualos para hablar también de la explotación de los mares y su conversión en vertederos de plástico. De hecho, la acción arranca en medio del océano en la llamada isla de basura.

Ese es el punto en que destaca Ciudad de la Luz. Las posibilidades que tiene el estudio son las que permiten hacer más fácil este rodaje gracias a su espectacular tanque de agua, que tan bien supo aprovechar Bayona cuando rodó en él Lo imposible.

Esta vez el equipo de Xavier Gens pasó dos semanas y media rodando en Alicante en este tanque de agua y también frente a la costa de La Vila Joiosa. En el litoral de esta población es donde arranca las tomas exteriores de la embarcación con que empieza la historia.

En el rodaje en Alicante participaron 150 personas, lo que permitió que se generaran 3.000 pernoctaciones. Y eso tiene su impacto económico, como se encargan de recordar desde este organismo dependiente de la Generalitat Valenciana, ya que lo estiman en 1,8 millones de euros para esas dos semanas de rodaje.

Una de las escenas grabadas en la costa de La Vila Joiosa. Niete Rodriguez Netflix

El paso de la producción por la ciudad sí tiene una referencia explícita en la película ambientada en París. En un momento determinado se presenta la reacción mundial a la situación del tiburón y en ese montaje es donde aparece la plaza Gabriel Miró, con la popular fuente de L'Aiguadora.

El gran éxito que ha supuesto la película ya ha abierto las puertas a que se plantee que haya una secuela, aunque está aún no se ha confirmado.